lunes, 24 de septiembre de 2018

LA ABJURACIÓN DE GALILEO GALILEI: UNA HERRAMIENTA PARA LA LECTURA CRÍTICA


Fanny Ortiz. 2018
fannyortiz997@gmail.com

Hola a todos. Un saludo especial a mis alumnos. Para hoy pensé en realizar un ejercicio de lectura con una fuente primaria. Aprovechando que Internet brinda la posibilidad de acceder a este tipo de documentos sin necesidad de ir al archivo. Qué les parece si viajamos en el tiempo y nos ubicamos en la Italia del siglo XVII. Para ser más exactos en el convento de Minerva, en 1633.

!Tenebroso!, ... Tal vez. Está en pleno el Tribunal de la Inquisición, escuchando la abjuración de Galileo Galilei. Abjurar era el acto por el cual el Tribunal sometía al arrepentimiento público, a los acusados por herejía. En 1764, en Santafé de Bogotá, José Celestino Mutis fue llamado por el Tribunal. Adivinaron la razón; enseñar la teoría heliocéntrica (la tierra gira alrededor del sol). 

Pero volvamos a Minerva. Galileo fue retenido en este convento, después de que el padre Niccoló Lorini se manifestara en un sermón público contra la teoría heliocéntrica y presentará la denuncia en contra de Galileo por herejía. Pero los problemas con la iglesia empezaron con una carta escrita a la duquesa de Toscana, Cristina de Lorena, quien estaba interesada en dicha teoría. Esta carta fue la razón por la que se le citó a Roma, por primera vez. La situación empeoró con la publicación del "Dialogo sobre los dos máximos sistemas del mundo" en 1632, es decir, un año antes de enfrentar un juicio ante el Tribunal.

Si les dejo la tarea de transcribir La Abjuración de Galileo, no tendrán mayor problema. Hoy en día circula en varias páginas de Internet y por supuesto está sujeta a muchas lecturas. Pero ésto, no fue así siempre. La Abjuración, circula por el ciberespacio a partir del 2012. Durante mucho tiempo fue un misterio su custodio, sus traductores, sus interpretes. 

Indagando entre los biógrafos de Galileo, encuentro citados a Kari Von Gebler (1879) y John Joseph Fahie (1903), en: Revista electrónica heurística jurídica, artículo de Jorge Alberto Silva Silva. Tal parece que en el libro de Fahie, apareció La Abjuración traducida del latín al inglés, ésta habría sido el residuo de múltiples observaciones de las que debió ser objeto, el documento en su largo paso por los anaqueles del Vaticano. Según estas citas, los documentos de Galileo habrían sido llevados a París en 1809 por orden de Napoleón, donde permanecieron hasta su primera abdicación. Varios años después fueron regresados al Papa Gregorio XVI. Y según Silva, de manera misteriosa habrían sido reemplazados en la Biblioteca del Vaticano por el Papa Pío IX. En 1848, se inició una traducción francesa por orden de Napoleón, pero no alcanzó su culminación. Leyenda rosa, tal vez.

Siendo así las cosas, permitanme la duda, acerca de la fidelidad en cuanto a que las traducciones que encontramos en Internet, correspondan a transcripciones del original en latín, como quieren hacer ver mis colegas. Me explico; la popularización del documento en redes se dio después de 2009, durante el Papado de Benedicto XVI, quien pronunciaría misa, en memoria de Galileo Galilei y los errores de la iglesia. Más tarde en 2012, cedería parte de la Biblioteca al Museo Capitolino de Roma, para la custodia, protección y difusión de estos materiales. Claro, no sin antes pasar por la finísima, pero cortante lupa eclesial. No fue gratis, que en 1981, Juan Pablo II creará un comité especial para desempolvar el proceso de inquisición a Galileo. Yo me sostendría en la duda. Como dice el argot popular "del dicho al hecho hay mucho trecho". No sabemos que tan fieles, conservadas y completas habrán llegado esos folios antiguos. 

El caso es, que lo que  encontramos en Internet, da la sensación y me atrevo a manifestarlo, de no ser el resultado de las exhibiciones del material primario, tan publicitadas en 2009, como los archivos secretos del Vaticano. Es apenas lógico, el bloggero no siempre es un historiador. Para el caso que nos ocupa, que es la pregunta general de este blogger; el origen de los contenidos que se cuelgan en Internet y la fidelidad, no solo en difundir una  verdad histórica, sino la comprensión del pasado. La Abjuración que circula en Internet, no corresponde a una transcripción del original en latín, es más, el origen de la fuente, tiene una historia por sí misma y así mismo una interpretación, cosa mis colegas olvidan citar.

Aunque hoy en día acceder al material histórico a través de Internet, es más fácil que hace unas décadas (lo hemos demostrado en este blogger) y se los diré con un ejemplo; la Biblioteca del Museo Capitolino de Roma, nos ofrece una apps para android, con la cual llevar sus existencias en el bolsillo. La intención es más taquillera que loable, diría yo. El problema es que estos materiales, están en latín, otros en lengua vulgar de los siglos XVI y XVII, italiano seguramente, una lengua antigua casi inentendible. Tendrían que ser expertos, si quieren acceder al conocimiento de está forma. A mí me parece que mis colegas, deben citar con franqueza de dónde obtienen la información. La fuente secundaria es igualmente valedera. En ningún blogger en los que aparece La Abjuración hay siquiera una fotografía del primer folio de esta fuente. Por qué? Porque La Abjuración se tomó de la fuente secundaria y así mismo la interpretación.

Como no sabemos mucho de la historia del documento, es más, asumimos que es el documento real y original, me quedan varias dudas; preguntas que me parece que uno debe hacer antes de leer lo que aparece en Internet. Dado que la escritura del texto abjurado fue leído en voz alta por Galileo, en latín, más no fue escrita de su puño y letra, pues era parte de la rendición a la que sometía el Tribunal a sus acusados, claramente es lectura obligada, y no corresponden a las posiciones de Galileo.  Pero de ahí, a sostener que Galileo parafraseo, "Eppur si muove ... eppur si muove" [Pero en verdad se mueve] sin exponer el constructo histórico, es una falsedad y un error que aparece en los blogger, que leen públicos generalizados.  

Yo recomiendo leer el material primario en tres momentos y siempre preguntando por el origen de la fuente; inicialmente pensemos quién lo escribió, está labor debió haberse encargado a un miembro del Tribunal. La lectura a la que fue sometido Galilei, fue parte de la acción del abjuramiento, la escritura, en cambio, debió ser el resultado de las preguntas del interrogatorio. Pregúntense si al documento se le habrían hecho correcciones, si el Tribunal acostumbraba a sacar alguna copia y qué pasó con el documento una vez realizada la abjuración. Por otro lado; durante la abjuración, tenga en cuenta que la lectura es parte de la penitencia del condenado, Galileo lee en latín, está anciano y ha sido sometido a la humillación de retractar sus posiciones. Pregúntense quiénes se encontraban en este sacro recinto, cómo fue el trato a Galileo, hay algún tipo de escribano quien redactara un acta? Por último, qué camino tomo el documento, dónde reposó, existieron copias en lengua vernácula, en italiano, por ejemplo, cuándo se realizaron, qué opinión tuvieron los "galileistas" de la época, durante el encierro, se le permitieron visitas, quién pudo haberlo visitado. 

Haciendo estás salvedades les dejo La Adjuración que aparece en el libro de  Manuel Campuzano Arribas publicado en 2007, así como la denuncia de Lorini que aparece en: hispanismo.org;  para que ustedes saquen su propia conclusión, y observen de que lado se inclina la balanza.

En la bibliografía anexo los enlaces de páginas en las que se puede ver distintas versiones de La abjuración. 

Veamos

Abjuración de Galileo;

... Yo Galileo, hijo del fallecido Vincenzo Galileo de Florencia, de 70 años de edad, constituido personalmente en juicio y arrodillado ante vosotros Emmos. [Eminentísimos] y Rdvmos.[Reverendos] Cardenales, Inquisidores generales contra la perversidad herética, en toda la República Cristiana, teniendo ante mis ojos los sacrosantos Evangelios, que toco con mis propias manos, juro que siempre he creído, creo ahora y con la ayuda de Dios creeré en el futuro, todo los que sostiene y predica la Santa Católica y Apostólica Iglesia. Pero puesto que por este Santo Oficio, por haber yo, después de haber sido intimidado jurídicamente con mandato por éste que de todos modos tenía que abandonar la falsa opinión de que el Sol es el centro del mundo y no se mueve, y que la Tierra no es el centro del mundo y se mueve y que no podía sostener, defender ni enseñar en modo alguno, ni de palabra ni por escrito, la falsa doctrina mencionada, y después de haberme sido notificado que la citada doctrina es contraria a la Sagrada Escritura. Haber escrito y dado a la imprenta un libro en el que expongo la mencionada doctrina condenada, aduciendo en su favor argumentos muy convincentes, sin aportar ninguna solución; he sido por este hecho, declarado vehementemente sospechoso de herejía, esto es, de haber creído y sostenido que el Sol está en el centro del mundo y está inmóvil, y que la tierra no está en el centro del mundo y se mueve.

Por tanto, queriendo borrar de la mente de Vuestras Eminencias y de todo fiel cristiano esta fuerte sospecha, justamente concebida contra mí, con corazón sincero y fe no fingida abjuro, maldigo y detesto los susodichos errores y herejías y en general cualquier otro error, herejía y secta contraria a la Santa Iglesia; y juro que en el futuro nunca diré ni afirmaré de palabra ni por escrito cosas que puedan suscitar semejantes sospechas de mí, y que si conozco algún herético o alguno que sea sospechoso de herejía lo denunciaré a este Santo Oficio, o al inquisidor u Ordinario del lugar donde me halle. 


Yo, Galileo Galilei, he abjurado, jurado y prometido y me he obligado; y certifico que es verdad que, con mi propia mano he escrito la presente cédula de mi abjuración y la he recitado palabra por palabra en Roma, en el convento de Minerva este 22 de junio de 1633. 

Yo, Galileo Galilei, he abjurado por propia voluntad.


Denuncia de Lorini; en: hispanismo.org

(7 de Febrero de 1615)

Ilustrísimo y Reverendísimo Señor:

Además del deber común de todo buen cristiano, existe una obligación ilimitada que vincula a todos los frailes dominicos, pues fueron designados por el Santo Padre como los sabuesos blancos y negros del Santo Oficio. Esto se aplica en particular a todos los teólogos y predicadores y, por tanto, a mí, el más bajo de todos y el más devoto de Vuestra Ilustrísima Señoría.

Me he encontrado con una carta que está pasando aquí por manos de todo el mundo, surgida de entre aquéllos que son conocidos como “Galileistas”, los cuales, siguiendo las opiniones de Copérnico, afirman que la tierra se mueve y que los cielos están inmóviles. A juicio de todos los Padres de este muy religioso convento de San Marcos, aquélla contiene muchas proposiciones que a nosotros nos parecen, o sospechas o temerarias: por ejemplo, que ciertas formas en que se expresa la Sagrada Escritura son inapropiadas; que en las disputas acerca de efectos naturales la misma Escritura ocupa el último lugar; que sus expositores a menudo están equivocados en sus interpretaciones; que la misma Escritura no debe inmiscuirse en ninguna otra cosa que no sean las materias concernientes a la fe; y que, en cuestiones acerca de los fenómenos naturales, el argumento de carácter filosófico o astronómico posee más fuerza que el de carácter sacro y divino. Vuestra Ilustrísima Señoría puede ver esas proposiciones subrayadas por mí en la carta antes mencionada, de la cual le envío una copia fiel. Finalmente, afirma que cuando Josué ordenó al sol detenerse, uno debe entender que la orden le fue dada al Primer Móvil y no al sol mismo. 

Además de estar pasando esta carta por manos de todo el mundo, sin que sea parado por las autoridades, me parece que algunos quieren exponer la Sagrada Escritura a su propia manera y contra la exposición común de los Santos Padres, y defender [298] una opinión en apariencia totalmente contraria a la Sagrada Escritura. Más aún, he oído que ellos hablan irrespetuosamente de los antiguos Santos Padres y de Santo Tomás; que pisotean bajo sus pies toda la filosofía aristotélica, tan útil para la teología escolástica; y, a fin de aparentar ingenio, profieren y difunden miles de impertinencias por toda nuestra ciudad, que se mantiene tan católica por su propia naturaleza buena y por la vigilancia de nuestros Serenísimos Príncipes.

Por estas razones me decidí, como ya dije, a enviársela a Vuestra Ilustrísima Señoría, quien está lleno del más santo celo, y quien, por la posición que vos ocupáis, es responsable, junto con vuestros ilustrísimos colegas, de mantener vuestros ojos abiertos en semejantes materias; pues, si os pareciera que hubiera necesidad alguna de corrección, vos podríais encontrar aquellos remedios que juzgarais necesarios, a fin de que un pequeño error al comienzo no se convierta en uno grande al final.

Aunque quizás podría haberos enviado una copia de algunas notas sobre la dicha carta hechas en este convento, sin embargo, por modestia me refrené, ya que os estaba escribiendo a vos, que sabéis mucho, y a Roma, en donde, como decía San Bernardo, la santa fe posee ojos de lince.

Declaro que yo considero a todos aquellos llamados Galileistas como hombres de buena voluntad y buenos cristianos, pero un poco presuntuosos y fijos en sus opiniones; del mismo modo, declaro que al tomar esta acción no me ha movido nada más que el celo.

Pido también a Vuestra Ilustrísima Señoría que esta carta mía (no me estoy refiriendo a la otra carta mencionada antes) sea mantenida en secreto por vos, como estoy seguro que lo haréis, y que sea considerada no como una declaración judicial sino sólo como una nota amigable entre vos y yo, igual que la de entre un sirviente y un patrón especial.

Y también os informo que la ocasión que dio lugar a este escrito mío fueron uno o dos sermones públicos dados en nuestra iglesia de Santa María Novella por el Padre Tommaso Caccini, comentando sobre el libro de Josué y el capítulo 10 de dicho libro.

Así pues, termino pidiéndoos vuestra santa bendición, besando vuestras prendas y pidiéndoos una partícula de vuestras santas oraciones.

Bibliografía:

Sentencia de la inquisición contra Galileo Galilei: el dogma contra la razón. En: Heurística Jurídica. Silva Jorge A.

Galileo Galilei. Ciencia contra dogma. Campuzano Arribas Manuel. 2007








lunes, 30 de julio de 2018

LOS NÚMEROS MAYA: UNA HERRAMIENTA PARA ACERCARSE AL CONCEPTO DE TIEMPO Y MEMORIA DEL MUNDO PREHISPÁNICO

Por: Fanny Ortiz
fannyortiz997@gmail.com

!Hola a todos¡ Se han preguntado cómo  aprendían nuestros pueblos prehispánicos. Resta convivir un par de días con alguna de nuestra comunidades indígenas, para entender que la escuela que conocemos llegó con los españoles. Que para nuestros pueblos el aprendizaje es obra del cotidiano vivir, no se repara en horarios o títulos, quienes enseñan son los mayores y el territorio es la gran maloka del saber.  

Me inquieta conocer cómo se aprendían las matemáticas en el mundo prehispánico, tal vez, porque nunca se me dieron en la escuela tradicional. Cuál fue el aporte de nuestros antepasados  en cuanto al saber contar y medir las cosas o el tiempo. Y si en alguna parte de nuestra América está en uso este tipo de  saber.

Como ya es costumbre del blogger, quiero ubicarlos en el tiempo para que observen los factores políticos y económicos que  generaron algún tipo de alteración social. En este caso debemos hablar de la Conquista Española y su propósito.

La monarquía española en bancarrota le apostó a una ruta comercial  a las indias, más corta o más barata. Se buscó  re-establecer esta economía decadente, vendiendo especias o, sal y pimienta. De tal forma, que la entrada del sistema de numeración indoeuropeo, llega  a través de los libros de cuentas de los funcionarios de la corona.

El saber contar se hizo tan funcional que se instalaron en América las primeras escuelas. Se enseñaron dos cosas fundamentales; las primeras letras del español y la suma y resta. El propósito general de estas escuelas, era catequizar en la religión católica y enseñar a contar el tributo que el indígena debía entregar al español. Como el tributo fue una obligación, los caciques cumplieron llevando el estado de su deuda, con  el uso de los números indoeuropeos o árabes, enseñados y dictados por el opresor.

Un sistema educativo con tal propósito pasaba necesariamente por la negación del saber ancestral. Por esta razón se prohibió hablar las lenguas nativas, se quemaron códices y los sabios fueron perseguidos. De ahí que nosotros tengamos poca o ninguna noción sobre otras formas de operación matemática, distinta a la tradicional europea.

En centro América los Mayas y Aztecas, habían desarrollado una escritura que quedó tallada y escrita en monumentos, estelas y códices, que no pudieron ser destruidos por los españoles. De tal acervo heredamos figuras antropomorfas, cefalomorfas  y unos caracteres usados por estos pueblos para designar cantidades. Por esta razón, conocemos las nociones usadas para medir el tiempo. Pero claro, hay que dar el merito a la arqueología clásica del siglo XIX. 

Gracias a este aporte se ha podido interpretar  lo que dicen los códices. Parte de ese acervo es asequible a través de Internet y lo podemos llevar hasta nuestras aulas, a través de fotografías e imágenes. 

Imagínense trabajar  con  nuestros alumnos el mundo prehispánico, a través de un taller de dibujo. Se me ocurre, un taller en el que el niño dibuje el número cefalomorfo Maya y o Azteca que representa su edad. Esto con el objetivo de  introducirlos por la pregunta sobre la importancia que tenía para nuestros antepasados el tiempo y la memoria. 


Números cefalormofos Maya de 0 al 20. Tomado de Internet


Para acercarse a esta pregunta tendríamos que explicar el sistema de numeración creado por los Mayas, es decir, en qué consiste la base vigesimal, o la cuenta de veinte en veinte. El sistema posicional, en el que valor cambia según la ubicación del carácter. El concepto de cero, en el que contrario a nuestro sistema indoeuropeo, para los Maya expresaba un ciclo completo, por lo tanto, es necesario expresar una categoría superior. Entonces el cero no representa una categoría vacía, por el contrario, representa algo culminado o lleno. 

Los  caracteres creados por los Maya son fáciles de entender y se basan en tres figuras. Una concha de caracol, designa una cantidad llena o culminada; este es el cero, un punto designa una unidad y una raya, designa cinco unidades. De tal forma, que con estas tres figuras lograron expresar cualquier cantidad. El carácter posicional, les permitió desarrollar operaciones matemáticas con sumas, restas, multiplicación y potencia. 

Números Maya. Tomado de internet




El sistema de numeración Maya es posicional, como se mencionó más arriba. Se cuenta de veinte en veinte, de tal manera, una vez que se llega a las veinte unidades, se empieza a contar, y para expresar que se cambia de la primera a la segunda categoría, se cambia de la posición horizontal a la vertical. Entonces, una posición vertical, quiere decir que es de segundo orden. Se expresa con un punto y la cuenca de caracol en la parte inferior. Así se forma el número veinte.

Número 20 en sistema Maya. Tomado de internet


La siguiente tabla circula por interne, es práctica y  fácil de entender. Es la versión digital elaborada en base a las unidades de tiempo expresadas en el códice Dresde, de origen Maya, probablemente del siglo XI o XII.  Estos códigos están bajo la protección de la Biblioteca del Estado Sajón, en la ciudad de Dresde, Alemania. Se sabe que el código llegó a la biblioteca en 1739, adquirido por compra a un propietario privado de Viena,  pero se ignora cómo llegó el códice a Europa.

Ahora bien, la tabla es producto de la de-codificación e interpretación que se ha hecho de las unidades numéricas que aparecen en el código Dresde. Muestra los números del 1 al 29 y se ha convertido en una herramienta práctica, para explicar el sistema vigesimal y posicional. El uso de esta tabla en la  práctica escolar en centro y sur América, se ha documentado en el trabajo de Mónica Lorena Micelli.

Números maya del 1 al 29. Tomado de Internet


Bibliografia:


Micelli Mónica; SISTEMAS DE NUMERACIÓN DE AMÉRICA PREHISPANA. SU PRESENCIA EN LOS LIBROS DE TEXTO EN ARGENTINA. En línea.

Micelli Mónica y Crespo Cecilia; ÁBACOS DE AMÉRICA PREHISPÁNICA. En línea.





miércoles, 27 de junio de 2018

LA VORÁGINE, EL PRINCIPITO Y CIEN AÑOS DE SOLEDAD: TRES NOVELAS INSPIRADORAS, LEÍDAS DESDE SUS BORRADORES.

Fanny Ortiz
fannyortiz997@gmail.com

"No sé dibujar. Dos veces intente dibujar un barco y un amigo me preguntó si era una patata"
Antoine de Saint Exupéry

! Hola, amigos! A propósito que estoy participando por una beca en la Biblioteca Nacional de Colombia, para transcribir el libro I de los manuscritos de La Vorágine, me pregunto si mis novelas favoritas tienen en custodia los manuscritos y documentos primarios que dieron paso a su alumbramiento. Les estoy hablando … !bueno! creo que es predecible, de La Vorágine del colombiano José Eustasio Rivera, escrita entre 1922 y 1924, El Principito del francés Antoine de Saint Exupéry, escrita en 1943 y Cien Años de Soledad, de nuestro premio nobel Gabriel García Márquez, escrita entre 1965 y 1966.


Pues bien, en el repositorio de la Biblioteca Nacional de Colombia, están colgados tres PDF, que a su vez dan cuenta de los libros físicos, que conforman los manuscritos de La Vorágine. Fueron escritos en libros de contabilidad, a lápiz de mina azul y están firmados por Rivera. La biblioteca los adquirió en 2006 de manos del señor Sergio Calderón, descendiente de Rivera, por compra patrimonial. Desde entonces la custodia y protección pasó a manos de la biblioteca.




La Vorágine. Manuscrito, 1922- 1924. BNC.


El manuscrito original de El Principito reposa en la Biblioteca Pierpont Morgan, ubicada en Nueva York. Dicha biblioteca mantiene la custodia y protección de estos materiales desde 1968, cuando Silvia Hamilton Reinhardt amiga de Exupéry, decidió realizar la entrega. A su vez, la mujer los habría recibido de las manos del escritor temporalmente, mientras éste se internaba en el escuadrón de África del Norte, misión de la que nunca volvió.

Para 1943, año en que desaparece Exupéry, el francés ya conocía la edición de su libro en inglés. El tiraje alcanzó los 525 ejemplares que fueron numerados a mano y firmados por el autor. La publicación estuvo a cargo de Reynal & Hitchcock, bajo el título The Little Prince. Cuántos de ustedes tienen una reliquia de estas, firmadas por Saint Exupéry, en algún rincón de casa. Seguramente el francés, entregó los manuscritos a Hamilton pensando en una custodia temporal.

Por otro lado, nuestro Nobel de Literatura, Gabriel García Márquez, quien  murió en 2014 a los 87 años de edad, dejo un legado invaluable, para la historia de la literatura y de la política latinoamericana. Se trata de la Biblioteca de Gabo. No es claro, si buscar un custodio en adopción para la Biblioteca, fue una decisión familiar, o una petición del mismo Gabo antes de morir.  El caso es que la entrega se realizó al Instituto Harry Ransom Center, The University of Texas at Austin, por compra patrimonial, mediada por Glenn Horowitz Bookseller, apoderado de la familia y facilitada por  Estudios y Colecciones Latinoamericanos LLILAS Benson.



Cien Años de Soledad. Copia mecanografiada. Harry Ransom Center. Universidad de Texas. 


Desde entonces, la Universidad de Texas emprendió una maratónica tarea de clasificación, catalogación y digitación del material en custodia, además de convertir cada uno de las existencias de Gabo, a un formato digital. El archivo en línea está a disposición del público desde 2017. Hace parte del repositorio de Harry Ransom Center. Se compone de aproximadamente 27.500 documentos digitados del archivo físico. Ustedes pueden navegar e involucrarse con el creador del realismo mágico, conociéndolo desde su riguroso proceso como escritor. Aquí les dejo un enlace para acceder a esta plataforma,



En ella pueden consultar la copia mecanografiada de Cien Años de Soledad. La cual está en una etapa avanzada. Parece ser uno de los borradores, anteriores a la entrega para la editorial Sudamericana. Cuenta con pocas anotaciones, pero es bellísimo acercarse a la rigurosa técnica usada por Gabo. 

Qué nos puede arrogar un manuscrito a la hora de acercarnos a la obra. Con el manuscrito de La Vorágine, tenemos la certeza de la autoría del escrito, dada por la signatura que aparece al final del libro I, la cual dice: “Este cuaderno viajó conmigo por todos los ríos de Colombia durante el año 1923, { ... } Sus páginas fueron escritas en las popas de las canoas y las piedras que me sirvieron de cabecera, sobre los cajones y rollos de cables, entre las plagas y los calores. Terminé la novela en Neiva el 21 de abril de 1924. José Eustasio Rivera".

El manuscrito aunque incompleto, parece ser un borrador, no el primero ni el último, si se le compara con la primera edición de la Revista Cromos. Con páginas perdidas, y anexos que dan cuenta de la vida diplomática de Rivera. El valor está dado por constituir una fuente primaria para revisar el proceso creativo y fuente histórica, sobre la frontera y la región de los llanos orientales y la amazonia.

En este manuscrito, no existe un acervo documental, como si aparece en Gabo, por ejemplo; en Crónica de una Muerte Anunciada. En La Vorágine hay que leer entre líneas, y preguntar a Rivera, qué pasaba en esos territorios, qué es lo que tanto le afanaba mostrar.

Rivera de preferencia opta por el manuscrito. Cuántos borradores, cuántos dolores de cabeza, anotaciones, tachones. Sin duda el autor vive su propia vorágine al escribir. Y es hermoso leer y encontrarse uno mismo, al percibir al hombre enfermo, que lucha por culminar su obra. Uno se preguntar, bueno y cuál es mi vorágine?


García Márquez, es más técnico, con correcciones muy precisas, cuenta hasta el último detalle. Sus personajes están bien documentados. Parece dejar material suficiente con que reconstruir el relato desde el proceso creativo. Rivera no, para denunciar las atrocidades que se vivían en La Chorrera y El Encanto inventa una estrategia, con la intención de que sus contemporáneos crean en la veracidad del relato. Es más, inventa un epilogo, en el cual afirma haber recibido de manos de Arturo Cova los manuscritos. Si!, los mismos mencionados en este ensayo.


Muy distinta es la cosa con Exupéry, nos deja sobre el manuscrito anotaciones profundas y del alma. Que hacen pensar al lector, bueno, realmente el hombre se dispuso hacer un dialogo intimo con su propia niñez, algo así como una autobiografía. En la última parte del manuscrito aparece esta frase que Exupéry decidió excluir, "Como no formo parte del juego, nunca dije a las personas grandes que no soy como ellos. También les escondí que siempre tuve cinco o seis años en el fondo de mi corazón. Y les escondí mis dibujos. Pero quiero enseñárselos a mis amigos. Estos dibujos son los recuerdos"


Hoy en día, con los materiales en custodia, se ha permitido sacarlos del deposito y ser exhibidos al público, aunque en contadas ocasiones. En 2009, se exhibió el manuscrito de La Vorágine, durante tres días. Contó con un acto inaugural en donde se ambientó la lectura de algunos pasajes del libro, con sonidos de la selva y muestras de arte. En 2014, la Pierpont Morgan, exhibió 35 acuarelas y 25 páginas del manuscrito de El Principito, la ambientación evocó al Nueva York de la Segunda Guerra.


Parece ser que los manuscritos de Exupéry, han sido los más frecuentados, no solo por visitantes. El investigador Chistophe Quillien, revisó el manuscrito de letra enredada,  desde el punto de vista de la creación. En su libro, El Principito. Enciclopedia Ilustrada, se repasan las correcciones, los párrafos eliminados, las acuarelas y el capitulo inédito de Exupéry. Editada por  Lumberg en  2015. Aunque ya en 2014 existía la publicación de un facsímil del manuscrito original.


Por lo que respecta al manuscrito de La Vorágine, esperamos que este año se pueda exhibir nuevamente al público y obtener la transcripción. Sobre la Biblioteca de Gabo, este si que es un tesoro ya presto a las miradas de estudiosos e investigadores. Harry Ransom Center adelantó magistralmente la clasificación del material original y resta acercarse desde la inquietud y la pregunta.



viernes, 27 de abril de 2018

EL PRINCIPITO: CONTADO PARA PRINCIPITOS DE SIETE.


!Hola amigos! les ha pasado que quieren motivar la lectura en sus niños y no encuentran el libro adecuado. Muchos padres y docentes pensamos en "El principito" pues es un libro hermoso y lleno de valores. Pero lo dudamos porque es una novela de temática trascendental. !No lo dudes! Nuestros hijos pequeños están en la edad de aprender de sus superhéroes. !Nosotros!  Nos ven todo el tiempo y aprenden de lo que les damos.

Aquí les dejo El Principito, para leerlo a manera de cuento antes de dormir. Me excuso, pues no pude aguantarme las ganas de dedicárselo a mi Sarita.


A Sara;

Sé que te debe resultar agotador dar y dar siempre las mismas explicaciones como si una gran muralla estuviera en mi cabeza
Cuando compartes con migo, me haces sentir como regando una plantita, que pronto abrirá para perfumarlo todo con ricos aromas
Pero quiero que entiendas que cada adulto viene con su propia muralla
Los hay con murallas grandes, otras pequeñas, unas son notorias y otras casi invisibles
No puedo evitar que te tropieces, resbales, o te caigas,
pero si puedo enseñarte a que camines sobre ellas superando el malestar que producen
Sara, te quiero contar la historia de un amigo de otro planeta, el pequeño príncipe



Imagen tomada de internet

Un día este príncipe se le presentó a un aviador que había caído en el Sahara y le pidió que le dibujara una oveja. El aviador que ya era un poco mayor, ante la petición del príncipe recordó que perdió el ánimo por el dibujo a los seis años, cuando dibujó una boa constrictor devorando un elefante y la gente mayor pensó que era un sombrero. La imagen de ese dibujo había quedado grabada en su memoria, así que en lugar de una oveja, el aviador dibujó a la boa y se la enseñó al príncipe, quien respondió; 

-! No!, !No!, No quiero un elefante dentro de una boa.

Ante tal cosa, el aviador dibujo una oveja que a nuestro príncipe le pareció que estaba muy enferma, luego dibujo otra oveja que a nuestro príncipe le pareció que era un carnero, luego otra más, que a nuestro príncipe le pareció que estaba vieja. Ya agotado dibujo una caja y le dijo al príncipe que la oveja estaba dentro, éste miro como buscándola y le pareció perfecta para su planeta porque era pequeña y venía en su cajita donde podía dormir. 

El príncipe muy pensativo le preguntó al aviador si las ovejas comían arbustos;

-Sí,... las ovejas comen arbustos-, le respondió el aviador. 

-¿Y comen baobab?

-Sí, -pero éstos son demasiado grandes para una oveja-, -ni una fila de elefantes podría comerse un baobab-, afirmó el aviador.


El príncipe sabía que el aviador era grande, testarudo y no veía las cosas importantes, entonces le aclaró que como en todo suelo, en su planeta había semillas buenas de plantas buenas y semillas malas de plantas malas. Por lo que era necesario reconocerles antes de que germinaran y arrancarlas de inmediato, si no, infestaría todo y hasta podría hacer explotar el planeta. De tal forma, dijo el príncipe;

-Se debe ser disciplinado y deshojar a diario-. 

-¿Las ovejas comen flores? ¿Se comen las que tienen espinas?

-Si- contesto el aviador.

-¿Para qué sirven las espinas?

 El aviador que estaba atareado con un perno rebelde, subió el tono y dijo:

 -! Las espinas no sirven para nada! -! No son más que pura mala intención de las flores! 

Pero el príncipe, lleno de enfado por la gran distancia entre él y el aviador no tuvo de otra que gritar:

-Las flores son débiles-. -Son ingenuas-. -Ellas aseguran su tranquilidad como pueden-. Conozco una flor que solo existe en mi planeta a la que una pequeña oveja puede aniquilar sin darse cuenta.

 -¿No es importante eso?

Entonces el aviador humillado se reconoció en su grandísima, pero grandísima muralla.

El príncipe recordó con nostalgia a su flor, que era una rosa, en realidad. -No debí volar- dijo para que el aviador escuchara.

Entonces se dio a compartirle al aviador sus sentimientos por la flor. El día en que broto, el pequeño príncipe supo que no era una flor modesta. Recordaba como se creía pariente del sol. El día en que se conocieron, pidióle un globo para protegerla del frío en las noches. Era vanidosa, caprichosa y un tanto arrogante, pero hermosa y conmovedora. La flor había colmado el planeta de aromas y centellos, pero el príncipe, que no reparaba en los actos, huyo agobiado por la cantaleta de la flor.

El aviador, ahora muy atento, se dispuso a escuchar las aventuras del príncipe.

El primer planeta que visitó estaba en posesión de un rey solitario que daba órdenes a todo; te ordeno ponerte de pie, te ordeno sentarte, te ordeno hablar, te ordeno callar, bla ... bla ... bla ...  Era muy fastidioso, pero magnificente.

Era un rey absoluto y universal, de quien él mismo afirmaba, las estrellas le obedecían. Ante semejante prueba de autoridad, el pequeño príncipe pidió una gracia del rey. Pidióle una puesta de sol, que el rey concedió para las siete y cuarenta. Pero el príncipe cansado, aburrido y decepcionado de la superficialidad del rey, se dispuso a marchar. Ante el peligro de no tener un súbdito, el rey prometió al pequeño príncipe ser ministro de justicia, pero al príncipe no le interesaba ser ministro porque en este planeta no había nadie a quien juzgar. -Podrías juzgarte a ti mismo-, replico el rey. Pero él sabía perfectamente que podría juzgarse a sí mismo, sin ser un ministro.

El segundo planeta que visitó nuestro príncipe estaba habitado por un hombre vanidoso quien saludó al príncipe quitándose el sombrero una y otra vez, pero no por cortesía, sino creyéndose admirado por el recién llegado. Pidió al príncipe que chocara sus palmas para poder bajar el sombrero en ademan de grandeza, pero después de unas cuantas veces, el juego se volvió aburrido. Además el vanidoso estando tan arriba, le parecía que nuestro príncipe tenía una vocecita infantil y por tal, no lo escuchaba. -Que extrañas son las personas mayores- Pensó el príncipe desconcertado.

El siguiente planeta estaba habitado por un bebedor que estaba sentado frente a una colección de botellas vacías y botellas llenas.

 -¿Qué estás haciendo?- pregunto el príncipe.

-Bebiendo- Respondió el bebedor,

 -¿Y por qué bebes? -Para Olvidar-.

-¿Para olvidar qué? -No sé, ya lo olvide-.

Y contagiado de la misma melancolía del bebedor, partió el pequeño príncipe.

En el cuarto planeta vivía un hombre de negocios que se la pasaba el tiempo contando no se sabe qué. Todo sumaba quinientos y un millones setecientos veintidós mil setecientos treinta y uno.

-¿Quinientos millones de qué?- Preguntó el príncipe.

-¿Quinientos millones de qué? - Volvió a preguntar el príncipe. 

-De, de, de... estrellas. -Son mías, las cuento porque las poseo-.

-¿Y de qué sirve poseer las estrellas?-.

Pues para saber que son mías. Este hombre razona igual que el bebedor -pensó el príncipe.

El príncipe trato de ponerse en los mismos zapatos que el hombre de negocios, pero no hallaba gracia en ello. Pensó en que la flor de su planeta era suya, pues la regaba todos los días. Le era útil. Pero el hombre de negocios de nada le servía a las estrellas. Y con mucho enfado se marchó de este planeta, cuestionando el egoísmo de la gente.

El quinto planeta estaba ocupado por un farolero fiel a quien el príncipe llego a amar, pues lo que hacía lo hacía por gusto y porque era útil para su planeta. Era verdaderamente hermoso el farolero y tan distinto a los otros hombres que había conocido, ellos, hacían cosas para agradarse a sí mismos. Este hombre realmente le era fiel a su trabajo que era apagar y prender el farol.


Imagen tomada de internet


En el siguiente planeta habitaba un geógrafo que estaba ciego y sordo. Se le presentó al príncipe como un sabio. Y sin más nuestro príncipe no pudo resistirse a preguntar sobre los océanos, mares y montañas de este planeta, pero con gran decepción se dio cuenta de la enfermedad del geógrafo; padecía de exceso de desconfianza. Nunca había caminado por su planeta porque, como su nombre lo indica, él escribía y no necesitaba caminar para escribir. Entonces, jamás había contemplado la tierra y por tanto no había disfrutado  de sus paisajes, pues eso no era cosa de geógrafos.

El último planeta fue la tierra, en la cual encontró una serpiente atenta a las palabras del príncipe pero no por amabilidad, sino por interés.


Imagen tomada de internet


-Al que toco, lo devuelvo a la tierra de dónde salió-, dijo la serpiente.

-Puedo ayudarte si un día extrañas demasiado a tu planeta- insistió la serpiente.

El principito a quien le interesaba conocer a los hombres de este lugar, no reparó en que la serpiente le quería morder.

Otro día encontró un jardín con miles de rosas iguales a su rosa. Pero el príncipe quien no había aprendido a amar del todo, lloró pensando en que su rosa se sentiría humillada, cuando supiera que él había conocido miles más dentro de su especie.

Un día apareció un zorro. 

-Ven a jugar con migo- le propuso el príncipe.

-No puedo, no estoy domesticado- respondió, el zorro.

Pero el príncipe no sabía que era exactamente domesticar, entonces el zorro le explicó que él no era más que un niño entre cien mil niños más y no tenía necesidad de él, si lo domesticara tendría necesidad de él y sería  único entre muchos. El príncipe no podía dejar de pensar en que su rosa lo había domesticado ya, pues era única y la necesitaba. Cuándo hubo de marcharse el príncipe, lloró el zorro y éste lo reprocho. Pensaba que el zorro se quedaba solo y adolorido pero no. Cada vez que los trigales eran batidos por el viento, llegaba el más bello recuerdo de uno risos dorados y era feliz. El príncipe marcho seguro de que alguien lo extrañaría y de que él extrañaba a su rosa. 

El día octavo de la avería del aviador se habían agotado el agua y las historias, entonces, cayeron ante la belleza del desierto. Para el príncipe el desierto era hermoso porque guardaba en él un poso de agua, para el aviador el desierto era hermoso por los susurros del silencio. Y con el príncipe dormido entre sus brazos caminó hasta encontrar un pozo. Bebieron de esa agua y ya saciados quedó un rastro de tristeza en el ambiente.

El príncipe exigió el cumplimiento de una promesa hecha por el aviador; un bozal para su oveja, fue así que conoció los dibujos del baobab y el zorro, que causaron risas al príncipe, pero el ambiente seguía trastornado.

-Debes trabajar- dijo el príncipe y el aviador partió llevándose la duda de cuán grande era el agobio del príncipe.

Al siguiente día el aviador encontró al príncipe en aparente alianza con la serpiente, quien a cambio de morderlo le prometió llevarlo hasta la estrella que ahora guardaba la rosa. Fue así, que el príncipe partió de este planeta, prometiendo al aviador ser una estrella sonriente y feliz para él. Siempre que mirara al cielo, habrían millones de estrellas sonriendo para él. 

martes, 27 de febrero de 2018

LA VORÁGINE: RELATOS OCULTOS SOBRE LAS TENSIONES EN LA FRONTERA COLOMBO-VENEZOLANA


Fanny Ortiz. 2018
fannyortiz997@gmail.com

Manuscrito. La Vorágine. José Eustasio Rivera.



A pedido de nuestros lectores, para esta entrada del blogger, hemos sometido a lectura nuestra querida novela "La Vorágine", que como ustedes saben está próxima a cumplir su centenario. Se me ocurre, indagar y buscar entre líneas aquello que el poeta quiso hacer ver a sus contemporáneos, y que de manera muy intencionada, pensamos, dejó, para la posteridad; su obligado examen histórico- antropológico. Pues bien, realicemos este ejercicio, siguiendo la primera parte de la novela, que trata de la huida de Arturo Cova y Alicia al Casanare y la estancia en la fundación "La Maporita". Según lo relatado, a través de Don Rafo, personaje secundario en esta parte, estos acontecimientos ocurren más o menos, en un periodo de dos meses.

De la primera parte, nos llama a atención, los conflictos entre los indígenas "Saliva" de Guanapalo y un hato cercano a la estancia La Maporita. De los Salivas, Rivera desconocía su pertenencia a ésta etnia y su alto grado de aculturación. Por lo que los describe como los indígenas del Guanapalo. Probablemente lo que narra, tiene que ver, con el paso de Rivera por los llanos Orientales, cosa que se hace entre 1917 a 1918, en calidad de apoderado, en un litigio por tierras.

Nos interesa resolver por qué Rivera construye su relato, privilegiando la postura regional, acerca de los conflictos entre indígenas y no indígenas. Llegar a una conclusión en estos momentos, pasa por contrastar fuentes históricas y relacionarlas con la historia personal y profesional de Rivera durante estos años, cosa que no se ha hecho. Siendo así, los invito a que nos acerquemos a la lectura de la edición de 1924 y el manuscrito de Rivera, ahora disponible en internet.

Bien, si uno quisiera tomarle el pulso al tema de las tensiones entre indígenas y no indígenas, sería importante establecer, dónde estaba ubicada La Maporita, pues las tensiones territoriales, están relacionadas con el tipo de ocupación. Ubicar La Maporita en algún punto geográfico de los llanos Orientales, nos podría dar una pista para entender, por qué Rivera, describe lo que pasó, de la forma en que lo hizo, es decir, tomando elementos de la oralidad llanera, pero privilegiando la postura más dominante.

Me explico, en los llanos Orientales de Colombia fue común ver al recién llegado como verdadero representante de la civilización. Tanto así, que se les decía "racionales". Este término se usaba siempre y cuando se hiciera alguna referencia al indígena de la sabana, a quien se les vio como  irracional. Se creó en torno a ello, un imaginario violento, que llevo muchas veces al exterminio, o como se decía en la región, a guahibiar. Así, quedó plasmado en los diálogos que dan vida a los personajes de la primera parte de la novela. La pregunta es ¿por qué?. Acaso a nuestro poeta, no se le reconoce como defensor de los más débiles y demandante de las injusticias que se daban por estos territorios.

Aclaremos una cosa, ese imaginario regional, lo vinimos a conocer los colombianos, apenas el siglo pasado. En 1967 en el hato "La Rubiera", en Arauca, se le dio muerte a 16 indígenas Cuiva, después de que unos vaqueros, los invitaran a comer carne. Estos hechos generaron polémica a nivel de los medios de comunicación, tanto por la crueldad y sevicia, como porque los colombianos entendían que en estos territorios, era "natural" matar a porrazos a las personas. Los testimonios de quienes fueron interrogados sorprendían por la afirmación, "de no saber que matar indígenas fuera malo".

Cuarenta y tres años atrás, José Eustasio Rivera, hablaba, del conflicto, casi que en los mismos términos en que se dio la masacre de La Rubiera, y al decir de las palabras del personaje central Arturo Cova "-¡No, no! ¿Cazarlos como a fieras? Eso es inhumano" Se entiende que Rivera, sabía  que en estos territorios el sentir popular dictaminaba que matar indios no era malo.

La novela La Vorágine se conoció en 1924. Y ha generado desde entonces múltiples lecturas. Para los primeros lectores, la controversia estaba dada por la veracidad del relato y la  certeza de que Arturo Cova, hubiera existido realmente. Pues a muchos trasnochó la idea de que los restos de un fiel coterráneo, no tuviera cristiana sepultura. Más tarde en 1932, por cuenta de la guerra con el Perú, se sabe que los soldados enlistados tuvieron la novela, como lectura de cabecera. No por sentimientos patrióticos, sino como manual para enfrentar la vorágine de la selva. Por qué no pensar, en que fuera inspiración para, un German Castro Caicedo, un Alfredo Molano. En fin, a muchos nos llevó mostró un camino.

Volviendo al tema, La Maporita, de la novela, bien pudo haber estado ubicado en esa Arauca de frontera, conflictiva y tensionante. Aseverarlo, de alguna forma, nos podría servir para, aclarar un poco, la composición del relato. Aunque no salvaría de un posible sesgo a nuestro querido poeta. Hay que dejar en claro, La Vorágine, con todo y que no es un relato crítico, en la primera parte, es de los primeros escritos, en donde aparecen y por tanto se denuncia, el maltrato del que fueron víctimas los indígenas.

Teniendo en cuanta que el límite entre Casanare y Arauca no estaba bien establecido para 1917- 1918 tiempo en el que Rivera visitó el hato "Mata e Monte", para muchos, el escenario que inspiró, a escribir sobre La Maporita y, aclarando, que en este año se dio la revuelta de Humberto Gómez, con la que se pretendía declarar Arauca como una república, cosa que no prosperó. Podríamos pensar que Rivera, de algún modo estaba imbuido por estos acontecimientos, no de gratis, fue lo primero que vio. Por lo que creemos que los aspectos que se relatan o fueron vistos, o fueron testimoniados a través de fuentes orales.  Lo que nos interesa es seguir un poco la pista al relato, construido por Rivera y aseverar  en la procedencia de estas fuentes. Porque no es lo mismo hablar sobre los indígenas siendo hatero o siendo veguero.

La siguiente frase, del personaje central, cuando describe el encuentro con Don Rafo, nos hace pensar que La Maporita, bien pudo haber estado ubicada en las sabanas de Arauca; "Ofrecionos ser nuestro baquiano de ida y de regreso y que a su vuelta de Arauca llegaría a buscarnos al hato de un cliente suyo, donde permaneceríamos alojados dos meses" Es más, cuando interviene el personaje Barrera, quien da un el referente puntual, sobre el Casanare, nos indica también que La Maporita, pudo haber estado ubicada en los límites con Arauca. Hay que recordar que, desde 1782 era la Capitanía General de Venezuela, y había recibido la migración de ex militares del hermano país. El personaje Barrera, manifiesta lo siguiente: “Pero con los asilados de Venezuela que la infestaban como dañina langosta, no se podía vivir".

Sin duda, se está describiendo un ambiente tenso. Y lo que es más importante, Rivera en su novela ubica con bastante claridad una zona, de contacto, que más tarde, va a coincidir con la zona de frontera colombo-venezolana. El río Arauca habría demarcado una región de frontera en donde confluía, los intereses de dueños de grandes hatos, llaneros e indígenas. Ese fue el ambiente que vio Rivera.

Por otro lado, el conflicto de La vorágine, muestra cómo, aparentemente "llaneros" e indígenas, compiten por los recursos del medio. Esta visión presenta un fuerte sesgo, que para el caso, deja muy mal a Rivera. Para el autor, como para la mayoría de la gente que visitaba el llano, llanero era quien andaba a caballo al servicio de algún hato. Y así muestra al personaje de Franco, en quien encarna las labores de vaquería, tan propias del llano. Franco, es un hombre del interior del país, llegado a los llanos por Arauca, después de un lio militar. Y no es gratuito, uno de los reductos de la época, un centro que alberga, a quien quisiera huir de algo, era la frontera, demarcada por el río Arauca. 

Es sesgada, además porque pone a Franco en el lugar del blanco, con la connotación regional, que el termino tenía, es decir, el de ser civilizado o racional. Quien llega de afuera trae con sigo las costumbres, las buenas maneras, aunque fuera venido a menos. Así describe Arturo Cova a Franco: "Las facciones proporcionadas, el acento y el modo de dar la mano advertían que era hombre de buen origen, no salido de las pampas, sino venido a ellas". Franco llega del interior de país, a una guarnición militar en Arauca, de la que sale por un conflicto y desde entonces se arraiga en la Maporita, al servicio de un hato, que creemos que es de Arauca. Es más, en las correrías propias que se le delegan a Franco, está el pasar por Tame, (Arauca) a recibir encomiendas y recados, para el señor del hato.

Sobre los indígenas de la región del Guanapalo, antiguo territorio de los jesuitas, o sea los Salivas, del Casanare, no hay mayor referente. En la novela el personaje cercano a ellos, es "El Pipa", contado desde Don Rafo, quien lo describe como capitán de indios salvajes, que sabe el idioma de varias tribus, boga y baquiano. El personaje central, Arturo Cova, lo describe como cuatrero, o sea, asaltante de ganado y por añadidura, de fieles cristianos. Aunque esta lectura  hace parte de la trama de la primera parte de la novela, y sabiendo que los personajes de La Vorágine tiene una fuerte historicidad. El "Pipa" de la segunda parte tiene otras características. Aquí el personaje, ubicado en un escenario de selva, renace como un salvador. Hay historiadores que plantean que el personaje del "Pipa", se compuso a partir de la figura del dueño de la hacienda, Mata de Palma, en el caso de sucesión que trabajo Rivera en Casanare, en 1918. "El Pipa", sería José Nieto, en la vida real, cosa que constatamos leyendo el manuscrito de la obra. José Nieto terminaría en problemas con Rivera, este sería el motivo, por el cual "El Pipa", es mostrado de forma peyorativa, como un ladrón o cuatrero, pero no creemos que tenga que ver con una postura de Rivera, frente lo indígena.

El manuscrito de la novela ya se encuentra en PDF y está colgado, en la plataforma de la Biblioteca Nacional, para la consulta del publico general. Una de las correcciones más interesantes, es la que se refiere al "Pipa", que  está tachado, a través de una pequeña enmendadura. Originalmente, se le había bautizado como José Nieto, en honor a quien sableara a Rivera, en uno de sus primeros trabajos como apoderado. Esto tiene que ver con los tiempos de la escritura de la novela y las experiencias personales de su autor. Lo que quisiéramos puntualizar es que hay dos momentos en el desarrollo de la escritura. En un primer momento, Rivera no es tan sensible a las injusticias y desigualdades que observa en sus travesías, y seguramente atravesaría más por trances personales y sus conocidas dolencias de salud. En la segunda parte, los personajes son más incisivos, en el caso del "Pipa", quien aparece como una figura conocedora de las inclemencias de la selva, por lo tanto tiene más fuerza y relevancia.

Bueno, eso fue todo. Si te gustó lo que leíste y quieres hacer un apunte, no dudes en escribirlo. Recuerda que si estás en otro país o ciudad y requieres documentación de tipo histórica, mi contacto está iniciando la entrada, ahí me ubicas. Hasta la vista.

El mercado. (Cuento)