Dice Edgar Moran, en los “SIETE SABERES PARA LA EDUCACIÓN DEL
FUTURO”, que la memoria es “un mundo psíquico independiente donde se fermentan
necesidades, sueños y deseos colectivos.” Y esas necesidades, sueños y deseos
para los Sikuani de hoy en día, tiene que ver con la permanencia en sus
territorios. Por eso la experiencia colectiva, es una experiencia de
lucha.
Unuma es la organización que representa a los indígenas del
Meta, pero también es identidad y palabra de autoridad. Por esta razón no es
raro encontrar a Unuma como parte del
relato oral. En este sentido podrías aprender de los abuelos indígenas no solo un
acervo cultural, sino una rica experiencia
de lucha.
La historia del árbol de Kaliwernae habla de un hecho
memorable cuando la gente Tsamaniwi derriba el árbol de la vida y se
redistribuyen los alimentos. En los Llanos Orientales el 5% de la tierra son aptas para la
agricultura permanente y Kaliwernae se
asocia con el uso ecológico de las tierras para la agricultura itinerante de
conuco. Veamos.
Cuenta el abuelo Pablo Ardila que:
“Antiguamente andábamos
por la selva, vivíamos solo de la
recolección de frutos, comíamos seje, chun, lulos…. frutos silvestres. Así
vivíamos, no comíamos carne. Éramos solamente Sikuni. No conocíamos el tejido. Hoy en día comemos
casabe, plátano, arroz.
Cuando llegó la colonización la gente se dispersó. Entonces sentimos la
necesidad de conservarnos. En aquel
tiempo buscamos una forma de organizarnos. Lo hicimos por medio del
conocimiento de nuestros ancianos.
En esa época el único capaz de adivinar e interpretar los
sueños era el médico o chaman. De ahí que le preguntaran por la relación del
mundo y sus recursos. Buscaban los medios para prever, vivir y resistir.
Aburridos de comer frutas del monte, buscaron a un abuelo de nombre Palomeke quien
sabía relacionarse con el medio. Otro abuelo de nombre Cuchicuchi o Mono
Nocturno, descubrió a través de sueños un árbol que se llama Kaliwernae. Él siempre iba al otro lado del
río Orinoco. De ahí va a nacer Unuma.
Al descubrir que Mono Nocturno duraba su tiempo comiendo solo
y que el árbol tenía cantidad de alimento: kapi, plátano, arroz, yuca, batata,
tabuelas. Hubo conflicto.
Los Cuchicuchis
siempre viajan de noche. El abuelo Cuchicuchi se perdía de noche y comía
por allá. Entonces chaman se transformó en Lapa, el otro animal nocturno.
Chaman lo trasformó para que él se volviera nocturno, se hizo
transformar la lapita. Pobre mujercita, se transformó como Lapa. Así hasta hoy
en día que la lapa es nocturna.
Y se le mando atrás…
¡es usted Lapa! … ¡Mire lo que yo estoy comiendo!
Le votaba piedra y ella cogía… ¡Mire no es alimento! El
cargaba en su mochila, piedra, palo, hoja. Pero al rato le escucho la ruña. … ¡ese
no es usted ¡… ¡Ese es Lapa! … ¡Mire Lapa, eso es lo que yo como! Y le votaba y
así iba engañándolo. Pero la Lapita lo perseguía. ¿Hasta donde irá a llegar
Mono Nocturno? Y llegó allá al árbol de
Kaliwernae.
Comía cantidades. El hombre allá tranquilo comiendo y acá la
Lapita comía solo la concha caída. De ahí que chaman formó un grupo de asociación.
Formó un Unuma.
Lapita lo descubrió y el pobre Mono Nocturno se volvió junto
a ella y regresaron. Al otro día hubo conflicto. Se peleó entre ellos. A Lapita preguntaron:
… ¿Qué es palo que nadie capaz de tumbar?
… Como no es palo natural.
… Ni capaz subirlo, como es semejante, ni capaz derribarlo…
… Pues el único abuelo que sabe cómo derribar ese palo es Palomeke.
El Palomeke que existe está para el lado Orinoco, no es una
persona normal, es invisible. Entre ellos se relacionan porque domina el yopo y comen kapi. Entre ellos se entienden.
Entonces ellos fueron con Palomeke. Para negociar rula, hacha. Ese personaje es
gigante, las personas somos como sus semillitas. Y chamán y otro fueron a
negociar.
Lo planearon todo…
Tocaba jurar…
Tenían que sorber yopo…
Tenían que ofrecer
kapi...
Tenían que negociar…
¿Qué hacer día y noche? Negociar.
Finalmente el pobre abuelo Palomeke se aburrió
¡No! aquí no vendo, ni regalo nada.
Pero ellos pensaron
hacer otra cosa. Y mandaron un mosquito chaman. Así duraron sus días y sus
noches. Un día Palomeke se golpeó… y llegó
mosquito chaman y como que lo enfermó, le
comenzaron vómitos.
Cuando vomitaba, no vomitaba alimento, vomitaba, rula, hacha,
joyas, ropa. Cayó oro, plata, anillos. Y ellos tomaron lo que necesitaban. Lo
llevaron en bojotes y cuando lo soltaron, salían cantidad de animales. Y se
dijeron ni dejar ni llevar.
Prepararse para tumbar
ese árbol, fue su error.
Si el árbol no hubiera sido derribado, solamente tomado la semilla, o una rama o hubieran sembrado de
la semilla caída, los alimentos no fueran hoy en día malos.
Se cometió el error. Tumbaron toda una parte y tomaron de esa
semilla. Por venganza, venimos a comer. Nosotros
venimos a este mundo a comer.
Comían tranquilos, pues el alimento caía de Kaliwernae. De
día derribaban y
de noche aparecía
entero este árbol.
Árbol de vida todo lo que caía al suelo subía, mejoraba, crecía.
…¡Hay que avisar a nuestro abuelo Bachaco!
La arriera recomendó recoger y llevar esas conchas, al otro lado del Orinoco. Decía que si quedaba
de este lado, volvía a unirse y quedar entero el árbol.
El pobre abuelo bachaco lo llevo al otro lado del mar. A
medida que ellos derrochaban lograron derribarlo. Ese palo cayo para el lado de
oriente. Si nos hubiera quedada para este lado Hubiéramos garantizado otra
forma de alimentación” (Pablo Ardila. Tradición oral Sikuani. 2004)
Bueno, eso fue todo. Si te gustó lo que leíste y quieres hacer un apunte, no dudes en escribirlo. Recuerda que si estás en otro país o ciudad y requieres documentación de tipo histórica, mi contacto está iniciando la entrada, ahí me ubicas. Hasta la vista.
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