A continuación presentamos una de las fuentes primarias
leídas para la escritura del ensayo “Nacimiento de la Organización Indígena
UNUMA” de la pasada entrada de este blogger. Se trata del documento escrito por
Julio Tunubalá, Trino Morales y Juan Gregorio Palechor, líderes del CRIC en la
década de 1970. Este documento se escribió para la X Junta directiva de la ANUC
que tuvo lugar en Popayán en 1974. En estos momentos se puede leer en el libro “Documentos para la historia del movimiento
indígena contemporáneo” de la serie biblioteca básica de los pueblos
indígenas de Colombia. Ministerio de Cultura.
También se presentan cuatro fotografías que hacen parte de
la historia del CRIC, como la muy
conocida fotografía de Quintín Lame detenido en San Isidro en 1916 y que
aparece en el libro de Diego Castrillón, “El
indio Quintín Lame”, escrito en 1973. Una fotografía de Quintín Lame de
1962, que aparece en su libro “Los
pensamientos del indio que se educó dentro de las selvas colombianas”. La
portada de la primera edición del periódico Unidad Indígena de 1974. Y la
fotografía de Quintín Lame y Antonio García que se conoció en el 2011 a través
del folleto publicitario del museo del oro, como conmemoración los 70 años del
Instituto Indigenista Nacional.
HISTORIA DEL CONSEJO REGIONAL INDÍGENA DEL CAUCA (CRIC)
Julio Tunubalá, Manuel
Trino Morales, Juan Gregorio Palechor
Popayán, enero de 1974
Fuente: Archivo histórico de la Organización Nacional
Indígena de Colombia. Centro de documentación. Bogotá.
Antecedentes:
El territorio del CAUCA siempre ha sido un escenario de la
resistencia indígena a la invasión externa, desde cuando Belalcázar tuvo que
librar feroces combates con los pubenenses para poder tomar POPAYÁN en 1536.
En verdad hubo distintos grupos indígenas caucanos que nunca
se entregaron del todo a la dominación española y que en la era republicana,
han seguido luchando tenazmente por su autonomía y su dignidad.
En el presente siglo tuvieron repercusión nacional los
combates que, bajo la dirección del gran luchador Manuel Quintín Lame, libraron
los indígenas caucanos para defender sus tierras del asalto voraz del
latifundio. Estas campañas a veces pacíficas, muchas otras violentas, hicieron
temblar hasta sus raíces a la aristocrática oligarquía de POPAYÁN, la cual tuvo
que recurrir a todas sus armas, desde la traición hasta el asesinato, para
atajar la ira de la «plebe ignara». José Gonzalo Sánchez, otro gran conductor
indígena y sucesor de Lame en el CAUCA, muere asesinado por los terratenientes
en 1944.
Pero las luchas no mueren, ni la rebeldía de los indígenas
tampoco y de nuevo se movilizan para defender sus tierras grupos en el norte y
en el oriente del CAUCA. De estos movimientos y de las organizaciones que les
dan sustento habría de surgir el CRIC en 1971.
SITUACIÓN DEL CAUCA:
Para comprender el tipo de lucha que está librando el
campesinado, sobre todo el indígena del CAUCA, es necesario tener una visión al
menos esquemática de las condiciones estructurales de este departamento, que no
se pueden asimilar a otras zonas de luchas campesinas del país.
El CAUCA es un departamento atrasado, todavía hoy en día, de
escasa penetración capitalista, donde una clase latifundista parasitaria ha
mantenido tradicionalmente el dominio social y político a pesar de que las
bases económicas de dicho dominio tambalean cada vez más.
Es muy escasa la clase obrera industrial y aún el
proletariado agrícola constituye solo una pequeña minoría de la población del
departamento. El sector popular más numeroso y más combativo está formado por
los campesinos pobres, en gran parte indígenas, los cuales han estado a la
cabeza de casi todas las luchas de los últimos tiempos.
Parte de la clase de los campesinos pobres la constituyen
terrajeros y aparceros, situación muy poco usual en el resto del país, y que ha
motivado que la bandera del no pago de terrajes haya sido importante en el
desarrollo de la lucha.
Para las zonas de más densa población indígena, la
conservación de la gran parte de los resguardos, al contrario también de lo
ocurrido en el resto del país, ha sido un factor importante y positivo. La
legislación especial para resguardos ha frenado en parte la descomposición del
campesinado indígena al proteger sus tierras y las clases dirigentes, han
tenido que violar su propia ley, cuando han invadido dichas tierras.
Lo cierto es que la inmensa mayoría de la población indígena
tiene un alto aprecio por los resguardos lo mismo que por los cabildos, cierta
forma de gobierno propio; [al ser] encargados de administrarlos, [estos se] han
[convertido en] un marco propio para conservar al menos en parte su propia
identidad y con las debidas modificaciones, son hoy en día herramientas de
lucha y de construcción de futuro.
La recuperación de tierras de resguardos ha sido hasta el
presente la principal bandera de lucha de los indígenas caucanos y las mayores
victorias están cosechando. No solo se está combatiendo a través de los
resguardos que quedan sino que numerosos grupos de campesinos indígenas están
buscando reconstituir los resguardos y los cabildos que anteriormente
existieron. Es esta situación, mucho más que algunos rasgos culturales propios
en paeces y guambianos, la que mantiene la especificidad de las luchas
indígenas y que justifica la existencia de una organización propia, como es el
Consejo Regional Indígena del Cauca (CRIC).
NACIMIENTO DEL CRIC:
Las luchas de los terrajeros del CHIMÁN, en SILVIA y del CREDO
en CALOTO, norte del CAUCA, sirvieron de antecedente inmediato a la formulación
del CRIC. En una reunión en El CREDO surgió la idea de una gran asamblea
indígena para la cual se propuso a TORIBÍO como el sitio más central para las
comunidades del norte y del oriente y se designó la fecha del 24 de febrero de
1971.
La promoción y organización de la asamblea indígena estuvo a
cargo de FRESAGRO, combativa organización campesina del norte del CAUCA con
sede en CORINTO y la cual, había tomado en sus manos la bandera de la lucha por
la tierra en momentos en que las directivas regionales de usuarios estaban aún
muy influenciadas por los promotores oficiales.
A la asamblea de TORIBÍO asistieron más de dos mil
indígenas, entre ellos representantes de los cabildos de TORIBÍO, TACUEYÓ, SAN
FRANCISCO, JAMBALÓ, PITAYÓ, QUICHAYA, QUIZGÓ, GUAMBÍA, PANIQUITÁ y TOTORÓ,
además de diversas organizaciones campesinas indígenas de los municipios de MIRANDA,
CORINTO, CALOTO, TORIBÍO, JAMBALÓ, TOTORÓ y SILVIA.
La constitución de una organización indígena que será el CRIC,
fue una proposición llevada por la delegación de SILVIA y en especial por el
compañero Manuel Trino Morales, quien la sustentó ante la asamblea.
La proposición fue aprobada con entusiasmo, al igual que los
puntos en los cuales debía centrarse la acción de la nueva organización:
1) Exigir al INCORA la expropiación de las haciendas que han
sido de los resguardos y [que] se entreguen tituladas en forma gratuita a las
familias indígenas.
2) Ampliación de los resguardos en los casos donde existen
minifundios a través de la Ley de Reforma Agraria en su parte de concentración
parcelaria.
3) Modificación de la Ley 89 de 1890 en la parte que trata
sobre la minoría de edad ya que somos colombianos y ciudadanos de la república.
4) Participación del sector indígena en la modificación de
esas leyes pues somos nosotros los que conocemos nuestros problemas y sus
soluciones.
5) Eliminación de la División de Asuntos Indígenas ya que la
consideramos inoperante.
6) No continuar pagando el impuesto de terraje.
7) Creación del CRIC.
Fue electo el primer comité ejecutivo el CRIC con los
siguientes miembros:
Presidente: Manuel Tránsito Sánchez, del resguardo de TOTORÓ.
Vicepresidente: Héctor Cuchillo, de TACUEYÓ.
Secretario: Antonio Sánchez, de GUAMBÍA.
REPRESIÓN Y LUCHA:
Una fuerte ola de represión se desató contra los principales
dirigentes indígenas en general inmediatamente después de la Asamblea de TORIBÍO.
A esto contribuyó la declaración del estado de sitio, que permitió que algunos
líderes estuvieran detenidos por varios meses sin motivo alguno. Este hecho y
el temor que se logró crear en parte de la población frenaron sin duda alguna
la expansión de la organización en los primeros meses, inclusive el comité
ejecutivo nombrado en TORIBÍO no se logró reunir una sola vez. Sin embargo, la
asamblea había dejado un gran impacto y comenzó, casi espontáneamente, un
proceso de organización sobre todo en el norte, donde en distintas veredas
fueron surgiendo comités del CRIC.
La principal bandera de lucha en esta primera época fue el
no pago del terraje y se lograron algunas importantes conquistas sobre este
punto, especialmente en los municipios de TORIBÍO y JAMBALÓ. Un acontecimiento
importante fue la renovación, en julio de 1971 de la directiva de la Asociación
Departamental de Usuarios, que pasó a ser encabezada por compañeros conscientes
y luchadores que le imprimieron un nuevo rumbo a la organización. Desde ese
momento en adelante el CRIC, que desde un principio se había acogido a los
principios de la ANUC a nivel nacional, pasó a trabajar en estrecho contacto
con los dirigentes departamentales de usuarios, colaboración que ha venido
reforzándose desde entonces.
Hacia agosto había pasado lo principal de la tormenta
desatada en TORIBÍO y las condiciones estaban propicias para la reorganización
y dinamización del CRIC.
SEGUNDA ASAMBLEA DEL
CRIC:
En LA SUSANA, resguardo de TACUEYÓ, municipio de TORIBÍO, se
efectuó la Segunda Asamblea del CRIC, el 6 de septiembre de 1971. Además de las
organizaciones presentes en la asamblea de la fundación, vinieron representantes
de las zonas centro y sur del departamento, entre otros de las parcialidades de
POBLAZÓN, PURACÉ, ALTO DEL REY, RIOBLANCO, GUACHICONO y PANCITARÁ.
Además asistió una delegación de los indígenas del TOLIMA,
quienes expusieron sus propias luchas y problemas y vinieron a ofrecer su
solidaridad con los hermanos del CAUCA, con quienes los unía, entre otros
vínculos, la lucha común que había encabezado Manuel Quintín Lame. En LA SUSANA
se nombró un nuevo comité ejecutivo del CRIC y se modificó el programa inicial,
aprobando el que sigue rigiendo desde entonces.
El comité ejecutivo quedó integrado así:
Presidente: Julio Tunubalá, EL CHIMÁN zona oriente.
Vicepresidente: Antonio Mestizo, EL CREDO zona norte.
Secretario: Juan Gregorio Palechor, GUACHICONO zona sur.
Posteriormente, ante el retiro del compañero Mestizo, pasó a
ocupar el cargo de vicepresidente el compañero Manuel Trino Morales.
El programa del CRIC quedó del modo siguiente:
1) Recuperar las tierras de los resguardos
2) Ampliar los resguardos
3) Fortalecer los cabildos indígenas
4) No pagar terrajes
5) Hacer conocer las leyes sobre indígenas y exigir su justa
aplicación
6) Defender la historia, lengua y costumbres indígenas
7) Formar profesores indígenas para educar de acuerdo con la
situación de los indígenas y en su respectiva lengua.
Después de la asamblea de LA SUSANA la organización del CRIC
siguió funcionando normalmente y en crecimiento constante. Además de las
reuniones del comité ejecutivo se efectuaron también algunas de la junta
directiva, compuesta por dos representantes de cada resguardo.
PRIMEROS TRIUNFOS:
EL CHIMÁN:
Como ya se dijo antes, las luchas de los terrajeros de EL
CHIMÁN, lo mismo que de los de EL CREDO, comenzaron antes de constituirse el CRIC,
pero recibieron mayor impulso cuando la organización se puso plenamente en
marcha. Lo que se denomina hoy en día EL CHIMÁN es apenas una parte del inmenso
territorio denominado «GRAN CHIMÁN», que los terratenientes le arrebataron al
resguardo de GUAMBÍA. Como en muchos otros casos en el CAUCA, las tierras
usurpadas fueron convertidas en haciendas de terrajeros. La lucha de los campesinos
de EL CHIMÁN, animados por los compañeros que en tierra recuperada habían
organizado la Cooperativa Indígena de LAS DELICIAS, duró varios años hasta que
el terrateniente se vio forzado a llegar a un acuerdo con el INCORA y se
organizó una empresa comunitaria que ha seguido funcionando bajo el control del
grupo campesino. Para el futuro espera que tanto EL CHIMÁN como las demás
tierras usurpadas pasen a ser de nuevo parte del resguardo de GUAMBÍA.
EL CREDO:
De los compañeros indígenas de EL CREDO partió la consigna
del no pago del terraje y fue con esta bandera que allí comenzó la lucha que ha
llevado a este grupo de unas cien familias a recuperar la hacienda en que
vivían. Inicialmente iba a haber también intervención del INCORA pero luego la
comunidad planteó claramente su negativa a pagar sus tierras, que siempre habían
sido de los indígenas y siguió luchando por su cuenta. EL CREDO, por decisión
de todos sus habitantes, pasó a ser parte de nuevo del resguardo de TACUEYÓ y
cuenta hoy con un alcalde (nombre que se da a un funcionario indígena) que hace
parte del cabildo de dicho resguardo. Aunque el presunto dueño no ha reconocido
hasta hoy el derecho de sus antiguos terrajeros, los compañeros de EL CREDO han
seguido trabajando unidos, forjando poco a poco las bases de un mejor porvenir
para sus hijos.
PANIQUITÁ:
Es un pequeño resguardo cercano a POPAYÁN, desde hace muchos
decenios insuficiente para albergar a la comunidad indígena que allí reside
(205 hectáreas para más de 100 familias). De PANIQUITÁ salieron los principales
grupos de colonos que a principios de este siglo organizaron resguardos nuevos
en la Cordillera Occidental, en los municipios de CAJIBÍO, MORALES y BUENOS
AIRES. A mediados de 1971 el cabildo consideró que había llegado la hora de
ponerle fin a esta emigración forzosa y que la comunidad no podía seguir
cerrada por un cinturón de grandes haciendas. Numerosas gestiones ante el INCORA
y ante algunos dueños de haciendas para solicitar una negociación voluntaria
terminaron en el carameleo de siempre: «Que tuvieran paciencia que pronto se
resolvería algo».
Numerosos comuneros, con sus mujeres e hijos y encabezados
por el cabildo, comenzaron a trabajar en las haciendas vecinas de SAN ANTONIO y
LA CONCORDIA. Repetidas veces fueron llevados a la cárcel pero en ningún
momento desmayaron en la lucha y después de algunos meses de persecución y de
dificultades conquistaron novecientas hectáreas de tierra, una superficie
varias veces mayor que la que tenía antes su resguardo. La negociación se
efectuó a través del INCORA y se constituyó una empresa comunitaria, desde
donde los compañeros de PANIQUITÁ siguen apoyando en todas las formas posibles
las luchas de los demás campesinos indígenas (y no indígenas) del departamento.
ALGUNAS GESTIONES
OFICIALES A FINES DE 1971 Y PRINCIPIOS DE 1972:
El CRIC realizó una intensa
campaña de divulgación de los principales problemas indígenas, lo mismo
que una cierta presión ante las entidades oficiales para que asumieran su
responsabilidad frente a la situación existente. En parte como consecuencia de
dicha presión se realizaron algunos estudios, entre ellos la investigación de Fabián
Díaz del Ministerio de Gobierno, sobre la recuperación de tierras en los
resguardos de TACUEYÓ, TORIBÍO y SAN FRANCISCO y el informe del procurador
agrario, Carlos H. Pinzón sobre la situación general de los indígenas en el
norte y oriente del CAUCA.
Este último documento tuvo una gran importancia pues en él
se denuncia de una manera muy clara las diversas arbitrariedades que
latifundistas y funcionarios oficiales cometen contra los indígenas y se urge
una intervención de las entidades oficiales apropiadas. El CRIC le dio una
amplia divulgación al informe de Pinzón en todas las zonas indígenas del
departamento.
Apoyada en los documentos oficiales mencionados, una
numerosa delegación del CRIC viajó a BOGOTÁ para entrevistarse con las
autoridades responsables de las comunidades indígenas y a exigir una rápida
acción. En una reunión efectuada con los indígenas el 23 de marzo de 1972, los
representantes del Gobierno reconocen que ha habido gran usurpación de tierras
de los resguardos de PITAYÓ, JAMBALÓ, TACUEYÓ, TORIBÍO y se comprometen a
actuar inmediatamente para solucionar los problemas más graves. El acta en que
consta lo anterior está firmada por el gobernador del CAUCA, el director de la
División de Integración y Desarrollo de la comunidad del Ministerio de Gobierno,
un asesor del Ministerio de Agricultura y dos representantes del INCORA. Como
era de esperarse, el Gobierno no ha cumplido hasta el presente nada de lo
prometido, pero para las comunidades indígenas que han continuado y continúan
la lucha es importante contar con el reconocimiento oficial de que son
perfectamente legítimas sus reivindicaciones.
EL CENSO INDÍGENA:
El CRIC tenía desde su fundación una clara conciencia de la
necesidad de un estudio objetivo sobre la situación de la población indígena
del departamento, pero por falta de recursos económicos no había podido
emprender esta tarea. Cuando el DANE propuso efectuar un censo indígena en el CAUCA
sugirió a los dirigentes del CRIC que se hicieran cargo por contrato de las
labores de recolección y control, estos no vacilaron en aceptar. En realidad lo
principal de los esfuerzos del CRIC durante el año de 1972 estuvo dedicado a
este censo. Además de los datos del censo, que apenas se están empezando a
conocer y que ayudarán a planear las actividades futuras, la participación en
la realización de las encuestas permitió una gran divulgación de la
organización de programas del CRIC y se hicieron contactos con regiones y
comunidades que luego han emprendido significativas luchas reivindicativas.
Entre las zonas que prácticamente se visitaban por primera
vez estaba TIERRADENTRO, donde vive el núcleo indígena más numeroso del Cauca y
la parte de la Cordillera Occidental con los resguardos de HONDURAS, CHIMBORAZO
y AGUA NEGRA, además de varios extinguidos donde sigue existiendo una fuerte
mayoría de población indígena.
Otras comunidades nuevas que se vincularon fueron SAN
SEBASTIÁN y PANCITARÁ en el sur, COCONUCO y POLINDARA en el centro, CALDONO y LA
AGUADA en el oriente y MUNCHIQUE y LA CELIA en el norte. Desde fines de 1972 el
CRIC estableció contacto con todas las regiones indígenas del CAUCA, aunque aún
algunos cabildos no han entrado de lleno a participar en la organización.
TERCERA ASAMBLEA DEL
CRIC. PRIMER ENCUENTRO INDÍGENA NACIONAL:
La realización de su Tercera Asamblea, con participación de
varias delegaciones de otros grupos indígenas de COLOMBIA y del exterior, fue
un hecho de gran importancia para el CRIC. El encuentro comenzó a prepararse
desde principios de 1973 y debía realizarse en TIERRADENTRO por petición de la
mayoría de resguardos de esa región. Desde el principio se notó la cerrada
oposición de la pequeña rosca que allí está enseñada a hacer y deshacer a su
acomodo, en medio de condiciones increíbles de sometimiento y represión para
las inmensas mayorías indígenas de TIERRADENTRO. Previendo las dificultades,
con suficiente anterioridad al encuentro una comisión del CRIC viajó a BOGOTÁ
para entrevistarse con el Ministerio de Gobierno y obtener la respectiva
aprobación oficial.
El ministro aunque notó las reticencias del gobernador del CAUCA,
no encontró ninguna objeción a la realización de la asamblea y los preparativos
siguieron su curso. Se designó como sede el resguardo de EL HUILA, municipio de
BELALCÁZAR y el entusiasmo crecía todos los días entre la población indígena de
la región. Viendo que el encuentro era un hecho, los caciques locales
redoblaron su presión ante el gobierno departamental y este en BOGOTÁ.
Se produjeron en TIERRADENTRO varias detenciones por
«subversión» de los compañeros que llevaban la propaganda y comenzó la
militarización de la zona, que llegó a afectar las más remotas veredas. Se
desató una verdadera campaña de terror, utilizando las afirmaciones más
inverosímiles para evitar que la población indígena tomara parte en la
movilización. Finalmente el ministro de Gobierno cedió ante la presión de la
clase dirigente del CAUCA y dijo en una declaración que el encuentro no podía
realizarse en TIERRADENTRO por problemas de «orden público»; curioso pretexto
para una región que hacía más de diez años vivía en completa paz.
Ante esta situación y el aumento vertiginoso de la represión
en TIERRADENTRO, las directivas del CRIC en una reunión con el gobernador del CAUCA
el día 12 de julio, aceptaron el cambio de sede, sobre todo para evitar la
masacre que al parecer se venía preparando. Con solo dos días para informar de
este cambio, se hizo lo posible porque el encuentro no fracasara completamente.
La asamblea vino a efectuarse en SILVIA el 15 de julio de 1973 con la
participación de unos cuatro mil indígenas. De TIERRADENTRO fueron muy pocos
los que lograron salir pues a pesar de las promesas oficiales la represión
continuó y el alcalde de BELALCÁZAR impidió la movilización de cualquier
vehículo desde la tarde anterior. Sin embargo varios compañeros se vinieron de
noche a pie cruzando el páramo de LAS DELICIAS en una jornada de unas quince
horas. Además de las comunidades caucanas, casi todas presentes en el
encuentro, asistieron enviados de los arhuacos, de los tunebos, de los chamíes,
de los sibundoyes, de los indígenas de NARIÑO, del TOLIMA y de los del ECUADOR.
Los pielrroja de ESTADOS UNIDOS que habían quedado en asistir no pudieron
hacerlo a último momento, pero mandaron un mensaje de solidaridad a todos sus hermanos
indios. Casi todas las intervenciones se hicieron en los dialectos de cada
grupo étnico, sobre todo en paez, que era la lengua de la mayoría de los
asistentes. Hubo fuertes denuncias, en especial de parte de los voceros de TIERRADENTRO
y claras reivindicaciones alrededor de los tres aspectos básicos de la tierra,
la cultura y la organización indígena.
El encuentro de SILVIA, pese a las condiciones precarias en
que se realizó tuvo gran impacto sobre la población indígena del CAUCA y desató
o reforzó una serie de importantes movilizaciones. También tuvo alguna
repercusión a un nivel más general, en especial sobre los grupos que tuvieron
representación en la asamblea y significó un paso notable en el proceso de
organización de los indígenas de COLOMBIA. Debido al espacio que le dedicaron
los medios de información, el encuentro permitió que por primera vez el CRIC
fuera conocido a nivel nacional y que algunas comunidades indígenas buscaran
entablar contacto con sus hermanos del CAUCA.
REUNIÓN DE LA JUNTA
DIRECTIVA – MESA REDONDA EN EL PARANINFO:
Aprovechando la presencia de los delegados indígenas al
encuentro y la de otras personas y organizaciones que estuvieron como
observadores, se programaron algunas actividades adicionales en los días
posteriores a la asamblea. El 16 de julio se efectuó en PANIQUITÁ una reunión
restringida en que hubo un amplio intercambio de ideas, especialmente con los
representantes que la ANUC había enviado al encuentro. También intervinieron
estudiosos de la situación indígena en COLOMBIA, como los señores Juan Friede,
Horacio Calle, Víctor Daniel Bonilla y Gonzalo Castillo.
El mismo 16 por la noche se reunió la junta directiva del CRIC,
para planear las actividades de los meses siguientes y comenzar los
preparativos del congreso a reunirse próximamente y que deberá discutir algunas
ponencias, aprobar un plan de trabajo y nombrar un nuevo comité ejecutivo.
El 17 de julio en las horas de la tarde había programada en POPAYÁN
una mesa redonda en el PARANINFO, CALDAS con asistencia de los principales
voceros indígenas y representantes de distintas entidades oficiales. Dicha mesa
redonda fue organizada por la Facultad de Humanidades de la Universidad del
Cauca. En realidad solo hablaron los indígenas, pues los delegados
oficiales o no fueron o prefirieron
callarse. Durante más de cinco horas los asistentes escucharon las claras
exposiciones y denuncias de los once indígenas que tomaron la palabra, ratificando
todo lo dicho en SILVIA.
Para el sector estudiantil y en general el sector
intelectual de POPAYÁN, esta fue una primera experiencia de contacto con el
campesinado indígena y debía servir de punto de partida para una colaboración
que se ha venido incrementando desde entonces.
SEMANA DE SOLIDARIDAD
CON EL CAMPESINO INDÍGENA EN MEDELLÍN:
Del 7 al 12 de octubre de 1973 se convocó en MEDELLÍN el
llamado Primer Encuentro Nacional Indigenista, organizado por ASCOIN, entidad
dominada por los sectores más reaccionarios de la iglesia católica y de la
oligarquía antioqueña. Tanto antes como durante la realización de dicho evento,
en el cual muy pocos indígenas estuvieron presentes, las organizaciones
populares denunciaron con fuerza los objetivos de los organizadores del
encuentro y desenmascararon el espectáculo de circo que se pretendió montar a
costa de los compañeros indígenas más ignorantes e indefensos. El CRIC tomó
parte en esta denuncia con algunas comunicaciones que dirigió a otros grupos
indígenas y con un documento que hizo conocer en MEDELLÍN sobre los verdaderos
problemas de las comunidades nativas y la desfiguración que de ellos hacía ASCOIN.
Las distintas denuncias tuvieron bastante efecto y en gran parte como resultado
de sus propias contradicciones, la reunión de ASCOIN terminó en un completo
fracaso.
Muy distinto fue el impacto de la Semana de Solidaridad con
el Campesinado Indígena organizada por el comité de solidaridad con la ANUC y
que se llevó a cabo paralelamente con el encuentro de ASCOIN. En sus reuniones,
conferencias y demás actividades tomaron parte representaciones del CRIC junto
con delegados indígenas de los grupos más conscientes y organizados para
explicar a los sectores populares de MEDELLÍN las características y objetivos de
la que fuera entonces Asociación Colombiana Indigenista (N. d. E.).
LA LUCHA DEL
CAMPESINO INDÍGENA:
Fue grande el interés despertado entre obreros, estudiantes,
profesionales, pobladores, etc., y en todo sentido se puede decir que los
resultados fueron muy superiores a los esperados. Con la asistencia a MEDELLÍN y
en cierto modo desde el encuentro de SILVIA ha comenzado una apertura del CRIC
hacia otros sectores y en primer lugar, hacia las demás comunidades indígenas
del país. Esta colaboración se está realizando principalmente a través de la
Secretaría de Asuntos Indígenas de la ANUC y ya el CRIC, ha contraído el
compromiso de dedicar a varios de sus cuadros para ayudar a la organización de
los indígenas en otros departamentos y territorios nacionales.
EDUCACIÓN:
Preocupación constante del CRIC ha sido la formación de los
dirigentes y de los luchadores indígenas en general, para garantizar una
correcta orientación de todas sus actividades. Se ha buscado una educación muy
en contacto con la realidad y con las luchas cotidianas, que parta de un análisis
de los problemas inmediatos y solo lentamente avance hacia niveles superiores
de abstracción. El resultado ha sido la formación de dirigentes que si bien no
tienen mayores conocimientos teóricos, casi siempre se desenvuelven bien en el
tratamiento de los problemas que les toca afrontar.
Desde la particular situación cultural de las comunidades
indígenas, los medios orales (muchas veces en su respectivo dialecto) han
tenido mayor eficacia, que los escritos en la promoción educativa de líderes de
diversos niveles. Las reuniones de discusión y los cursillos más generales han
sido hasta ahora la principal herramienta utilizada.
Se han realizado tres cursillos en el norte, cuatro en el
oriente, tres en TIERRADENTRO, dos en el centro y uno general para todo el
departamento. También se han enviado algunos dirigentes a reuniones y cursillos
efectuados en otras partes del país. El principal medio escrito ha sido la Cartilla
del CRIC, que ha tenido una difusión masiva y es prácticamente conocida por
todos los activistas. Se reparten también otras publicaciones y periódicos,
sobre todo la Carta Campesina de la ANUC y es posible, que en el futuro se
cuente con un órgano de expresión propio.
LA LUCHA DE COCONUCO:
Tal vez la victoria más significativa hasta el momento la
han alcanzado los compañeros de la comunidad de COCONUCO, quienes después de un
año de dura lucha y continuos sacrificios lograron recuperar las tierras de la
hacienda de COBALÓ, hasta entonces en poder del Seminario Conciliar de POPAYÁN.
La hacienda COBALÓ, de 350 hectáreas, queda en todo el centro del resguardo de COCONUCO
y está por supuesto comprendido en las escrituras que de su resguardo posee el
cabildo. Sin embargo, su usurpación se produjo desde finales del siglo pasado y
luego ha pasado por muchas manos: era este el principal argumento del arzobispo
de POPAYÁN para justificar la «legitimidad» de su dominio.
Desde el principio se sabía que la lucha iba a ser muy dura
pero la comunidad de COCONUCO, una de las más pobres del CAUCA, estaba dispuesta
a jugarse el todo por el todo para comenzar a salir de su miseria secular. El
13 de noviembre de 1972 entró un grupo por primera vez a trabajar a COBALÓ y
desde entonces más de treinta veces otros grupos, grandes o pequeños, volvieron
a la carga, hasta que la hacienda se entregó el 5 de diciembre de 1973. Ningún
miembro de la comunidad, compuesta de 517 familias, se quedó sin poner su
granito de arena: hombres, mujeres y niños desafiaban al agua y al sol, los
golpes de la policía o las vejaciones de las autoridades, para participar de la
lucha común.
Veintitrés veces fueron los «invasores» llevados a la
cárcel, a veces por un par de días, otras por una semana y otras más hasta por
dos meses. El número de detenidos era de veinte, de sesenta, de cien; en una
ocasión llegó a subir a 230 contando muchos niños y mujeres. Al fin se volvió
un problema detenerlos; ya los directores de las cárceles no querían recibir
más gente de COCONUCO. La última vez los pusieron a aguantar hambre por varios
días en la permanencia de POPAYÁN pues «el presupuesto para ellos ya se acabó».
Uno de los hechos representativos del espíritu de la lucha
de COCONUCO fue la actitud de un grupo de unas sesenta compañeras detenidas en
la cárcel de la cabecera municipal. Lograron que los guardias y aún un enviado
especial del gobierno aceptaran sus justas razones, pero como el director no
las quería soltar, comenzaron a romper las camas y cuando amenazaron hacer lo
mismo con las puertas y ventanas, las dejaron en libertad. A la salida organizaron
una manifestación por todo el pueblo, invitando a las gentes a sumarse a la
lucha. La solidaridad jugó también un papel importante en la lucha de COCONUCO,
en ocasiones servía para revivir los ánimos, que tendían a desfallecer ante lo
duro de la brega y la aparente falta de una solución rápida.
En primer lugar, fueron las otras comunidades indígenas y
algunas empresas comunitarias las que dieron su aporte en productos o en
efectivo, para ayudar a las familias de quienes estaban en la cárcel.
Posteriormente otros grupos campesinos lo mismo que obreros, artesanos y
estudiantes de POPAYÁN pasaron a dar igualmente su colaboración.
Pero lo más importante fue la solidaridad ideológica.
Campañas de denuncia se organizaron en barrios y veredas, sindicatos y universidades,
a través de todos los medios posibles: conferencias, mesas redondas, hojas
volantes, periódicos, emisiones de radio, etc. Los compañeros de COCONUCO eran
llamados de distintas ciudades del país para exponer su lucha y hasta donde
pudieron, cumplieron con su asistencia.
El espacio que la prensa, aun la internacional, dedicó al
problema de COCONUCO, permitió que el público manifestara ampliamente su simpatía
por los indígenas. Mensajes y cartas de todo el mundo le llegaban a monseñor
Arco Vivas, tornando la presión cada vez mayor. En el momento apropiado el
señor arzobispo recibió la «autorización del Papa» y resolvió regalar la
hacienda a los indígenas para contribuir a solucionar el problema social. Los
indígenas de COCONUCO celebraron su gran victoria el primero de diciembre de 1974,
con asistencia de representantes de todo el CAUCA y de otros departamentos,
además del presidente de la ANUC, compañero Noel Montenegro y les dieron los
agradecimientos a todas aquellas personas y organizaciones que mediante su
celebración facilitaron el éxito de esta memorable campaña.
En COBALÓ se ha constituido una empresa comunitaria para
cumplir con algunas especificaciones, pero dicha empresa está sometida a la
autoridad del cabildo y desde el principio se fue muy claro al establecer que
la tierra recuperada no iba a beneficiar tan solo a veinte o treinta familias,
sino que iba a estar al servicio de toda la comunidad. Mediante el trabajo
comunitario los compañeros de COCONUCO están ya empezando a demostrar que los
campesinos son mejores, tanto de trabajadores como de administradores, que los
terratenientes. La lucha apenas comienza, pero su ejemplo es ya un signo de
esperanza y un estímulo para millares de campesinos en el CAUCA y en COLOMBIA.
TIERRA RECUPERADA:
En los tres años que lleva de lucha, el movimiento campesino
indígena ha logrado recuperar ya más de cinco mil hectáreas de tierra, parte de
muy buena calidad. Contrasta esto, con las aproximadamente ocho mil hectáreas
en peladeros que ha negociado el INCORA en sus diez años de funcionamiento y
que solo se podrían incrementar, con la buena voluntad de los latifundistas
locales.
LUCHAS ACTUALES:
Hasta el momento solo se ha hecho referencia a las luchas
que han tenido un desenlace favorable aunque no sea definitivo para los
campesinos indígenas. Sin embargo, muchas otras han tenido lugar, incluyendo
algunas que comenzaron antes de constituirse el CRIC y casi todas siguen en
pie, pues los compañeros no han querido declararse por vencidos. Entre estas
luchas, prácticamente todas de recuperación de tierras, sobresalen algunas que
se enumeran a continuación:
PITAYÓ:
Una de las batallas más antiguas que se están librando en el
CAUCA es por la recuperación de grandes extensiones de tierras del resguardo de
PITAYÓ, usurpadas por el latifundista Isaías Sánchez. Repetidas veces el mismo
gobierno ha reconocido la legitimidad de las reivindicaciones de los comuneros,
pero como dos gobernadores sucesivos del CAUCA han sido los abogados personales
de Sánchez, las cosas han seguido iguales y las autoridades departamentales se
hacen las de la vista gorda. En 1972 el cabildo batalló tenazmente y se
lograron algunos avances importantes, pero Sánchez arregló la votación e hizo
elegir un cabildo a su amaño, lo cual frenó la lucha y desanimó a algunos
compañeros. Pese a las amenazas y las agresiones personales, la comunidad dio
la batalla otra vez y triunfó abrumadoramente en la última elección para
cabildo de 1974 lo cual permite esperar que la larga lucha de PITAYÓ se defina
por fin este año.
JAMBALÓ:
La acción de mayor envergadura de los últimos tiempos la han
emprendido los compañeros indígenas de JAMBALÓ, que comenzaron por seguir
pagando terraje y luchan ahora por la recuperación definitiva de sus tierras.
Desde hace más de seis meses los campesinos están trabajando la superficie
correspondiente a unas veinte haciendas de distintos «propietarios», odas
situadas en los límites legales del resguardo de JAMBALÓ. Los latifundistas han
sido incapaces de desalojarlos hasta el momento, pero no pierden las esperanzas
y están contratando bandas de matones para amedrentar o eliminar a los
compañeros indígenas. Pero estos están ya curtidos de amenazas y se disponen a
hacer cumplir las disposiciones del cabildo, el cual ya les adjudicó dichas
tierras, aunque el alcalde de JAMBALÓ no quiere reconocer esta determinación.
TACUEYÓ - TORIBÍO -
SAN FRANCISCO:
Estas parcialidades, que están en las luchas del CRIC desde
la primera hora, han logrado ya algunas conquistas parciales, sobre todo en el
resguardo de SAN FRANCISCO. Pero aún muchas de sus mejores tierras están en
manos de terratenientes y colonos, los cuales en forma creciente están
recurriendo a la violencia para defender sus «derechos». Las autoridades están
por supuesto al servicio de los usurpadores, pero la presión indígena aumenta
todos los días y la composición de los tres cabildos para 1974 permite esperar
un año rico en los mejores resultados.
CALDONO - LA AURORA:
Los cabildos reconstituidos de estos dos resguardos, que han
sido rechazados y perseguidos por el Gobierno desde su nombramiento, han
comenzado una larga lucha por la recuperación de sus tierras y cuentan ya con
pequeños triunfos, aunque las condiciones se les vuelvan cada vez más
difíciles. Los principales terratenientes de la región que a su vez son altos
politiqueros en los dos partidos tradicionales, recurren a cualquier cosa para
conservar sus mal habidas propiedades y han desatado una verdadera campaña de
terror contra los indígenas con un saldo de varios compañeros heridos hasta el
presente. Pero esta es una espada de doble filo y la reacción de los campesinos
ha sido la de una mayor firmeza en sus reivindicaciones y la decisión de defenderse
por todos los medios a su alcance contra cualquier agresión.
SAN ANDRÉS - SANTA
ROSA (TIERRADENTRO):
La lucha por la tierra está apenas comenzando en TIERRADENTRO.
Pero ya un importante grupo de terrajeros se ha negado a pagar terraje a los
dos «hacendados» de la zona y no se ha dejado expulsar de sus tierras a pesar
de fuertes presiones y amenazas. Las «haciendas» respectivas están ubicadas
dentro de los resguardos de SAN ANDRÉS y SANTA ROSA y la voluntad de los
campesinos que trabajaban allí es volver a ser comuneros de sus resguardos de
origen.
HUILA (TIERRADENTRO):
En el resguardo de EL HUILA hay un lote de unas mil quinientas
hectáreas en manos de la Prefectura Apostólica de TIERRADENTRO, la cual posee
además distintos criaderos de ganado dentro del resguardo. La comunidad
mediante su presión, ha logrado recuperar de lo anterior una granja agrícola
con una extensión de unas treinta hectáreas.
PURACÉ:
La lucha de los indígenas de PURACÉ es completamente
distinta y mucho más difícil que todas las anteriores. El enemigo es nada menos
que Industrias Puracé S. A., la única empresa productora de azufre en el país,
con mayoría de capital norteamericano y participación de las figuras más
notables de la oligarquía colombiana. La explotación del azufre en las
condiciones técnicas en que se viene haciendo es una fuente segura de
contaminación ambiental y una verdadera amenaza para toda la región central del
CAUCA. Como sus emanaciones ya han utilizado una gran extensión del suelo del PURACÉ,
la comunidad solicitó a la empresa una indemnización adecuada y sobre todo el
cambio de técnicas para evitar estas consecuencias en el futuro. La empresa,
enseñada a actuar sin control alguno, no le ha prestado la menor atención a los
reclamos de los indígenas. Esta lucha que apenas ha comenzado promete ser larga
y difícil y necesita para tener posibilidades de éxito de la decidida
colaboración de todas aquellas entidades, aun oficiales, que quieran evitar que
la destrucción de la naturaleza sea el primer beneficio de este «desarrollo
capitalista» tantas veces deseado por el departamento del CAUCA.
X JUNTA DIRECTIVA
NACIONAL DE LA ANUC:
Para concluir esta breve historia, el CRIC presenta un
fraternal saludo a todos los compañeros campesinos que se harán presentes en POPAYÁN
con motivo de la junta directiva de la ANUC y a los compañeros directivos les
desea el mejor éxito en sus deliberaciones.
El CRIC hará por su parte el mayor esfuerzo para que la
participación en este importante evento sea numerosa, los debates fructíferos y
las conclusiones útiles para la lucha de todas las clases oprimidas de COLOMBIA.
¡Bienvenidos, compañeros de todo el país!
Popayán, enero de 1974
Tejiendo
saberes
¿Qué es una fuente primaria?
Son aquellas que proceden de la época que se está investigando. Son
testimonios de primera mano contemporáneos a los hechos, pueden ser, leyes,
tratados, memorias, censos de población, artículos de prensa, imágenes,
objetos de la vida cotidiana.
Trae al salón de clase una fuente primaria sobre cualquiera de los
siguientes temas:
La historia familiar
La historia del colegio
La historia del barrio
La historia de la localidad
La historia de la ciudad
Compártela en tu salón realizando un mural para la memoria.
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