Fanny Ortiz. 2018
fannyortiz997@gmail.com
!Tenebroso!, ... Tal vez. Está en pleno el Tribunal de la Inquisición, escuchando la abjuración de Galileo Galilei. Abjurar era el acto por el cual el Tribunal sometía al arrepentimiento público, a los acusados por herejía. En 1764, en Santafé de Bogotá, José Celestino Mutis fue llamado por el Tribunal. Adivinaron la razón; enseñar la teoría heliocéntrica (la tierra gira alrededor del sol).
Si les dejo la tarea de transcribir La Abjuración de Galileo, no tendrán mayor problema. Hoy en día circula en varias páginas de Internet y por supuesto está sujeta a muchas lecturas. Pero ésto, no fue así siempre. La Abjuración, circula por el ciberespacio a partir del 2012. Durante mucho tiempo fue un misterio su custodio, sus traductores, sus interpretes.
Indagando entre los biógrafos de Galileo, encuentro citados a Kari Von Gebler (1879) y John Joseph Fahie (1903), en: Revista electrónica heurística jurídica, artículo de Jorge Alberto Silva Silva. Tal parece que en el libro de Fahie, apareció La Abjuración traducida del latín al inglés, ésta habría sido el residuo de múltiples observaciones de las que debió ser objeto, el documento en su largo paso por los anaqueles del Vaticano. Según estas citas, los documentos de Galileo habrían sido llevados a París en 1809 por orden de Napoleón, donde permanecieron hasta su primera abdicación. Varios años después fueron regresados al Papa Gregorio XVI. Y según Silva, de manera misteriosa habrían sido reemplazados en la Biblioteca del Vaticano por el Papa Pío IX. En 1848, se inició una traducción francesa por orden de Napoleón, pero no alcanzó su culminación. Leyenda rosa, tal vez.
Siendo así las cosas, permitanme la duda, acerca de la fidelidad en cuanto a que las traducciones que encontramos en Internet, correspondan a transcripciones del original en latín, como quieren hacer ver mis colegas. Me explico; la popularización del documento en redes se dio después de 2009, durante el Papado de Benedicto XVI, quien pronunciaría misa, en memoria de Galileo Galilei y los errores de la iglesia. Más tarde en 2012, cedería parte de la Biblioteca al Museo Capitolino de Roma, para la custodia, protección y difusión de estos materiales. Claro, no sin antes pasar por la finísima, pero cortante lupa eclesial. No fue gratis, que en 1981, Juan Pablo II creará un comité especial para desempolvar el proceso de inquisición a Galileo. Yo me sostendría en la duda. Como dice el argot popular "del dicho al hecho hay mucho trecho". No sabemos que tan fieles, conservadas y completas habrán llegado esos folios antiguos.
El caso es, que lo que encontramos en Internet, da la sensación y me atrevo a manifestarlo, de no ser el resultado de las exhibiciones del material primario, tan publicitadas en 2009, como los archivos secretos del Vaticano. Es apenas lógico, el bloggero no siempre es un historiador. Para el caso que nos ocupa, que es la pregunta general de este blogger; el origen de los contenidos que se cuelgan en Internet y la fidelidad, no solo en difundir una verdad histórica, sino la comprensión del pasado. La Abjuración que circula en Internet, no corresponde a una transcripción del original en latín, es más, el origen de la fuente, tiene una historia por sí misma y así mismo una interpretación, cosa mis colegas olvidan citar.
Aunque hoy en día acceder al material histórico a través de Internet, es más fácil que hace unas décadas (lo hemos demostrado en este blogger) y se los diré con un ejemplo; la Biblioteca del Museo Capitolino de Roma, nos ofrece una apps para android, con la cual llevar sus existencias en el bolsillo. La intención es más taquillera que loable, diría yo. El problema es que estos materiales, están en latín, otros en lengua vulgar de los siglos XVI y XVII, italiano seguramente, una lengua antigua casi inentendible. Tendrían que ser expertos, si quieren acceder al conocimiento de está forma. A mí me parece que mis colegas, deben citar con franqueza de dónde obtienen la información. La fuente secundaria es igualmente valedera. En ningún blogger en los que aparece La Abjuración hay siquiera una fotografía del primer folio de esta fuente. Por qué? Porque La Abjuración se tomó de la fuente secundaria y así mismo la interpretación.
Como no sabemos mucho de la historia del documento, es más, asumimos que es el documento real y original, me quedan varias dudas; preguntas que me parece que uno debe hacer antes de leer lo que aparece en Internet. Dado que la escritura del texto abjurado fue leído en voz alta por Galileo, en latín, más no fue escrita de su puño y letra, pues era parte de la rendición a la que sometía el Tribunal a sus acusados, claramente es lectura obligada, y no corresponden a las posiciones de Galileo. Pero de ahí, a sostener que Galileo parafraseo, "Eppur si muove ... eppur si muove" [Pero en verdad se mueve] sin exponer el constructo histórico, es una falsedad y un error que aparece en los blogger, que leen públicos generalizados.
Haciendo estás salvedades les dejo La Adjuración que aparece en el libro de Manuel Campuzano Arribas publicado en 2007, así como la denuncia de Lorini que aparece en: hispanismo.org; para que ustedes saquen su propia conclusión, y observen de que lado se inclina la balanza.
En la bibliografía anexo los enlaces de páginas en las que se puede ver distintas versiones de La abjuración.
En la bibliografía anexo los enlaces de páginas en las que se puede ver distintas versiones de La abjuración.
Veamos
Abjuración de Galileo;
Abjuración de Galileo;
Por tanto, queriendo borrar de la mente de Vuestras Eminencias y de todo fiel cristiano esta fuerte sospecha, justamente concebida contra mí, con corazón sincero y fe no fingida abjuro, maldigo y detesto los susodichos errores y herejías y en general cualquier otro error, herejía y secta contraria a la Santa Iglesia; y juro que en el futuro nunca diré ni afirmaré de palabra ni por escrito cosas que puedan suscitar semejantes sospechas de mí, y que si conozco algún herético o alguno que sea sospechoso de herejía lo denunciaré a este Santo Oficio, o al inquisidor u Ordinario del lugar donde me halle.
Yo, Galileo Galilei, he abjurado, jurado y prometido y me he obligado; y certifico que es verdad que, con mi propia mano he escrito la presente cédula de mi abjuración y la he recitado palabra por palabra en Roma, en el convento de Minerva este 22 de junio de 1633.
Yo, Galileo Galilei, he abjurado por propia voluntad.
Denuncia de Lorini; en: hispanismo.org
Denuncia de Lorini; en: hispanismo.org
(7 de Febrero de 1615)
Ilustrísimo y Reverendísimo Señor:
Además del deber común de todo buen cristiano, existe una obligación ilimitada que vincula a todos los frailes dominicos, pues fueron designados por el Santo Padre como los sabuesos blancos y negros del Santo Oficio. Esto se aplica en particular a todos los teólogos y predicadores y, por tanto, a mí, el más bajo de todos y el más devoto de Vuestra Ilustrísima Señoría.
Me he encontrado con una carta que está pasando aquí por manos de todo el mundo, surgida de entre aquéllos que son conocidos como “Galileistas”, los cuales, siguiendo las opiniones de Copérnico, afirman que la tierra se mueve y que los cielos están inmóviles. A juicio de todos los Padres de este muy religioso convento de San Marcos, aquélla contiene muchas proposiciones que a nosotros nos parecen, o sospechas o temerarias: por ejemplo, que ciertas formas en que se expresa la Sagrada Escritura son inapropiadas; que en las disputas acerca de efectos naturales la misma Escritura ocupa el último lugar; que sus expositores a menudo están equivocados en sus interpretaciones; que la misma Escritura no debe inmiscuirse en ninguna otra cosa que no sean las materias concernientes a la fe; y que, en cuestiones acerca de los fenómenos naturales, el argumento de carácter filosófico o astronómico posee más fuerza que el de carácter sacro y divino. Vuestra Ilustrísima Señoría puede ver esas proposiciones subrayadas por mí en la carta antes mencionada, de la cual le envío una copia fiel. Finalmente, afirma que cuando Josué ordenó al sol detenerse, uno debe entender que la orden le fue dada al Primer Móvil y no al sol mismo.
Además de estar pasando esta carta por manos de todo el mundo, sin que sea parado por las autoridades, me parece que algunos quieren exponer la Sagrada Escritura a su propia manera y contra la exposición común de los Santos Padres, y defender [298] una opinión en apariencia totalmente contraria a la Sagrada Escritura. Más aún, he oído que ellos hablan irrespetuosamente de los antiguos Santos Padres y de Santo Tomás; que pisotean bajo sus pies toda la filosofía aristotélica, tan útil para la teología escolástica; y, a fin de aparentar ingenio, profieren y difunden miles de impertinencias por toda nuestra ciudad, que se mantiene tan católica por su propia naturaleza buena y por la vigilancia de nuestros Serenísimos Príncipes.
Por estas razones me decidí, como ya dije, a enviársela a Vuestra Ilustrísima Señoría, quien está lleno del más santo celo, y quien, por la posición que vos ocupáis, es responsable, junto con vuestros ilustrísimos colegas, de mantener vuestros ojos abiertos en semejantes materias; pues, si os pareciera que hubiera necesidad alguna de corrección, vos podríais encontrar aquellos remedios que juzgarais necesarios, a fin de que un pequeño error al comienzo no se convierta en uno grande al final.
Aunque quizás podría haberos enviado una copia de algunas notas sobre la dicha carta hechas en este convento, sin embargo, por modestia me refrené, ya que os estaba escribiendo a vos, que sabéis mucho, y a Roma, en donde, como decía San Bernardo, la santa fe posee ojos de lince.
Declaro que yo considero a todos aquellos llamados Galileistas como hombres de buena voluntad y buenos cristianos, pero un poco presuntuosos y fijos en sus opiniones; del mismo modo, declaro que al tomar esta acción no me ha movido nada más que el celo.
Pido también a Vuestra Ilustrísima Señoría que esta carta mía (no me estoy refiriendo a la otra carta mencionada antes) sea mantenida en secreto por vos, como estoy seguro que lo haréis, y que sea considerada no como una declaración judicial sino sólo como una nota amigable entre vos y yo, igual que la de entre un sirviente y un patrón especial.
Y también os informo que la ocasión que dio lugar a este escrito mío fueron uno o dos sermones públicos dados en nuestra iglesia de Santa María Novella por el Padre Tommaso Caccini, comentando sobre el libro de Josué y el capítulo 10 de dicho libro.
Así pues, termino pidiéndoos vuestra santa bendición, besando vuestras prendas y pidiéndoos una partícula de vuestras santas oraciones.
Bibliografía:
Sentencia de la inquisición contra Galileo Galilei: el dogma contra la razón. En: Heurística Jurídica. Silva Jorge A.
Galileo Galilei. Ciencia contra dogma. Campuzano Arribas Manuel. 2007
https://descubrirlahistoria.es/2014/06/la-abjuracion-de-galileo/
http://hispanismo.org/ciencia/16211-la-sentencia-de-galileo.html
http://hispanismo.org/ciencia/16211-la-sentencia-de-galileo.html