Fanny Ortiz. 2017
fannyortiz997@gmail.com
fannyortiz997@gmail.com
Este ensayo es un intento por aproximarse
a la raíz del conflicto y la tensión interétnica entre llaneros, colonos e
indígenas, de los llanos Orientales. En primera instancia por la
sedentarización que acompañaba el acto de fundar o de establecerse en un hato ganadero,
el cual, restringía al indígena del uso ecológico de la mata de monte y en
segunda instancia, como consecuencia de la explotación desmedida de recursos
naturales como el caucho, que a finales del siglo XIX, junto con el desarrollo de una ganadería extensiva, arrinconaba y restringía del uso de las sabanas comunales a indígenas,
llaneros y colonos, lo que llevo al conflicto y tratos crueles.
Aunque el indígena no gustaba del contacto
con las manadas de ganado cimarrón y le era común perseguir y alejar a los semovientes
que se acercaban a los linderos de sus caseríos, el indígena aprendió el pastoreo de
los rebaños, gracias a que los jesuitas impusieron el trabajo de llano a las
poblaciones cristianizadas y evangelizadas.
Con la expulsión de los jesuitas, después
de 1767, los hatos fueron poco a poco apropiados por quienes antes se
encontraban en situación de sometimiento a la hacienda. Ya
aculturados, cristianizados y semisedentarios, los llaneros, una mezcla entre indígena,
afrodescendiente y blanco, se dieron a la administración de sus propios rebaños.
El indígena originario, ahora más liberto
y sin el yugo del cura evangelizador, compite por el usufructúo del ganado
cimarrón. La llanerización del indígena, se expresa principalmente con la semisedentarización, que acompaña el acto de
fundar y el dominio del caballo, que lo aprendió en los hatos de misión y lo
incorporó como medio de subsistencia, hasta que se hizo vaquero. (Romero María:
1993)
El vaquero traslada elementos socio
culturales del mundo e imaginario propio del indígena, un ejemplo de ello, es
el coleo, muy típico de los vaqueros de
llano, que consistía en derribar aquellos bovinos que se apartaban del rebaño. En
el siglo XVIII, era ya una práctica propia del trabajo llano y de manera
jocosa, media la destreza del vaquero. Como se aprecia en la obra de Riu, pintor de
la expedición corográfica, el rodeo en los llanos era una actividad en la que
se había incorporado el uso de la lanza, propia del indígena.
Un rodeo en los
llanos. Grabado de Riu. Biblioteca Nacional
Lo que pasó con la expulsión de los
jesuitas, es que las ganaderías de los llanos, paulatinamente se van
convirtiendo en la forma de sustento de una amalgama social que ya era natural
de los llanos, pero también de una poblaciones foránea. Como lo observara el naturalista y
geógrafo Alejandro de Humboldt, en el siglo XVIII, “blancos, libres y mestizos de todos los colores" que habían
estableciendo sus hatos, fundos y haciendas… y esclavos y libertos que, huyendo
de la persecución y de la esclavitud, escapaban hacia las llanuras que
"[...] deshabitadas, pero pululantes de rebaños, les brindan refugio y
manutención". (Gómez Augusto, Molina Nathaly, Suárez Carolina: 2011)
Esta forma de apropiación territorial no
es otra sino el hato llanero, término que hace referencia a una extensión de
tierra sin cerca, en donde pastan una cantidad significativa de semovientes,
con la marca del respectivo hatero, o dueño del hato.
El hato llanero condiciona necesariamente
la sedentarización del hatero. Un cuadro costumbrista del acto de fundar lo
muestra el ingeniero Emiliano Restrepo, célebre por el trazado de la carretera
Bogotá – Villavicencio, que aunque fue abierta el 1936, sigue las
recomendaciones dadas en su libro. El acto de fundar, es como bien lo
describiera en su obra:
“El criador que pretende hacer una
fundación, elige una zona de sabana cualquiera, que no esté ocupada por otro
ganadero y que regularmente es baldía. Señala a caprichoso los límites de la
nueva fundación, los cuales son ordinariamente caños y fajas de bosques y los
hace conocer de sus más inmediatos vecinos, quienes los aceptan y respetan
religiosamente….
Señalada la sabana, se procede a
la construcción de las habitaciones, eligiéndose al efecto una localidad seca
e inmediata a un caño o corriente de agua potable….
Al mismo tiempo que se han estado
construyendo las habitaciones y los corrales, se han ido haciendo quemas en las
sabanas, a intervalo de diez días, para destruir la paja alta y madura que es
poco apetecida por el ganado, a fin de que brote en el mismo orden de
sucesión, el retoño que aquel devora con avidez.
Así preparada las cosas, conduce
el ganadero su rebaño a la sabana elegida y lo pone al cuidado de tres o
cuatro vaqueros a caballo, que permanecen rodeándolo durante el día y que lo
conducen a la caída del sol al corral de reducción, esta operación es la que
se denomina en el llano con el nombre especial de pastoreo y es, al propio
tiempo que indispensable, la más fatigosa para el criador y la que más gasto
le causa….
El objeto del pastoreo es
aquerenciar el ganado a la sabana elegida, hasta lograr que olvide aquella de
donde se le trajo. ….
Para un hato de quinientas cabezas
de ganado, basta el criador, dos peones, una cocinera, función que desempeña
frecuentemente la mujer del dueño del hato y cinco o seis mulas o bestias
caballares”. (Restrepo Emiliano: Una excursión
al territorio de San Martín en diciembre de 1869: 1957)
|
Algo fundamental en la obra, es que
muestra el camino de la instalación de esa ganadería extensiva, -propia de las
sabanas del Meta- y que fue impulsada por las campañas de extracción de las
últimas décadas del siglo XIX, no en vano, Emiliano Restrepo, fue abanderado de
la explotación de sarrapia, caucho, cacao silvestre y maderas, para en últimas
fundar su prominente ganadería en las sabanas de San Martín. (Meta)
El hato llanero se consolido como una estructura
de poder basado en las relaciones de trabajo de llano. En Arauca y Casanare,
sobrevivió hasta bien entrado el siglo XIX la hacienda tradicional llanera a la
usanza de los jesuitas. Es decir, sostenida por medio de una red de relaciones
laborales basada en la sujeción por lealtad entre hateros, quienes respetaban
la marca del semoviente, como una condición a la propiedad privada. Aquí no era importante el número de hectáreas que se poseían,
sino el número de reses que se levantaban.
La estructura socio administrativa del
hato llanero, en orden de importancia sería así: hatero, encargado de hato,
caporal, caballicero, vaqueros, peones, cocinera, veguero y mensual.
Los vaqueros son los típicos llaneros o
centauros. Sé toman la libertad de trabajar en el hato que prefieran, si así lo
quieren, pero nunca se fundan y tampoco aspiran a ello. La libertad del llanero
es la herencia nómada de su pasado indígena, lo cual, le ha permitido no
sujetarse de ninguna manera al dueño del hato. El trabajo llano, que es la
selección del ganado para engorde y venta, las marcas y el amanse de potros,
son funciones del vaquero.
Becerros, vegueros o peones de sabana, en
la época de trabajo llano son requeridos en el hato para reparar cercas,
ordeñar y otras labores. La relación con el dueño de hato, comienza por medio
de endeudes, así quedan sujetos de forma permanente. El dueño de hato, los
obliga a fundar al lado de un caño o cualquier nacedero de agua, para que críen
o levanten cierto número de reses recién paridas, aprovechando la existencia de
sabanas comunales, pero se les restringe al uso de la mata de monte, aspecto
que caracterizó, el conflicto agrario llanero durante el siglo XIX y parte del
XX.
De la relación entre vegueros e indígenas,
el primero aprendió a mantener el conuco para su propia subsistencia, algunos
productos del conuco, los ceden por obligación al hato. Es la aspiración de
cada hatero, sujetar a indígenas, vegueros o cualquier otro pobre a prestar
servicio en el del hato. El derecho de opción, por el cual, se estableció la
unidad de intereses respecto del uso de aguas y pastos para ganados, atajos de
caballos, lo mismo, que la pertenecía de animales que se encuentran sin marca
en las diferentes sabanas, se hizo vedado a peones y vegueros hasta la
revolución del llano.
Provincia del
Casanare. Llaneros herrando ganado y recortándole las orejas.
Lamina 25. Fondo:
Comisión Corográfica. Biblioteca Nacional
Otra cosa pasa por las sabanas del Meta a
finales del siglo XIX, pues este territorio se empieza a vincular como área comercial,
para la explotación de quina, sarrapia y caucho. Con ello llega la ganadería
extensiva, propiciada por hacendados
ausentistas, para quienes si es importante la propiedad privada. Paulatinamente
van apareciendo las cercas y la tensión intercultural entre colonos, llaneros e
indígenas. Esta tensión es favorecida por propietarios ausentistas, que a bien,
han sido recientemente caracterizados como geófagos o devoradores de tierra. (Gómez
Augusto, Molina Nathaly, Suárez Carolina: 2011)
Solo a partir del siglo XIX,
dentro de un contexto de avance de una economía capitalista y de fomento de
un mercado de tierras, acompañados estos de los procesos de concesión y
titulación de "baldíos" y de "bosques nacionales",
extensas áreas de los Llanos, especialmente de bancos y médanos, fueron
objeto de especulación y de apropiación. Esto dio lugar a largos pleitos
judiciales y a conflictos locales y regionales en los cuales los llaneros y
los colonos espontáneos, poseedores de buena fe, pero sin recursos económicos,
sin influencias y generalmente ignorantes de la legislación, fueron
vulnerables frente a los especuladores de tierra, los "geófagos".
La práctica de establecer cercas con alambre de púa, iniciada a finales del
siglo XIX, contribuyó aún más a excluir del usufructo de las sabanas a los
llaneros mismos y a esos colonos, "pobres de solemnidad", que
pretendieron establecer allí sus "fundos".
|
Estos propietarios y sus gamonales llegados desde el altiplano, negaron el derecho de opción, un derecho colectivo y consuetudinario. Haciendo diferencia entre unas y otras vacas, según la pertenencia al hato y demarcando la extensión del territorio, según la cantidad de reses que se poseía. Reses que antaño pastaban en las sabanas comunales o de uso colectivo. Fue así, que se empezó a negar el derecho de opción a indígenas, vegueros y después, a los campesinos que llegaron desplazados por la violencia de los años 1950. (Barbosa Reinaldo: 1992)
Estos abusos fueron rechazados durante la
guerra del llano, o la revolución que dirigió Guadalupe Salcedo. La defensa del
derecho de opción, fue la base ideológica de este movimiento. Una cosa parecida
al abuso que los gamonales hacían del derecho de opción, fueron las políticas
de rehabilitación del llano, en donde, se daba pie a que los grandes
propietarios, privatizaran las sabanas, con el uso de cercas.
HACENDADOS, EMPRESARIOS Y COLONOS: GENTE DE LOS ANDES
Como vemos, la región
de la Orinoquia se caracterizó desde las últimas décadas del siglo XIX, por el
ejercicio de una economía de extracción, relacionada con una forma de ver el
territorio, como región de frontera, ausente de participación económica. (Fajardo
Darío: 1989)
De tal forma, se abrió
paso entre las estructuras de administración local, algo que ya era constante entre
quienes avanzaban con la extracción desmedida de recursos naturales: la ley de
las fronteras. Donde el Estado colonial no logró instalar proyectos de
colonización, se definió el territorio y sus actores como ausentes o baldíos,
para mostrar con ello un espíritu insumiso y un medio hostil, al que había que
explotar de cualquier forma. (Fajardo Darío: 1989)
De ese período, se generó
una legislación para regir los territorios baldíos o ausentes, basada en la
concesión a extranjeros y la adjudicación a nacionales, por medio de bonos de
deuda pública. Por las sabanas de Arauca y Casanare, llegaron nuevos
propietarios, ex militares de la guerra de los mil días, a quienes se otorgaron
predios de hasta mil hectáreas. (Giraldo Ladrón. 1981)
Desde mediados del
siglo XIX, empresarios y comerciantes, empiezan a instalarse abusando de la
compra de tierras o despojando violentamente a llaneros e indígenas. La
compañía de Colombia de la firma Uribe & Herrera, ocupó las selvas y
sabanas del Ariari. Habían conseguido una concesión de noventa mil hectáreas,
desde el valle del Ariari-Guejar, al valle del Magdalena. Fundaron los pueblos
de Uribe (Meta) y Colombia (Huila) y construyeron entre ambas poblaciones, un
camino para sacar el ganado de los llanos, balata y quina del piedemonte, café
y cacao de la zona templada. (Molano Alfredo. 1988)
Las trochas abiertas
por los vecinos de San Martin hacia finales del siglo XIX, sirvieron para las
explotaciones petroleras de 1920, posteriormente para un carreteadle que la
Rubber Development Company, se comprometió a construir entre Acacias (Meta) y
Calamar (Vaupés) esto, a cambio de la concesión hecha por el gobierno de
Eduardo Santos, para explorar el caucho en el Vaupés. Con la construcción de la
trocha de la Rubber, la ocupación campesina del piedemonte, entre los ríos
Guayiribia y Humadea se aceleró. (Molano Alfredo. 1988)
El imaginario frente a
la territorialidad no cambió mucho después del conflicto de los años 1950. La
respuesta del Estado a través de una posible reforma agraria, fue la misma. En
el Sarare y el área del Guejar, los programas que pretendían dar curso a la ley
135 o ley de reforma agraria, estuvieron dirigidos a empresarios de tipo
agrario y la gran mayoría de los campesinos, llegaban de forma espontánea y sin
incorporarse a dichos programas, de tal forma, se ocupan territorios
ancestrales y se genera tensión entre colonos, llaneros e indígenas.
Para dar un ejemplo; al
departamento del Gaviare empiezan a llegar campesinos del interior,
sobrevivientes de la guerra de los llanos o excombatientes de las guerrillas al
interior del país. Fueron cientos de hombres y mujeres, que fundaron en las
márgenes del Ariari y del alto Guaviare y sobre la tocha entre San José y
Calamar, dando origen a una ocupación agrícola campesina. Es el mismo sitio que
se hizo famoso por el tigrilleo y la caza indiscriminada de jaguares, venados,
micos, panteras, caimanes y babillas. Alfredo Molano dice que fue el entremés
de la fiebre del caucho. (Molano Alfredo. 1988)
Bibliografía
Barbosa E, Reinaldo.
1992. Guadalupe y sus centauros. Memoria de la insurrección llanera.
CEREC-IEPRI, Editores. Bogotá.
Fajardo Darío: 1998.
Colombia Orinoco. Fondo FEN, Edit. Bogotá.
Giraldo D, Ladrón L:
1981. Desarrollo y colonización. El caso colombiano. Universidad Santo Tomas, Edit.
Bogotá.
Gómez Augusto: 1991.
Indios, colonos y conflictos: una historia regional de los llanos orientales.
1870- 1970. Siglo XXI, Edit. Bogotá.
Gómez Augusto, Molina
Nathaly, Suárez Carolina: 2011. Vichada: éxodo y etnocidio indígena; el avance
de la ganadería extensiva y de la colonización. En: Revista, Maguaré.
Molano Alfredo: 1988.
Aguas abajo. Memorias de un viaje por los ríos Guaviare y Vichada hecho en
1988. En honor al padre José de Calazán Vela. Fondo de Cultura Cafetero, Edit.
Bogotá.
Restrepo E, Emiliano:
1956. Una
excursión al territorio de San Martin en diciembre de 1869. Imprenta de M.
Rivas, Edit. Bogotá.
Romero María Eugenia:
1993. Achagua. En: Geografía Humana de Colombia. Región de la Orinoquia.
Instituto Colombiano de Cultura Hispánica, Edit. Volumen I. Tomo III.
Colección: Quinto centenario. Bogotá.
TEJIENDO
SABERES
Contesta
en tu cuaderno las siguientes preguntas:
1
¿A qué se refiere el texto
con llanerización?
2 ¿A qué se refiere el texto con
hato llanero?
3 ¿Qué sectores sociales confluyen
en la ocupación de los Llanos Orientales?
4 ¿En qué consistía el derecho de
opción en los Llanos Orientales?
Investiga:
¿En
qué consistió la expedición corográfica y quiénes fueron sus principales representantes?
¿En
qué consistió la revolución de las guerrillas liberales del llano y quiénes
fueron sus principales representantes?
¿En
qué consistió la rehabilitación del llano y quienes fueron sus principales
promotores?
|
Bueno, eso fue todo. Si te gustó lo que leíste y quieres hacer un apunte, no dudes en escribirlo. Recuerda que si estás en otro país o ciudad y requieres documentación de tipo histórica, mi contacto está iniciando la entrada, ahí me ubicas. Hasta la vista.