viernes, 22 de diciembre de 2017

EL DESCUBRIMIENTO FORTITUO DE AMÉRICA Y LA IDEA DE LA TIERRA PLANA

Por: Fanny Ortiz. 2017
fannyortiz997@gmail.com


Si a usted le preguntan en la calle qué quería demostrar Colón cuando llego a América, seguramente no le debe de extrañar encontrar que Colón pretendía demostrar la redondez de la tierra. No se extrañe, pensar así, es producto de lo aprendido en la escuela. Imaginarios de este tipo se han filtrado y regulado hasta hoy, como parte de las posturas positivistas del siglo XIX, aun presentes en nuestros procesos de enseñanza. Gracias a ello, es común pensar, que en la época de Colón, las personas consideraban que la tierra era plana. 

Cuando Colón llegó a América imaginando llegar a las "indias" no pretendía ningún descubrimiento, es decir, el almirante convencido de su entendimiento, o mejor, de sus "cuentas" quería demostrar que era posible otra ruta comercial al oriente, más corta y barata. Para el mismísimo Colón, la cosa estaba clara, el verdadero descubrimiento fue hallar unas tierras que hasta el momento nadie se las pensaba.

El hecho de que Colón, quisiera llegar al oriente partiendo desde el occidente, deja en claro que para el almirante la tierra era redonda. Aunque la historiografía ha planteado que la tierra de Cristóbal Colón, tenía forma de pera, dada su equivocación en el cálculo de la polar. El almirante conocía del cálculo del diámetro de la tierra de Erastótenes, (siglo II, ac) pero estaba convencido de que era más acertado el cálculo de Posidonio, (siglo I, ac) de ahí, el debate frete a los eruditos de la corona española.

Confiado por el cálculo de Posidonio, cosa que casi le cuesta la insurrección de su tripulación, a Colón, se le debe el haber descubierto un mundo nuevo -aunque muriera sin saberlo- y no, el haber corroborado en la practica la redondez de la tierra.

De eso habla el tiraje de 1.000 ejemplares de la "Universalis Cosmographia", del cartógrafo alemán Martin Waldseemuller, el primer mapa que se conoce de América. En una época en la que no existía internet, fax o celular, pasarían tan solo nueve años, desde que los marinos de Colón avistaran por primera vez la América del sur, hasta 1507, cuando se publicará dicho mapa. La rapidez en la impresión del mapa, habla de la importancia de la noticia.  


Primer mapa de América por Martin Waldseemuller, en 1507. Tomado de witipedia


La idea de que la tierra era plana se le acuña a Cosmas Indicopleustes, quien escribió la "Topografía Cristiana", a mediados del siglo VI. Según Cosmas Indicopleustes la tierra era plana, en oposición a la idea de una tierra redonda. También tenía forma rectangular, igual al tabernáculo que se describe en el Antiguo Testamento, es decir, como un cofre. Cosmas Indicopleustes y Lactancio son los autores cristianos de la Antigüedad y del Medievo, de los que se sabe con certeza que mantuvieron la idea de una tierra plana, pero dichos manuscritos fueron encontrados y traducidos hasta 1707.

Es Washington Irvin en pleno siglo XIX, quien trabajo en el acervo documental del escorial relativo al descubrimiento del nuevo mundo y escribió su obra literaria "Life and Voyages of Chistopher Colombus", quien rescata la idea de la tierra plana de Cosmas Indicopleustes y Lactancio.

Parece que tal idea le resonó en la cabeza a otro personaje bien interesante, también por este siglo, se trata del reverendo William Whewell, teólogo británico quien desarrolló un punto de vista para la ciencia, opuesta al racionalismo. En "Astronomy and general physics, considered with reference to natural theology" escrita en 1833, defiende la idea en la que se pretende, que para entender la "Modernidad" hay que desentrañar, entre las marañas de una época anterior. Surge la idea de una "Edad Media", oscura e ignorante. Y en tal ignorancia, la semilla lanzada por Washington Irvin, cala muy bien. Así se da inicio a la popularización de la teoría de la tierra plana. Idea que se mantuvo hasta bien entrado en siglo XIX, y se filtró en el imaginario de las personas por la vía de la religión y en consecuencia fue regulada a través de la escuela, aunque debo decir, escuelas confesionales, que insisten en defender ideas dominantes.

Bueno, eso fue todo. Si te gustó lo que leíste y quieres hacer un apunte, no dudes en escribirlo. Recuerda que si estás en otro país o ciudad y requieres documentación de tipo histórica, mi contacto está iniciando la entrada, ahí me ubicas. Hasta la vista.

jueves, 12 de octubre de 2017

POEMA DE ANDRÉS BIANQUE.

Hoy día de la diversidad, la identidad y la memoria. Recordamos que somos muchos pero distintos. Colgamos el poema de Andrés Bianque, indígena Mapuche de Chile.

Por: Andrés Bianque. 2007

I

Se adentraron los cuervos en la inmensidad de los bosques logrados.

Devoraron las entrañas esparcidas a la veda del camino.

Despertaron de su letargo a los escarabajos dorados e indómitos.

Quisieron esclavizar la lluvia, los ríos y las casas pobres por doquier.

Talaron hasta el hueso de la canela rebelde en su hambre de poder.

Y así, codiciosos de todo lo que no era de ellos,
Comenzó el festín de mortandad.

Lo que no cabía en sus bolsillos, caía en las fauces criollas.

Todo era ensangrentado con el sol entremedio como testigo.

Nuestro carácter hospitalario, les abrió la puerta a esos perros sanguinarios.

Creímos que eran los hijos de un dios mayor.

En un pacto con el diablo nos hubiese ido mejor.

Alabados los que abrieron los ojos, ante tanto despojo.

Los ejércitos más fieros de su época aplastaban a los infieles hasta hacerlos,
Ver el infierno sin necesidad de morir.

Cayó la espada en nombre de reyes parásitos, dígase de paso,
Perpetuos en el tiempo. Ayer, hoy y siempre.

La mitad de lo que aprendieron del desierto lo sembraron a punta
De cuchillo sobre la frente de los herejes.

Aún salpicaba arena de sus bocas, pero sentíanse dueños del discurso,
Dígase de paso, hoy, ayer y siempre.

II

Trajeron la brújula y la sarna, el compás y las armas, el espejo y los complejos.

Cualquier intento de rebeldía, callaban con la Biblia aplastante, mientras lucía a sus amantes.

Trajeron los cerrojos y los piojos, el astrolabio y los tarados, el candado y la peste.

Trajeron las tasas y la desgracia, repartieron los solares y los males.

Trajeron la coraza y la mordaza, la espada y la celada.

Trajeron los asentamientos y los degollamientos.

Se llevaron las rosas en sus lomos de mula, dejaron el estiércol como recuerdo.

Se llevaron las sonrisas en sus barcos de guerra.

Y nos dejaron óleos, con sus caras de santos.

Se llevaron todo lo que brilla. Todo lo que mantiene y condimenta su carne.

Que bueno, que nunca fueron muy amigos del agua.

¿Cuántos indios decapitaron, para robarles chocolate y cacao?
Y nosotros les matamos el hambre con nuestras papas,

Les adornamos sus mesas con paltas y tomates.

Y para ustedes no era delito matar un salvaje.

Se llevaron el caucho, el hule, el maní y los pimientos,
Nos dejaron de herencia, siglos de sufrimientos.

Se llevaron el tabaco, nos dejaron el mal olor de sus sobacos.

Se llevaron el maíz, y dejaron epidemias en cada país.

Además, les fascinó el trueque,
Se llevaron el girasol, los frijoles y las batatas,
Y nos dejaron un nuevo tipo de rata.

Se rieron de buena gana en nombre del señor, al parecer fue el único que vino con ellos.

Su fealdad la aplacaban con el aceite, de algun indio soberbio achicharrado.

Si sólo hubiesen sabido que ni toda la grasa del mundo mejora un cerebro malogrado.

Trajeron la encomienda y toda su mierda, los curas y la basura.

Trajeron la peluca y la sangre, las balas y el hambre, las botas y el sudor.

Trajeron la pólvora y la sífilis, la cuchara y la amarra, el hacha y los esclavos.

Trajeron los sacos y el desfalco.

El suicidio y los mendigos, el látigo y los castigos. El caballo y los lacayos.

El cabildo y los cinismos. Los embalses y los pillajes.

Trajeron la venganza y las matanzas,
Que día de campo se dieron estos colonizadores, sí hasta las hormigas
Se escondían de sus dientes.

Que tiempos aquellos para estos soldados, si al parecer eran hijos de un ser sagrado.

Que no haya rencor ni quebranto, sólo fueron un par de siglos de espanto.

Que no se hable con envidia, alguien tenía que violar a las indias.

Todo era ensangrentado con el sol entremedio como un quejido.

Pausa. Entre paréntesis.

Todo no podía ser tristeza, soledad y destierro.

Sonrientes apostaban, cuanto duraba un indio cercado,
Contra diez perros hambrientos.

Una pieza de oro, del mejor banco, a que mis indios no gritan
Cuando se lanzan de los barrancos.

Masticando nuestro chicle o goma de mascar, siempre fue más entretenido saquear.

III

Pero en sus correrías sanguinarias, encontraron su tope,
Un indio más grande que todas las araucarias.

Creyeron que eran yanaconas, ya se sentían dueños de la zona.

Uno de los tantos caciques les habla en forma clara:
Mientras aún se escuche el aliento de un invasor, nuestro pueblo sentirá el dolor.

Puño a puño, mano a mano, ya veremos quien sale ganando.

No ganaron ayer, no ganaron hoy día, no ganaran mañana.

Puño a puño, mano a mano, ya veremos quien sale ganando.

Mientras sople viento en estas tierras, a cualquier explotador le daremos guerra.

En el cenit de los problemas, por supuesto cambiaron de estratagema.

Permutaron la riña por la biblia.

Y así, entre cruces, sotanas y oraciones, comenzó nuevamente el festín de los ladrones.

Que conveniente es ser cristiano.

Dios quizás es feliz con lo robado.

Trajeron el rosario y los sicarios. Los anteojos y los despojos.

Campos y bosques había que ocupar, mejor que lo haga un capellán.

Luego, sin regimientos vinieron los desacreditamientos y los fingimientos.

Cómo puede un indio holgazán y bebido, ser dueño de su destino.

Si son inferiores, son como monos. Sin embargo, nuestros hermanos menores.

Pero, no tienen modales, educación, ni cultura, mejor que duerman entre la basura.

Y así, un temporal de mentiras y estigmas aún cabalga por las colinas.

No sólo mataron, todo lo bello tergiversaron, lo enajenaron.

Después, como si fuera una nueva moda se levantaron los guachos, contra sus padres.

Avariciosos, criollos y bastardos no aceptaron migajas, querían todo el fardo.

Y así, entre nobles penitentes y europeos de segunda, nació nuestro continente.

Su rebeldía, crecía como un maleficio, pero aún seguían admirando sus inicios.

Como no ser amos de todo, sí aquí no saben de ropa, hay que importarla desde Europa.

Sólo un puñado de estos criollos, merece ser honrados.

Su odio, resentimiento y complejo de inferioridad, moldeó nuestra nacionalidad.

Al indio, se le desprecia por su cara y su color, aunque fuera nuestro único defensor.

Somos poca cosa, a veces los peores, pero hay que buscar la causa,
En la historia de los invasores.

Todo era ensangrentado, con el sol entremedio como un castigo.

Trajeron un tipo de escritura y un mar de tipos caradura.

Trajeron los cañones y los matones, el horario y los mercenarios.

Trajeron los arcabuces y los embustes.

Trajeron la real hacienda y toda su violencia. Los carniceros y los floreros
Trajeron lo más selecto de su país, dejando cárceles y puteríos sin su habitual cariz.

IV

Indicación colonial par el buen vivir entre los indígenas,
Aborígenes, pueblos originarios o vernáculos.

Si no lo soporta, se le ahorca, si no obedece, se le cuece.

Si no quiere a su amo, se le cortan las manos, si es obstinado, debéis quemarlo.

Si es un rebelde consumado, no perdáis tiempo, simplemente empaladlo.

Menester es deciros que si no le gustan los setos, mejor os entenderá en el cepo.

Lo que se mueve, se come. Lo que sirve, se lleva.

Lo que no, se quema
Otra de sus bonitas estratagemas.

En el colmo de lo absurdo y siniestro, si vamos a sus países
Nos tratan como excrementos.

Sólo queremos ver como brilla el oro, la plata y el cobre de nuestros ancestros.

Sólo queremos sentir como sabe la carne, con especias y sangre.

Disculpen si delinquimos por falta de educación, aunque, fijo,
Ustedes saben, tenemos cien años de perdón.

Si la iglesia acepta sus errores, ¿Por qué no imitan
a sus santos patrones, a sus gestores y claman perdones?

Todos a coro como en un rasgueo, pidan disculpas por los saqueos.

Una cosita más, se les olvido llevarse un poquito de humildad.

Trajeron los conventos y los tormentos, los doctores y los horrores.

Trajeron algunas artes y todos los desastres. La inquisición y toda su corrupción.

Todo era ensangrentado, con el sol entremedio como mendigo.

No solamente trajeron, aún nos siguen trayendo.

Además, no necesitan enviarnos traidores,
Aquí en América latina, crecen por montones.

¿Cuántas celebraciones indígenas encuentras en el calendario?
No muchas por supuesto, son mejores, las de tono publicitario.

Y es que algunos se acostumbraron al factor hereditario
De entregar nuestras riquezas al mejor depositario.

Se reprodujeron en el tiempo, todas esas familias ingratas,
Piensan que el país de allá es el mejor socio.

Y ven a nuestra patria solamente como un negocio.

Si alguien piensa que exagero con decir parias y traidores
Vayan echándole una mirada a los alrededores.

¿Cuántas calles y plazas llevan el nombre
De los asesinos de nuestra raza?
¿Cuántos billetes circulan de mano en mano
Llevando impresa la cara de los primeros tiranos?
Si es por dar ejemplos, me faltaría tiempo.

Ahora somos herederos de su sapiencia
Marcamos a fuego las diferencias.

Su triste escuela, nos dejó secuelas...
Nuestro continente dividido como parcela.

Cada país, el pétalo de una flor...
Una flor llamada América.

Que ironía, ustedes fumándose nuestro tabaco
Y pretenden que besemos vuestros zapatos.

Que horrible sarcasmo, les enseñamos a reemplazar vuestros perfumes,
por el baño y aún nos miran como un rebaño.

¿De que les sirvió todo lo robado?, sí al final de cuenta
Su pueblo pobre sabe lo que es vivir en un país subdesarrollado.

No necesitan enviarnos traidores,
En América Latina crecen por montones.

Sin embargo;
No ganaron ayer.

No ganaron hoy día.

No ganaran mañana.

Puño a puño.

Mano a mano.

Ya veremos quien sale ganando.

B.S.M, S.S.S: (Besa Sus Manos a Su Santísima Señoría)

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domingo, 1 de octubre de 2017

Filigranas colombianas: rastros de una orfebrería prehispánica en el registro arqueológico

Fanny Ortiz
fannyortiz997@gmail.com 

"Descubierta tumba más importante América, enviaré detalles..., Alfonso Caso, Arqueólogo". Telegrama de 1932

El trabajo orfebre y metalúrgico de nuestros pasados prehispánicos ha sido reconocido por su valor tácito, no  por el sujeto y cosmo- visión del mundo, representado en una pieza de metal. La filigrana, es un ejemplo de ello. Incluso, en el discurso museográfico actual, es común reseñarla, agregando el apelativo "falsa filigrana", dado que fue lograda por la práctica de fundir el metal en un molde de cera.

Se tiende a pensar que la filigrana llegó a América con los españoles, siendo un legado de la presencia árabe en la península. En este ensayo trataremos de documentar desde el registro arqueológico, antropológico e histórico, la presencia de la técnica de hilar el metal en la América prehispánica, claro, de una forma totalmente manual a manera de trenzado de varios hilos, o imitación a través del molde de cera.

La etapa más romántica y prolija de la arqueología en América, fue a finales del siglo XIX y principios del XX. Es la época de los grandes hallazgos, de las pirámides y tumbas. Se realizaron las expediciones a Macho Pichú, (1911) la exploración de Teotihuacán (1920) y Chichen Itzá (1930), el hallazgo del complejo ceremonial Mixteca (1932). Todo, a lomo de mula, poco presupuesto y una fuerte convicción científica.

Resultado de este momento de la investigación arqueológica, es que hoy sabemos de la organización del trabajo en el pasado prehispánico. No obstante, en Colombia varias situaciones de nuestros antepasados prehispánicos nos pusieron a distancia, de los avances de la antropología física y la arqueología de esta época. La ausencia de escritura y de vestigios arquitectónicos, semejantes a los de Mesoamérica y Perú, son un ejemplo de ello.

Aunque muy orgullosamente tenemos nuestra Teyuna, en el sitio arqueológico conocido como ciudad perdida de los Tayronas, a orillas del rio Buritica, (Magdalena) su hallazgo fue tardío, (1976). Como señala Efraín Sánchez reseñando el libro de Clara Isabel Botero, "(Nuestro) mundo arquitectónico era de guadua, leña y paja". A ello se sumó, el agravante de que la ruta colonizadora siguiera el rumbo del mitológico dorado (en el Perú), centrando todos sus afanes y esfuerzos en la búsqueda del preciado metal.

La arqueología en Colombia, con todo y el espaldarazo de Paul Rivet, responsable de la teoría del poblamiento americano, fue lenta y tuvo sus reveces. Siendo Colombia un país empeñado más en usufructuarse con su pasado y no tanto, en disfrutar de este legado,  pocos son los avances, en cuanto a hallazgos y conservación del patrimonio de la nación.

Haciendo ese tipo de salvedades, trataré de demostrar la existencia de la técnica del hilado de los metales en nuestros pasados prehispánicos, aprovechando la difusión en internet de artículos e informes de la investigación arqueológica de aquella época tan romántica.

Pues bien, la filigrana consiste en tejer diminutos hilos de metal hasta formar una figura. Se tiene evidencia de que la trabajaron en el mundo de la antigüedad etruscos, griegos, egipcios, bizantinos, chinos e indios. En América prehispánica, una de las piezas más conocidas pertenece a la cultura Mixteca. Es el pectoral del dios de la muerte,- Mictlantecuhtlic-,  encontrado en la tumba 7 del monte Albán, por el arqueólogo Alfonso Caso, en 1932.

Como lo manifiesta el telegrama con que inicia este ensayo, se trata del complejo ceremonial,  más grande del mundo prehispánico. Donde reposan varias tumbas, ataviadas de un complejo aguar que denota gran poder en éste y el otro mundo.  En él se aprecia con mucha claridad, el uso del oro en hilo trenzado o torcido con cierta finura, para el acabado de la pieza.


Pectoral del dios de la muerte, Mictlantecuhtlic. Cultura Mixteca. Monte Alban, tumba siete.

En Colombia, la presencia de la filigrana está ampliamente reseñada en los hallazgos de la cultura Zenú. Pero la pieza de orfebrería prehispánica más popular para el común de las personas, tanto porque pasó de mano en mano durante los años 80´s, en el billete de 20 pesos, como porque es la pieza fundacional del museo del oro, es el reconocido poporo Quimbaya, que está sobrepuesto en una base de oro trenzado.


Poporo Quimbaya. Museo del Oro. Bogotá



Cultura Zenú. Museo del Oro. Bogotá.

La orfebrería prehispánica tuvo gran esplendor  por la zona costera del pacífico en áreas comprendidas en los actuales países de Perú, Ecuador y Colombia. En los años 1980 la datación de los mátales por termoluminiscencia ya era practicada. Fue así que se estableció la datación para el oro martillado en la sierra del Perú alrededor de 1500 ac, el oro pertido y la tumbaga en Colombia  al rededor del año 1000 ac, el oro dorado por oxidación en Colombia al rededor del año 400 dc, (Plazas 1984).  

Recientemente la arqueóloga mexicana Martha Cardona, ha documentado las rutas de comercio e intercambio en las zonas auríferas del sur de Ecuador y Perú. Resaltando la influencia en las técnicas de aleación de  la zona sur de Ecuador, sobre el sector arqueológico denominado como occidente de México. Según una fuente histórica citada por Cardona, "La relación de Zacatula" de 1525 relata, que los indios de Zacatula "decían que sus padres y abuelos comerciaban con gente que venía del sur en canoas y que llegaban a permanecer hasta seis meses en el lugar, en espera de un buen tiempo para partir" Seguramente era en esa distancia de tiempo, en el que se trasmitía el conocimiento del manejo y comportamiento de los metales. Esta práctica de encuentros de saberes, me recuerda mucho como los indígenas colombianos hablan del Taiguantisuyo peruano, diciendo,  "taiguantisuyo, donde lo que es mío, también es suyo".

En la época colonial las zonas de explotación aurífera coinciden casi siempre con el complejo aurífero y orfebre prehispánico. Hay que recordar como la leyenda de "el dorado", sigue en últimas las rutas del recurso aurífero aprovechado por los orfebres nativos. La antropologa colombiana Nina de Friedemman, define el complejo orfebre de lo que hoy es Colombia, según elementos comunes tecnicos y estéticos, que aparecen en los hallazgos de los sistemas fluviales de los ríos Cauca y Magdalena. Estos serían, Barbacoas, Guapí, Itminia y Quibdó en la costa pacifica, Santa fé de Antioquia en las inmediaciones del rio Cauca, Zaragoza y el Bagre sobre el río Nechí y Mompós sobre el río Magdalena.

La antropóloga viajó a Barbacoas (Nariño) en 1971, precisamente con la idea de recabar información de tipo etnográfico, que diera cuenta del aporte negro a la orfebrería nativa, al momento del contracto colonial. Aporte que ella no descartaba, surtiera en la técnica de hilar los metales. En dicha visita se encontró en el texto oral como la palabra "churo", con a que se designa la base o soporte para montar la figura de filigrana, era palabra indígena, así como también, "chulco" una planta que según la tradición barbacoana, había servido en otros tiempos para limpiar el cobre.

Veinticuatro años atrás, en 1947 Rivet y Arsandaux, influyentes antropólogos, encontraron esta misma planta entre los indígenas de Esmeraldas al norte de Ecuador, muy cerca al sector arqueológico denominado "La Tolita", identificado así por  el arqueologo Bergsoe, en 1937. Rivet y compañia documentaron el hecho de que las poblaciones indígenas del sureste de Colombia, fueron portadoras del conocimiento orfebre que tuvieron grupos del Ecuador y de la costa del Perú. Además de presentar el hecho como prueba de la supervivencia del coloreo prehispánico, técnica lograda según los cronistas, con el zumo de hiervas mojadas.

Rivet no acuña datos sobre la filigrana, seguramente porque su pretención científica, era contraria a todo lo que tuviera que ver con los santos religiosos y las filigranas, se asociaban con lo sacro occidental.

Hoy en día recibimos el aporte directo de nuestro pasado prehispánico y colonial en la técnica de la filigrana. La cual trabajan artesanos dotados de herramientas modernas como soplete, hilera y laminador. Se pueden encontrar en joyerías, finísimas piezas que rescatan el saber tradicional y popular. Por ejemplo, el pescadito momposino para la prosperidad, la mariposa que evoca sentimientos de libertad, las candongas de medialuna barbacoenses.

En Bogotá a 218 kilómetros del centro esmeraldero más grande del mundo, es fácil encontrar una filigrana adornada con la esmeralda o un laso de filigrana chocoana, sosteniendo la bella esmeralda. 


Candonga barbacoana de oro amarillo, 21 quilates por método tradicional. Tomado de internet



Replica de figura precolombina, en filigrana y esmeralda. Cortesía de Marak, joyas.


Cordón barbacoano con la técnica de filigrana  y dije de esmeralda. Cortesía de Marak, joyas.





Cuando Nina Friedemann, visitó Barbacoas en 1971, el comercio informal de víveres y viandas, se regulaba con la onza de oro, como moneda. La filigrana era conocida y recordados,  los hilitos de las figuras religiosas de la colonia, en particular de muestra señora  de Atocha, patrona de Barbacoas. Envainada y adornada de oro y piedras preciosas.

La antropóloga documentó las técnicas  del desborrare  y coloreo como parte del contacto negro - indígena al momento de la colonización,  presente en la práctica orfebre de Barbacoas (Nariño) para 1971, y parte de la tradición oral de Magdalena y Cauca.

El coloreo es la forma artesanal de bañar piezas metálicas en oro. Esta técnica fue relatada por el frayle Bernardino Sahagún  en la Historia General de las Cosas de Nueva España, escrita en 1558. "Las piezas se colocaban sobre el fuego de la forja, al aire libre y luego  entre un baño de alumbre que se hacía hervir para después de someter la pieza al fuego, bañarla por segunda vez en una mistura de alumbre, sal y tierra fangosa, para enseguida forjarla hasta que luciera brillante". Aunque esta fuente no es concluyente, en cuanto a que nuestros pasados prehispánicos la hubieran conocido antes de la llegada del europeo, recordemos que en 1984 se realizó análisis por termoluminiscencia datando el oro dorado por oxidación en el 400 dc.

La existencia de productos orfebres precolombinos en zonas del sureste de Colombia,  se desprende de hallazgos arqueológicos (Cubillos 1955) de esferillas, fragmentos de hilos (de oro?), y partículas de oro en formas caprichosas  encontradas en basureros precolombinos. Por ejemplo en el sitio de Monte Alto en el municipio de Tumaco.

Para 1971, la filigrana barbacoana era trabajada en talleres manuales y la identidad de la pieza estaba dada por el manejo de la técnica del coloreo, y el trabajo con oro de excelentes calidades. Los churos, curos o caracoles eran reconocidos por el artesano, como el soporte exterior de la pieza de filigrana. La mayor destreza estaba dada en la elaboración del cordón de hilos.  En este momento ya trabajaba el SENA en la organización de una escuela de artesanos.


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Bibliografía

Cardona Martha, 2015. La orfebrería en el occidente de México

Friedemann Nina, 1971. Joyería Barbacoana: artesanía en un complejo orfebre con supervivencias precolombinas.

Plazas de Nieto, 1984. Nueva metodología para la clasificación de la orfebrería prehispánica.


Bueno, eso fue todo. Si te gustó lo que leíste y quieres hacer un apunte, no dudes en escribirlo. Recuerda que si estás en otro país o ciudad y requieres documentación de tipo histórica, mi contacto está iniciando la entrada, ahí me ubicas. Hasta la vista.








jueves, 10 de agosto de 2017

RESGUARDOS INDÍGENAS DEL META Y VICHADA: REDUCTOS DE UNA GANADERIA EXTENSIVA, EN LA REGIÓN.




Fanny Ortiz. 2017
fannyortiz997@gmail.com


Pese a que en la constitución política colombiana (1991), se contempla que los resguardos son inalienables, imprescriptibles e inembargables, es decir, no se pueden ceder, ni vender, ni cambiar su carácter colectivo, se podría pensar que la constitución garantiza la vida y pervivencia socio cultural de la población indígena. Hay que recordar que dichos resguardos se crearon casi treinta años antes de la nueva carta constitucional y siguieron un propósito bien distinto, -al de reconocer la diversidad étnica y cultural-. Se trataba de alivianar la violencia de esa época.

Pues bien, en términos de las realidades de quienes habitan los resguardos, se tiene la sensación de estar muy mal acomodados, como si estuvieran apretados y es cierto. Los resguardos son verdaderos reductos o reducciones como se decía en la colonia, con el agravante, de que no funcionan para regular la vida y producción que quienes allí habitan, ni para llevarlos por el buen camino de la evolución cultural. Están allí, en un estado de indefensión y disminución, pues si bien es cierto, los limites territoriales están claros, la población de indígenas viene disminuyendo y sus problemáticas internas aumentando.

***



Hay que resaltar la diferencia entre los resguardos coloniales y los resguardos constituidos en el siglo XX, como los resguardos de los departamentos del Meta y Vichada. Los primeros, se crearon para regular la vida y producción de los nativos americanos, quienes pasaron a ser súbditos de la corona española y se les relegó a unas pocas tierras, con frecuencia, las peores.

En la Orinoquia, se crearon los resguardos en el siglo XX, para garantizar la pervivencia de los indígenas víctimas de los conflictos de la región.


En el siglo XX, como consecuencia de los conflictos sociales, inicia un proceso de delimitación de reservas y tierras de resguardo, en una especie de reparación por la violencia de esa época. Para esto se aplicó el contenido de la ley 31 de 1967, que reconocía "el derecho de propiedad colectiva o individual a los miembros de poblaciones tradicionalmente ocupadas". La primera propuesta sobre la delimitación de un resguardo, surge de la zona Planas, es decir, después de los conflictos de esta región. Siendo UNUMA el primer resguardo legalmente constituido en 1976.



Hace años tuvimos acceso al informe de trabajo de Alejandro Reyes, abogado contratado por el Ministerio de Gobierno, en 1973, para realizar la delimitación de las tierras de resguardo de la zona Planas, quien amablemente, nos cedió copia de este documento. De éste se infiere que la delimitación de los resguardos, puso como límite, en algunos casos, la presencia del colono y ciertos caños propios del manejo ecológico del  indígena, pero en últimas, primó, el curso que había tomado la ocupación ganadera, la que había replegando a las comunidades de indígenas, a vivir en reductos o arrinconamientos. El resguardo en la Orinoquia, fue producto de esta situación. Al menos, los resguardos del norte del río Vichada que requerían con urgencia de su legalización.



Reyes y su equipo, diferenciaban dos estados en la ocupación de la región de Planas, al norte y sur del río Vichada y sus afluentes. Igualmente, dos problemáticas complejas para las comunidades indígenas. La diferencia entre norte y sur del río Vichada y sus afluentes, estaba dada por la existencia de vías de comunicación y la distancia con puerto Gaitán, Orocué y San José de Ocuné, centros de consumo e intercambio material y cultural, desde épocas pasadas.

Al norte del río Vichada, el avance colonizador y la ocupación ganadera era más aguda, allí el limite estaba prácticamente definido por la presencia de colonos de menor a mayor posesión, es decir, que ya tenían cercas y ganaderías. La única posibilidad para garantizar la pervivencia del indígena -dice el informe-, era ampliar las reservas ya existentes y legalizar de tajo los asentamientos indígenas, como tierras de resguardos. Así se hizo, en Abariba, hoy resguardo Awaliwa, San Rafael, hoy resguardo San Rafael y Domo Planas -Ibibi, hoy resguardo Iwiwi. Además fueron creadas las reservas Walabó, Corocito y Yopalito hoy resguardo WACOYO, por sus siglas. Jerocó, Campo Alegre y Belén en el ángulo que formaba el río Tomo y el caño Weberi, hoy resguardo Weweri, Valdivia, Esmeralda, La Morenita, hoy resguardo Chololobo, Matuto.


Al sur de río Vichada, la presencia de los colonos era menor y la población era mayoritariamente indígena. Se aconsejó englobar en una sola reserva las comunidades de San Juanito y Retiro situadas a orillas del río Teviare hoy resguardo el Tigre. Sobre el mismo río Teviare estaban situadas las comunidades de Uribe, con posesiones en los caños Bojumú, Buenaenajato y Trujillo en Sikuani Jamujamurivá, se recomendó una reserva que englobara estas comunidades, hoy resguardo UNUMA bajo.

En los nacimientos del río Uva, se encontraba la comunidad de Pereira o Boponé, se recomendó una reserva que tuviera como límites los caños Maparrasim, Guayuriene, Jabia y Curisiare hoy resguardo UNUMA alto. Para las comunidades de Santa Cruz o Mabriel, Turpialito, Morichalito y Manacal se recomendó una sola reserva, hoy resguardo Saracure, río Cada. Sobre el río Vichada en su margen sur se encontraba la comunidad de Talabo, Boponó, Palmira, Mamiriba de Piapokos, Retiro de Sikunis, Bogotá, Antonio Rodríguez, Villavicencio y Curicana, se recomendó una reserva para estas comunidades. Por el curso del río Segua, se encontraban las comunidades de Chaparral, Barajaba de Piapokos, Chavia de Piapokos y Cavería.


Los resguardo del Meta y Vichada, sobretodo aquellos que vivieron el avance colonizador de las ganaderías extensivas, entraron en un camino largo de aprisionamiento que los llevo - décadas después- a un estado de indefensión, sobretodo, porque quedaron en connivencia directa, frente al conflicto de la región.

Hoy en día, el curso que ha llevado en proceso de paz entre el gobierno del presidente Santos y la guerrilla de las FARC, ha dispuesto de zonas veredales transitorias, en donde se ubicaran los campamentos de los miembros de la guerrilla que harán entrega de armas, a las comisiones de las Naciones Unidas. Se dispusieron de veredas, es decir, la fracción más pequeña de la estructura administrativa del país, en 23 municipios de 12 departamentos que coinciden con la zona de influencia de las FARC. En el departamento del Meta, se dispuso de la zona 18, (Mapiripan) y en el departamento del Vichada, la zona 21, (Cumaribo). Nosotros preguntamos, ¿Cuál será la afectación para los territorios y las territorialidades indígenas?

BIBLIOGRAFÍA:

Reyes Alejandro y Chiappe Clemencia. 1973. Los Guahibos hoy. Estudio sociológico, jurídico sobre la realidad nacional de los indígenas de la región de Planas. Meta. Informe para el Centro de Desarrollo a la Comunidad. Ministerio de Gobierno. Bogotá.



Bueno, eso fue todo. Si te gustó lo que leíste y quieres hacer un apunte, no dudes en escribirlo. Recuerda que si estás en otro país o ciudad y requieres documentación de tipo histórica, mi contacto está iniciando la entrada, ahí me ubicas. Hasta la vista.

viernes, 30 de junio de 2017

SOY EL CÓNDOR

Fragmento del libro "Colombia, mi abuelo y yo"

En la anterior entrada de este blogger reseñamos el libro de Pilar Lozano: "Colombia, mi abuelo y yo" dada la importancia que tiene para la enseñanza de la geografía física de Colombia. Hoy colgamos un fragmento del mencionado libro, a manera de herramienta pedagógica. En él se describe el sistema montañoso de los Andes, y particularmente los ecosistemas de páramos, tan fundamentales para la humanidad, por ser reserva de agua y nacedero de ríos muy importantes. Esta geografía es contada, melancólicamente, por el señor de los Andes, un cóndor anciano, que en sueños, le habla a papá Sesé.

-Soy el cóndor, el ave reina de los Andes. Todas las aves me respetan. Pero estoy cansado de huir de los hombres. Muchos creen que soy malo, que causo daño al ganado. Casi nunca cazo un ser vivo. Vivo de comer animales muertos.

-Sé que piensas que conozco los Andes y todos sus secretos. Tienes razón. He recorrido una a una sus arrugas. Son profundas, así como las mías...! Ah!, y tengo otro secreto: me gusta escuchar a los hombres sencillos cuando hablan, por eso sé muchas cosas...

-Te voy a contar sobre mis amigos, los indígenas. Ellos son los que más me quieren. Yo también los quiero a ellos. Sobre todo porque me respetan y jamás me atacan. Por eso, los cóndores construimos casi siempre nuestros dormideros en la tierra de los guambianos y paeces del Cauca, en las montañas que rodean el valle de Sibundoy, en el Putumayo. Allí los indígenas inganos se visten como nosotros, con ruanas negras y collares de chaquiras blancas alrededor del cuello. Una vez les escuché decir: "andamos vestidos al estilo cóndor".

-Al norte de Sibundoy hay un gran volcán. Junto a otros seis volcanes y 50 lagunas, forman un hermoso parque. La región es un pequeño paraíso. La montaña parece entapetada con terciopelo verde. Al volcán lo bautizaron los indígenas con el nombre de Puracé, que en su idioma quiere decir "montaña de fuego". Allí nace el río Tan, pero tan accido que lo llaman Vinagre.

-Este parque - también se llama Puracé-, es muy quebrado por lo montañoso. Sé que los colombianos lo estiman mucho, porque allí está el macizo Colombiano, donde nacen cuatro ríos muy importantes: el Magdalena, el Cauca, el Patía y el Caquetá.

-¿Ahora quieres que te hable de mi vida? Cuando estaba pequeño me gustaba volar sobre Nariño. Iba siempre acompañado de dos o tres cóndores niños. !Era muy divertido jugar allí!. La cordillera daba la impresión de estar cubierta de una colcha de retazos. Desde arriba veíamos miles y miles de cuadritos de diferentes colores.

A veces apostábamos a contar cuántos cuadritos tenía cada montaña. Otras jugábamos, desde el aire, algo perecido a la golosa que juegan los niños en las calles. Ahora sé que los campesinos de Nariño son muy pobres y que por eso sólo alcanzan a cultivar retacitos de fique, retacitos de papa y cebada...

-Jugábamos también en el valle de Cocora, en el Quindío. Apostábamos carreras, en el aire, haciendo zigzag en medio de los bosques de palmas de cera. Las palmas son tan altas como un edificio de veinte pisos y tan delgadas y erguidas que parecen flechas lanzadas desde arriba. Con sus penachos le hacen cosquillas al cielo.

-Cuando estoy triste y melancólico, porque los cóndores también somos románticos, vuelo hasta encontrar, en Antioquia, una montaña repleta de orquídeas. ! En un solo árbol hay hasta 45! Es un parque natural, donde en medio del jardín de orquídeas he visto corretear al oso de anteojos. !Pobre, yo sé cómo lo persigue el hombre con sus escopetas!

-Cuando me siento así, romántico, el ruido del agua que cae me hace mucho bien. Entonces cierro mis ojos para escuchar las cascadas.

-Tengo mis caídas de agua preferidas: la cascada del río Sequetá, en Norte de Santander, el salto de Candelas, en la cordillera Oriental, cerca de Sogamoso y, el salto de Tequendama, no lejos de Bogotá.

-Un abuelo de mi abuelo, un cóndor real que media más de tres metros de la punta de un ala a la otra, voló a lo largo de los Andes. Desde la Patagonia hasta Venezuela. De eso hace centenares de años. Él contaba que entonces no existían ciudades en las montañas. Sólo había un pueblo sagrado en el Perú: Machu Picchu, una aldea de piedra construida por los incas.

-En Colombia, hasta hace 50 años, no había más que pueblos y ciudades pequeñas en la región andina. Pero después de 1950 allá abajo, entre las cordilleras, algunos puntos comenzaron a agrandarse. En aquellos tiempos yo los veía como puntos rojos. Era por el color de las tejas de barro de los techos. Luego, los puntos se volvieron grises y ahumados por los edificios y las fábricas. Las más habitadas son: Bogotá, Medellín, Cali, Bucaramanga, Cúcuta, Manizales, Pereira, Armenia, Ibagué, Tunja, Neiva, Palmira.

-Volar sobre la nieve me llena de paz. No sé cuál de los nevados que conozco me gusta más. El Quindío, el Tolima, el Santa Isabel o el Ruíz. Están muy juntos, en la cordillera central. Por eso llaman a esta zona el parque de los nevados. Cerca, hacia el sur, se halla el nevado del Huila.
-! Es tan hermoso ver la cumbre cubierta de nieva! !Hace tanto frío allá arriba! Las gotas de agua en vez de volverse lluvia se convierten en nieve.

-También "correteo" sobre la Sierra Nevada del Cucuy en la cordillera Oriental, en territorio de Boyacá, Casanare y Arauca. Vuelo bien alto y luego bajo en picada sobre cada una de las crestas de nieve. Son 22 en total. Otras veces me miro en sus bellas lagunas. Las hay de muchos colores: azules. Está rodeada de montañas grises salpicadas de escarcha y de frailejones de penacho amarillo.

-Me agrada ver los caminos que los hombres han trazado por esta montaña. Cerca de allí, en el páramo de Pisba, por uno de estos caminos, subieron los llaneros con el ejército libertador a pelear contra las tropas españolas en los campos de Boyacá.

-Algunos días prefiero seguir el camino de los ríos. Si elijo el Magdalena, busco en el macizo colombiano la pequeña laguna del mismo nombre, donde el río nace, y empiezo el vuelo. Al comienzo viajo en medio del páramo y de un estrecho por donde la corriente de agua baja de la montaña. Luego, vuelo sobre los valles fértiles y cultivados del Huila y un poco más allá de Neiva, recostado sobre la cordillera oriental, le echo un vistazo al desierto de la Tatacoa. Bueno, no es un desierto propiamente dicho sino un bosque seco tropical. Es un sitio mágico, de formaciones rojas y grises, donde pocas familias pastorean cabras.

-Más allá de la Dorada, el paisaje cambia. Abunda la selva malsana y pantanosa. En este tramo -el Magdalena medio-, existe un sitio que quiero mucho. Es Cantagallo, pueblo y ciénaga, cerca de Barrancabermeja, ese centro petrolero, lleno de pozos, chimeneas y tanques enormes. En Cantagallo tengo dos amigas secretas. Se llaman Taba y Florentina. Son pescadoras. Ellas no me conocen, ni siquieras me imaginan ... Pero yo las saludo en secreto desde el aire.

-Cuando las veo me detengo y doy vueltas entre las nubes sólo para mirarlas. Me encanta ver como reman en sus canoas y lanzan sus atarrayas, para atrapar los peces de la ciénaga. Nunca me he atrevido a bajar por el pescado que a veces dejan en las orillas. ! Temo asustarlas!

-También me gusta volar sobre el río Patía. Es un río obstinado. Nace en la cordillera Central, en medio de apretadas montañas. Alguien le debió hablar del mar y sólo por conocerlo se atrevió a romper la cordillera Occidental. Así se labró su propio camino hacia el océano: el imponente cañón del Patía.

-Cuando tengo ganas de realizar largas travesías, sobrevuelo la cordillera Oriental. !Es tan larga! Mide 1.200 kilómetros. Paso por los trigales de los valles de Bogotá, Ubaté y Chiquinquirá y por los páramos de Sumpaz y de Pisba. Me llaman muchos la atención los campesinos boyacenses con sus ruanas y sus sombreros y, las largas trenzas de sus mujeres.

-Ya en territorio de Santander me hundo en el cañón de Chicamocha !el surco más profundo de Colombia! Sólo veo montañas áridas al lado y lado y muchos cactus. Mi viaje termina muy al norte, en la serranía de los Motilones. Allí en medio de la jungla, en pueblitos hechos de cemento y tejas de cinc, viven unos indígenas que hace años fueron grandes guerreros.

-Pero no todos los días del año puedo volar. En los días lluviosos, cuando el cielo está cargado de nueves y no hay vientos que me ayuden a elevarme, me quedo en mi cueva, al lado de los paeces y los inganos.

-Bueno, ya me marcho. Pero antes te contaré otro secreto. ¿Sabes por qué tengo mis alas manchadas de blanco en las puntas?

-Ocurrió hace muchos años... Uno de mis antepasados llevó a un niño de viaje sobre su lomo. Quería mostrarle cómo es el mundo desde arriba. Pero voló tan alto, que llego junto al Sol y el Sol quemó las puntas de sus alas.

viernes, 26 de mayo de 2017

COLOMBIA MI ABUELO Y YO: UNA GEOGRAFÍA CONTADA PARA NIÑOS Y DOCENTES



Autor: Pilar lozano
Ilustraciones: Carlos Riaño
Editorial: Panamericana /1997
Páginas: 175

Fanny Ortiz. 2017

Acaba de cerrar la trigésima versión de la Feria Internacional del Libro de Bogotá, Filbo 2017. Pilar Lozano, fue  invitada especial, por el lanzamiento de su última obra: "Historias de un país invisible", que habla de los niños en el conflicto. También acompañó el evento: Contar Colombia a los más jóvenes,  dedicado a la literatura infantil.


A propósito de ello, quisimos reseñar el libro: "Colombia mi abuelo y yo", publicado en 1997, dada la importancia que tiene para el ámbito escolar. Este libro maravilloso, de narrativa clara, relata las largas conversaciones entre un niño y su abuelo, al tiempo, que observan el mapa de Colombia. Pilar Lozano, incursionó en la literatura infantil, con este libro, gracias a que recorrió su país a profundidad y lo conoció de primera mano, en su labor como periodista. El relato es escueto, bien documentado, de lenguaje sencillo y creativo.



"Colombia, mi abuelo y yo", es un libro escrito para niños -y muy recomendado para docentes-, pues  es el resultado de la reflexión, acerca de cómo le hubiera gustado aprender las ciencias sociales, a su autora.

"Colombia, mi abuelo y yo", es el relato de un niño, que al ver un viejo baúl, recuerda los más bellos momentos de su infancia y la figura de su abuelo, Papá Sesé, quien le enseñó la geografía de Colombia, observando un mapa y leyendo anotaciones, juiciosamente pegadas en un viejo globo terráqueo.

De la mano de Papá Sesé y su forma particular de explicar, logra despertar en el niño, la curiosidad. Para esto Papá Sesé, aprovecha escenarios cotidianos, como el patio de la casa, unas vacaciones, un camino, la parada de la ruta escolar. 

Una noche despejada, por ejemplo, se convierte, en la mejor excusa para preguntarse por mundo del universo. Tal como lo hicieran los astrónomos del pasado. Observando la magnitud del firmamento, papá Sesé y su nieto van comprendiendo el universo como un espacio explicable y entendible. 

“Poco a poco, el telescopio, los libros y mi abuelo me ayudaron a entender mejor el universo. Pronto comprendí que es un espacio inmenso y oscuro por donde viajan a millones de kilómetros por hora las galaxias, dando vueltas sobre sí mismas como si fueran remolinos”.

Pilar Lozano, nos invita con su libro, a embarcarnos por ésta aventura de fantasías, que es la infancia. Para trasladar las ciencias sociales a este mundo, nos ofrece grandes posibilidades, entre ellas, la pedagogía del ejemplo. Usando un lenguaje asertivo y sencillo, se explican fenómenos  científicos, tales como, la rotación y traslación de los planetas, los husos horarios, los paralelos y los meridianos. A partir de ejemplos, se atrapa la atención del niño y se le lleva de una forma agradable, por otra aventura; la del conocimiento.

Es así, que se relata, cómo papá Sesé enseña a su nieto, qué son los paralelos y meridianos, a través de un juego, en el que se buscan las direcciones de los países. La carrera sería el Ecuador y empezaría con el número cero y la calle, Greenwich. Las capas atmosféricas, las explicaría, con una analogía muy particular, la del colchón: entre más abajo, más calor, pues hay más capas atmosféricas, "Es como si tuviéramos más cobijas encima”, explicaba el abuelo.

Tal como lo haría un docente en un salón de clase, una vez situado, en un concepto científico, Papá Sesé, traslada el objeto de la narración, de la explicación, del conocimiento, a contar a su nieto, cómo es Colombia, con toda su extensión, riquezas, sabores, colores y por supuesto, su forma física, "Colombia parece una estrella de cinco puntas, chueca y mal dibujada".

De tal forma, aparece esa Colombia de dos océanos, de fronteras en la selva, en el llano y en el mar,  de islas, cayos y moronas, de lugares sagrados y únicos. Se va descubriendo esa Colombia multiétnica y multicultural.

Aparece un Roncador y Quita Sueño, llamado así, por piratas y corsarios, que en su tráfico nocturno, tejían leyendas de espantos y de sustos,  allá, en San Andrés y Providencia, donde se habla inglés y los más ancianos bailan polka y chotis.

Aparece el páramo más grande del mundo, sitio sagrado y de vital importancia, pues es una máquina, que produce agua. Diversidad de ríos, unos negros, otros claros, unos trajinados por el comercio de años, otros casi puros y poco explorados, unos anémicos y otros muy fuertes, unos llenos de magia,  que aparecen y desaparecen.

Diversidad de climas, pues gozamos de una posición geo estratégica, privilegiada. Una cordillera que nace en la tierra de fuego y se entrenza en nuestro territorio, es contada, melancólicamente, por el señor de los andes, un cóndor anciano, que en sueños, le habla a Papá Sesé.

Y por supuesto nuestra identidad étnica-cultural, tan diversa y tan única a la vez. Lugares mágicos,  de ensueño, ataviados, engalanados, con colores, ofrecidos por nuestra madre naturaleza. Pueblos montados sobre estacas. Sitios bautizados en honor a una extraña posición geográfica, -Sal si puedes, así llaman al aeropuerto de Bahía Solano-. Islas que son verdaderos laboratorios de biodiversidad. Personas con la piel tostada por el sol, de ojos melancólicos y manos duras, como si llevaran tallada la historia de la esclavitud.

Personajes misteriosos. Palabras insospechadas. Atuendos coloridos, oscuros, serenos. Comidas riquísimas. Pero por sobre todo, personas muy distintas, niños poliglotas, escuelas en donde el idioma oficial no es el español. Saberes incuestionables.

En fin, es un maravilloso libro de necesaria circulación en el ámbito escolar.

FIN

Anexo

Carta de papá Sesé

Muchos ríos de Colombia están enfermos, algunos de gravedad. Cada día parecen más flacos y débiles. De seguir así, terminarán siendo simples hilitos de agua. Sólo los árboles los pueden salvar, pues son los encargados de recoger el agua para alimentarlos. ¡Pero los hombres tumban y tumban bosques sin piedad¡
Si en Colombia continúan derribando los bosques, mis biznietos no conocerán ni un río, ni una quebrada, ni una laguna. Etiopia, hace apenas setenta años, era un gran bosque; hoy es un inmenso desierto donde la gente se muere de sed.
Por esto me encanta ver a los niños de Quizgó, un resguardo indígena encaramado en las montañas del Cauca. Cuando salen de la escuela corren a buscar "ojitos de agua", así llaman a los nacimientos de gua. Para que estos "crezcan" y formen quebradas y ríos, siembran al rededor muchas plantas, entre ellas una llamada "alegría". Estos pequeños saben también "sembrar agua", donde no hay: hacen un hueco y lo rellenan con agua de río, luego lo rodean de alegrías.


TEJIENDO SABERES

En 1/8 de cartón cartulina dibuja los siguientes ejemplos:

Ejemplo 1. Si jugamos que el sol es un balón de un metro de ancho, la tierra seria como una alverja, si el sol fuera ese balón y la tierra la alverja, la distancia entre uno y otro sería como de una cuadra. Mercurio tan pequeñito como una cabeza de alfiler y venus representado por otra alverja. Para colocar a Neptuno hubiera tocado caminar cincuenta cuadras y sería un pequeño limón.

Ejemplo 2. El universo es como una feria mecánica donde todo está en permanente movimiento.

Ejemplo 3. Piensa en un platillo volador, de esos que aparecen en las películas de guerras intergalácticas. Se mueve a gran velocidad girando y girando. Ese platillo es la galaxia. Ahora imagina que en un rincón del platillo hay un trompo. Esa es la tierra. Mientras gira sobre sí misma, como cualquier trompo, también da vueltas alrededor de un punto. Pues bien, los terrícolas viajamos siempre en el trompo y a la vez, en el platillo volador.


Escribe una carta a papá Sesé  en donde muestres tu compromiso en la conservación del medio ambiente.


Bueno, eso fue todo. Si te gustó lo que leíste y quieres hacer un apunte, no dudes en escribirlo. Recuerda que si estás en otro país o ciudad y requieres documentación de tipo histórica, mi contacto está iniciando la entrada, ahí me ubicas. Hasta la vista.



jueves, 27 de abril de 2017

LA OCUPACIÓN DE LAS SABANAS DE LOS LLANOS ORIENTALES: UN CONFLICTO RECURRENTE

Fanny Ortiz. 2017
fannyortiz997@gmail.com

Este ensayo es un intento por aproximarse a la raíz del conflicto y la tensión interétnica entre llaneros, colonos e indígenas, de los llanos Orientales. En primera instancia por la sedentarización que acompañaba el acto de fundar o de establecerse en un hato ganadero, el cual, restringía al indígena del uso ecológico de la mata de monte y en segunda instancia, como consecuencia de la explotación desmedida de recursos naturales como el caucho, que a finales del siglo XIX, junto con el desarrollo de una ganadería extensiva, arrinconaba y restringía del uso de las sabanas comunales a indígenas, llaneros y colonos, lo que llevo al conflicto y tratos crueles.

 HATEROS, VAQUEROS, VEGUEROS E INDÍGENAS: GENTE DE TRABAJO LLANO

Aunque el indígena no gustaba del contacto con las manadas de ganado cimarrón y le era común perseguir y alejar a los semovientes que se acercaban a los linderos de sus caseríos, el indígena aprendió el pastoreo de los rebaños, gracias a que los jesuitas impusieron el trabajo de llano a las poblaciones cristianizadas y evangelizadas.

Con la expulsión de los jesuitas, después de 1767, los hatos fueron poco a poco apropiados por quienes antes se encontraban en situación de sometimiento a la hacienda. Ya aculturados, cristianizados y semisedentarios, los llaneros, una mezcla entre indígena, afrodescendiente y blanco, se dieron a la administración de sus propios rebaños.

El indígena originario, ahora más liberto y sin el yugo del cura evangelizador, compite por el usufructúo del ganado cimarrón. La llanerización del indígena, se expresa principalmente con la  semisedentarización, que acompaña el acto de fundar y el dominio del caballo, que lo aprendió en los hatos de misión y lo incorporó como medio de subsistencia, hasta que se hizo vaquero. (Romero María: 1993)

El vaquero traslada elementos socio culturales del mundo e imaginario propio del indígena, un ejemplo de ello, es el coleo, muy típico de los vaqueros de  llano, que consistía en derribar aquellos bovinos que se apartaban del rebaño. En el siglo XVIII, era ya una práctica propia del trabajo llano y de manera jocosa,  media la destreza del vaquero.  Como se aprecia en la obra de Riu, pintor de la expedición corográfica, el rodeo en los llanos era una actividad en la que se había incorporado el uso de la lanza, propia del indígena. 

Un rodeo en los llanos. Grabado de Riu. Biblioteca Nacional

Lo que pasó con la expulsión de los jesuitas, es que las ganaderías de los llanos, paulatinamente se van convirtiendo en la forma de sustento de una amalgama social que ya era natural de los llanos, pero también de una poblaciones foránea. Como lo observara el naturalista y geógrafo Alejandro de Humboldt, en el siglo XVIII, “blancos, libres y mestizos de todos los colores" que habían estableciendo sus hatos, fundos y haciendas… y esclavos y libertos que, huyendo de la persecución y de la esclavitud, escapaban hacia las llanuras que "[...] deshabitadas, pero pululantes de rebaños, les brindan refugio y manutención". (Gómez Augusto, Molina Nathaly, Suárez Carolina: 2011)

Esta forma de apropiación territorial no es otra sino el hato llanero, término que hace referencia a una extensión de tierra sin cerca, en donde pastan una cantidad significativa de semovientes, con la marca del respectivo hatero, o dueño del hato.

El hato llanero condiciona necesariamente la sedentarización del hatero. Un cuadro costumbrista del acto de fundar lo muestra el ingeniero Emiliano Restrepo, célebre por el trazado de la carretera Bogotá – Villavicencio, que aunque fue abierta el 1936, sigue las recomendaciones dadas en su libro. El acto de fundar, es como bien lo describiera en su obra:



“El criador que pretende hacer una fundación, elige una zona de sabana cualquiera, que no esté ocupada por otro ganadero y que regularmente es baldía. Señala a caprichoso los límites de la nueva fundación, los cuales son ordinariamente caños y fajas de bosques y los hace conocer de sus más inmediatos vecinos, quienes los aceptan y respetan religiosamente….

Señalada la sabana, se procede a la construcción de las habitaciones, eligiéndose al efecto una localidad seca e inmediata a un caño o corriente de agua potable….

Al mismo tiempo que se han estado construyendo las habitaciones y los corrales, se han ido haciendo quemas en las sabanas, a intervalo de diez días, para destruir la paja alta y madura que es poco apetecida por el ganado, a fin de que brote en el mismo orden de sucesión, el retoño que aquel devora con avidez.

Así preparada las cosas, conduce el ganadero su rebaño a la sabana elegida y lo pone al cuidado de tres o cuatro vaqueros a caballo, que permanecen rodeándolo durante el día y que lo conducen a la caída del sol al corral de reducción, esta operación es la que se denomina en el llano con el nombre especial de pastoreo y es, al propio tiempo que indispensable, la más fatigosa para el criador y la que más gasto le causa….

El objeto del pastoreo es aquerenciar el ganado a la sabana elegida, hasta lograr que olvide aquella de donde se le trajo. ….

Para un hato de quinientas cabezas de ganado, basta el criador, dos peones, una cocinera, función que desempeña frecuentemente la mujer del dueño del hato y cinco o seis mulas o bestias caballares”.  (Restrepo Emiliano: Una excursión al territorio de San Martín en diciembre de 1869: 1957)



Algo fundamental en la obra, es que muestra el camino de la instalación de esa ganadería extensiva, -propia de las sabanas del Meta- y que fue impulsada por las campañas de extracción de las últimas décadas del siglo XIX, no en vano, Emiliano Restrepo, fue abanderado de la explotación de sarrapia, caucho, cacao silvestre y maderas, para en últimas fundar su prominente ganadería en las sabanas de San Martín. (Meta)

El hato llanero se consolido como una estructura de poder basado en las relaciones de trabajo de llano. En Arauca y Casanare, sobrevivió hasta bien entrado el siglo XIX la hacienda tradicional llanera a la usanza de los jesuitas. Es decir, sostenida por medio de una red de relaciones laborales basada en la sujeción por lealtad entre hateros, quienes respetaban la marca del semoviente, como una condición a la propiedad privada. Aquí no era importante el número de hectáreas que se poseían, sino el número de reses que se levantaban.

La estructura socio administrativa del hato llanero, en orden de importancia sería así: hatero, encargado de hato, caporal, caballicero, vaqueros, peones, cocinera, veguero y mensual.

Los vaqueros son los típicos llaneros o centauros. Sé toman la libertad de trabajar en el hato que prefieran, si así lo quieren, pero nunca se fundan y tampoco aspiran a ello. La libertad del llanero es la herencia nómada de su pasado indígena, lo cual, le ha permitido no sujetarse de ninguna manera al dueño del hato. El trabajo llano, que es la selección del ganado para engorde y venta, las marcas y el amanse de potros, son funciones del vaquero.

Becerros, vegueros o peones de sabana, en la época de trabajo llano son requeridos en el hato para reparar cercas, ordeñar y otras labores. La relación con el dueño de hato, comienza por medio de endeudes, así quedan sujetos de forma permanente. El dueño de hato, los obliga a fundar al lado de un caño o cualquier nacedero de agua, para que críen o levanten cierto número de reses recién paridas, aprovechando la existencia de sabanas comunales, pero se les restringe al uso de la mata de monte, aspecto que caracterizó, el conflicto agrario llanero durante el siglo XIX y parte del XX.

De la relación entre vegueros e indígenas, el primero aprendió a mantener el conuco para su propia subsistencia, algunos productos del conuco, los ceden por obligación al hato. Es la aspiración de cada hatero, sujetar a indígenas, vegueros o cualquier otro pobre a prestar servicio en el del hato. El derecho de opción, por el cual, se estableció la unidad de intereses respecto del uso de aguas y pastos para ganados, atajos de caballos, lo mismo, que la pertenecía de animales que se encuentran sin marca en las diferentes sabanas, se hizo vedado a peones y vegueros hasta la revolución del llano.

Provincia del Casanare. Llaneros herrando ganado y recortándole las orejas. 
Lamina 25. Fondo: Comisión Corográfica. Biblioteca Nacional

Otra cosa pasa por las sabanas del Meta a finales del siglo XIX, pues este territorio se empieza a vincular como área comercial, para la explotación de quina, sarrapia y caucho. Con ello llega la ganadería extensiva,  propiciada por hacendados ausentistas, para quienes si es importante la propiedad privada. Paulatinamente van apareciendo las cercas y la tensión intercultural entre colonos, llaneros e indígenas. Esta tensión es favorecida por propietarios ausentistas, que a bien, han sido recientemente caracterizados como geófagos o devoradores de tierra. (Gómez Augusto, Molina Nathaly, Suárez Carolina: 2011)


Solo a partir del siglo XIX, dentro de un contexto de avance de una economía capitalista y de fomento de un mercado de tierras, acompañados estos de los procesos de concesión y titulación de "baldíos" y de "bosques nacionales", extensas áreas de los Llanos, especialmente de bancos y médanos, fueron objeto de especulación y de apropiación. Esto dio lugar a largos pleitos judiciales y a conflictos locales y regionales en los cuales los llaneros y los colonos espontáneos, poseedores de buena fe, pero sin recursos económicos, sin influencias y generalmente ignorantes de la legislación, fueron vulnerables frente a los especuladores de tierra, los "geófagos". La práctica de establecer cercas con alambre de púa, iniciada a finales del siglo XIX, contribuyó aún más a excluir del usufructo de las sabanas a los llaneros mismos y a esos colonos, "pobres de solemnidad", que pretendieron establecer allí sus "fundos".


Estos propietarios y sus gamonales llegados desde el altiplano, negaron el derecho de opción, un derecho colectivo  y consuetudinario. Haciendo diferencia entre unas y otras vacas, según la pertenencia al hato y demarcando la extensión del territorio, según la cantidad de reses que se poseía. Reses que antaño pastaban en las sabanas comunales o de uso colectivo. Fue así, que se empezó a negar el derecho de opción a indígenas, vegueros y después, a los campesinos que llegaron desplazados por la violencia de los años 1950. (Barbosa Reinaldo: 1992)

Estos abusos fueron rechazados durante la guerra del llano, o la revolución que dirigió Guadalupe Salcedo. La defensa del derecho de opción, fue la base ideológica de este movimiento. Una cosa parecida al abuso que los gamonales hacían del derecho de opción, fueron las políticas de rehabilitación del llano, en donde, se daba pie a que los grandes propietarios, privatizaran las sabanas, con el uso de cercas.

HACENDADOS, EMPRESARIOS Y COLONOS: GENTE DE LOS ANDES

Como vemos, la región de la Orinoquia se caracterizó desde las últimas décadas del siglo XIX, por el ejercicio de una economía de extracción, relacionada con una forma de ver el territorio, como región de frontera, ausente de participación económica. (Fajardo Darío: 1989)

De tal forma, se abrió paso entre las estructuras de administración local, algo que ya era constante entre quienes avanzaban con la extracción desmedida de recursos naturales: la ley de las fronteras. Donde el Estado colonial no logró instalar proyectos de colonización, se definió el territorio y sus actores como ausentes o baldíos, para mostrar con ello un espíritu insumiso y un medio hostil, al que había que explotar de cualquier forma. (Fajardo Darío: 1989)

De ese período, se generó una legislación para regir los territorios baldíos o ausentes, basada en la concesión a extranjeros y la adjudicación a nacionales, por medio de bonos de deuda pública. Por las sabanas de Arauca y Casanare, llegaron nuevos propietarios, ex militares de la guerra de los mil días, a quienes se otorgaron predios de hasta mil hectáreas. (Giraldo Ladrón. 1981)

Desde mediados del siglo XIX, empresarios y comerciantes, empiezan a instalarse abusando de la compra de tierras o despojando violentamente a llaneros e indígenas. La compañía de Colombia de la firma Uribe & Herrera, ocupó las selvas y sabanas del Ariari. Habían conseguido una concesión de noventa mil hectáreas, desde el valle del Ariari-Guejar, al valle del Magdalena. Fundaron los pueblos de Uribe (Meta) y Colombia (Huila) y construyeron entre ambas poblaciones, un camino para sacar el ganado de los llanos, balata y quina del piedemonte, café y cacao de la zona templada. (Molano Alfredo. 1988)

Las trochas abiertas por los vecinos de San Martin hacia finales del siglo XIX, sirvieron para las explotaciones petroleras de 1920, posteriormente para un carreteadle que la Rubber Development Company, se comprometió a construir entre Acacias (Meta) y Calamar (Vaupés) esto, a cambio de la concesión hecha por el gobierno de Eduardo Santos, para explorar el caucho en el Vaupés. Con la construcción de la trocha de la Rubber, la ocupación campesina del piedemonte, entre los ríos Guayiribia y Humadea se aceleró. (Molano Alfredo. 1988)

El imaginario frente a la territorialidad no cambió mucho después del conflicto de los años 1950. La respuesta del Estado a través de una posible reforma agraria, fue la misma. En el Sarare y el área del Guejar, los programas que pretendían dar curso a la ley 135 o ley de reforma agraria, estuvieron dirigidos a empresarios de tipo agrario y la gran mayoría de los campesinos, llegaban de forma espontánea y sin incorporarse a dichos programas, de tal forma, se ocupan territorios ancestrales y se genera tensión entre colonos, llaneros e indígenas.

Para dar un ejemplo; al departamento del Gaviare empiezan a llegar campesinos del interior, sobrevivientes de la guerra de los llanos o excombatientes de las guerrillas al interior del país. Fueron cientos de hombres y mujeres, que fundaron en las márgenes del Ariari y del alto Guaviare y sobre la tocha entre San José y Calamar, dando origen a una ocupación agrícola campesina. Es el mismo sitio que se hizo famoso por el tigrilleo y la caza indiscriminada de jaguares, venados, micos, panteras, caimanes y babillas. Alfredo Molano dice que fue el entremés de la fiebre del caucho. (Molano Alfredo. 1988)

Bibliografía

Barbosa E, Reinaldo. 1992. Guadalupe y sus centauros. Memoria de la insurrección llanera. CEREC-IEPRI, Editores. Bogotá.

Fajardo Darío: 1998. Colombia Orinoco. Fondo FEN, Edit. Bogotá.

Giraldo D, Ladrón L: 1981. Desarrollo y colonización. El caso colombiano. Universidad Santo Tomas, Edit. Bogotá.

Gómez Augusto: 1991. Indios, colonos y conflictos: una historia regional de los llanos orientales. 1870- 1970. Siglo XXI, Edit. Bogotá.

Gómez Augusto, Molina Nathaly, Suárez Carolina: 2011. Vichada: éxodo y etnocidio indígena; el avance de la ganadería extensiva y de la colonización. En: Revista, Maguaré.

Molano Alfredo: 1988. Aguas abajo. Memorias de un viaje por los ríos Guaviare y Vichada hecho en 1988. En honor al padre José de Calazán Vela. Fondo de Cultura Cafetero, Edit. Bogotá.

Restrepo E, Emiliano: 1956. Una excursión al territorio de San Martin en diciembre de 1869. Imprenta de M. Rivas, Edit. Bogotá.

Romero María Eugenia: 1993. Achagua. En: Geografía Humana de Colombia. Región de la Orinoquia. Instituto Colombiano de Cultura Hispánica, Edit. Volumen I. Tomo III. Colección: Quinto centenario. Bogotá.



TEJIENDO SABERES

Contesta en tu cuaderno las siguientes preguntas:

1             ¿A qué se refiere el texto con llanerización?
2             ¿A qué se refiere el texto con hato llanero?
3             ¿Qué sectores sociales confluyen en la ocupación de los Llanos Orientales?
4             ¿En qué consistía el derecho de opción en los Llanos Orientales?
                              

Investiga:

¿En qué consistió la expedición corográfica y quiénes fueron sus principales representantes?

¿En qué consistió la revolución de las guerrillas liberales del llano y quiénes fueron sus principales representantes?

¿En qué consistió la rehabilitación del llano y quienes fueron sus principales promotores?



Bueno, eso fue todo. Si te gustó lo que leíste y quieres hacer un apunte, no dudes en escribirlo. Recuerda que si estás en otro país o ciudad y requieres documentación de tipo histórica, mi contacto está iniciando la entrada, ahí me ubicas. Hasta la vista.

El mercado. (Cuento)