martes, 27 de diciembre de 2016

NACIMIENTO DE LA ORGANIZACIÓN INDÍGENA UNUMA

Fanny Ortiz. 2016
fannyortiz997@gmail.com

El pasado mes de octubre se reunieron en el colegio Claretiano de Bosa, en la ciudad de Bogotá, más de cuatro mil quinientos  indígenas de todo el país, reunidos en su IX  Congreso. Como cosa particular, denominaron el 12 de octubre, como el “Día de la Resistencia”, aportando a la gran movilización de otros sectores, promovida bajo el lema, "Para que florezca la paz, ¡Acuerdo Ya!".

Desde la localidad de Bosa, los indígenas se trasladarán hasta la Universidad Nacional, donde se unieron con miles de estudiantes, en  una multitudinaria marcha que llegó hasta la plaza de Bolívar, en el centro de la ciudad.

A propósito de la marcha y del tema que por estos días se discute,  "la paz", quisiera resaltar, que los pueblos indígenas, junto a nuestra población afrodescendiente y los sectores campesinos, son quienes más han padecido los flagelos del conflicto en Colombia. Y la marcha habla bien de lo que han tenido que hacer, quizás hayan sido, quienes más resistencia han mostrado y de múltiples formas. Los indígenas del llano no hacen la excepción,  es bien conocido su estado de indefensión, de acorralamiento, pero también su capacidad de pervivencia en sus territorios.

Para este número del blogger he querido indagar  entre documentos viejos y cosas de reciente edición, para escribir sobre lo que fuera el nacimiento de la Organización Indígena UNUMA y la influencia que pudo haber tenido las luchas de los indígenas del  Cauca de la década de 1970, pues considero allí radica la fortaleza del Movimiento Indígena Nacional. Todo esto, pensado como un aporte a sus procesos internos,  al fortalecimiento como organización y por que no, a la discusión que seguramente tendrán que dar en la región sobre el tema delicado de salud y niñez.


Manuel Quintín Lame. Detenido con algunos de sus hombres. Popayán, junio 10 de 1916

El UNUMA, palabra que significa trabajo común, fue una de las primeras organizaciones regionales indígenas conformadas en Colombia. Fue una respuesta a la situación vivida en el río Planas por el conflicto entre indígenas y colonos, entre 1968 y 1969.

Lo que pasó en esa época, fue que se formó una cooperativa indígena para producir arroz y esto lesiono directamente los intereses de los colonos más ricos.

Aunque su base popular estaba formada por la población de  indígenas Sikuani, la junta fue una iniciativa liderada por Rafael Jaramillo Ulloa, quien había llegado a Planas siendo funcionario del Ministerio de Salud. Poco después trabajó con el Instituto Nacional de Abastecimiento, donde logró créditos para una cooperativa, también fue inspector de policía.

Trabajando en la cooperativa recibió señalamientos por parte de los comerciantes de la región, quienes lo tildaron de comunista, lo que llevó a que varias veces fuera apresado en la ciudad de Villavicencio. 

Con este acontecimiento inicia la persecución contra Jaramillo, la que rápidamente pasó a ser hostigamiento contra los miembros de la cooperativa y  más tarde desencadenó en conflicto, entre los colonos e indígenas de la región.

Pero lo que estaba de fondo en el hostigamiento contra los indígenas no era la organización de una cooperativa, sino el hecho de que los indígenas pasaran de ser explotados de las plantaciones de arroz, a tener tierra de su propiedad y sacar beneficio de ello. Fue Rafael Jaramillo Ulloa, quien empezó la delimitación de la reserva en Planas, lo que hoy se conoce como el resguardo de San Rafael de Planas.

El origen de UNUMA se encuentra en la organización de los Sikuani en la Junta Administradora Local de Planas, que además de organizar la cooperativa con más de ochocientos miembros indígenas y algunos colonos pobres, logró la construcción de una escuela, que funcionaba también como centro de salud.

Pero nuestra pregunta es sobre la influencia que pudiera tener el movimiento indígena sobre la región, especialmente sobre los indígenas del departamento del Meta y dicho movimiento, se encontraba para entonces en el departamento del Cauca, con la reciente creación del CRIC (Consejo Regional Indígena del Cauca) en 1971. La primera referencia que encontramos y que relaciona a los dos movimientos está en las conclusiones del I Congreso UNUMA, de Camalipe (Meta), en 1977. 

Siendo UNUMA una organización ya conformada, se declara entre otras cosas muy importantes, la necesidad de generar solidaridad con Betulia, Chamíes y Belarcázar, (Caldas). En este punto quisiera detenerme para observar dicha influencia, al menos en sus inicios y de esta forma, poder explicar su presencia en la Organización Nacional Indígena de Colombia, (ONIC) como producto de un camino de organización y lucha, que la constituyó como una de las organizaciones indígenas regionales más sólidas dentro del Movimiento Indígena Nacional.

En el centro de documentación de la (ONIC) reposa un documento escrito en 1974 por Trino Morales, Guillermo Tunubalá y Juan Gregorio Palechor, titulado Historia del Consejo Regional Indígena del Cauca, este documento fue preparado como antesala de lo que sería la X Junta Directiva Nacional de la ANUC, que era la organización de los campesinos. En la mencionada Junta los indígenas del Cauca pondrían la primera semilla de lo que sería el futuro movimiento indígena nacional. Lo que nos interesa  es mirar un poco los alcances que tenía para entonces el CRIC, en su etapa regional, lo que creemos está dado por el hecho, de darse a conocer fuera de lo regional e influenciar la formación de nuevas organizaciones indígenas.

El CRIC, aparece en 1971 como parte de la lucha de los campesinos más pobres, sobre todo los del norte del Cauca, que eran los de El Chiman (Silvia) y Credo (Toribío). Según sus propios líderes  –citados anteriormente en este ensayo- "era la lucha del campesinado más pobre, numeroso y combativo". La parte indígena, heredera directa de Quintín Lame y José Gonzalo Sánchez, el uno arrestado muchas veces y el otro asesinado en 1944.

Esa parte del campesinado pobre característica del Cauca eran los terrazgueros y aparceros, llamados así, porque estaban obligados a pagar terraje, esto quiere decir, que una parte de la producción se quedaba para el terrateniente y esto así, desde la época colonial, pues el terraje se desprende de una de las políticas del imperio español, para aprovecharse de la mano de obra indígena, el llamado quinto real.

Siendo esta la realidad del indígena del Cauca, la primera bandera de lucha es el no pago del terraje, pero más tarde se convertiría en la recuperación de las tierras de resguardo, otra de las figuras coloniales, que sirvió para regular la vida del indígena y lograr su aculturación. Se entiende como en 1971, la Asamblea de Toribío, aprueba una plataforma de lucha en la cual, el primer punto era exigirle al INCORA la expropiación de las haciendas establecidas en tierras de resguardo, tierras que contaban con títulos coloniales, los cuales era preciso encontrar. Esta labor fue realizada por maestros de universidad como Juan Friede, conocido hoy, como el padre de la historia en Colombia.

De esta época de lucha quedan varios triunfos importantes, que se constituiría emblemáticamente como ejemplos, al menos para el UNUMA, si confiamos en su intención solidaria hacia las luchas del Cauca. Hablamos de Chiman, en donde se organizó la cooperativa de Las Delicias, El Credo, que pasó a ser parte del resguardo de Tacueyó y Paniquita de donde surgió la organización de resguardos nuevos, como Cajibío, Morales y Buenos Aires.

Con características socio culturales muy distintas a la lucha de los indígenas del Cauca, ésta fue ejemplarizante e inspiradora para los indígenas del llano. En la III Asamblea del CRIC en Silvia en julio de 1973, se destaca como una de las cosas positivas que a nivel nacional los medios de comunicación oficiales, ahora miraran la situación de los indígenas del Cauca y que a raíz de esto, otras organizaciones quisieran participar. En esta asamblea se cuenta como cosa particular la participación de comisiones indígenas no caucanas. Aunque no se habla de una comisión directamente de los indígenas del Meta, seguramente si la hubo.

El CRIC para entonces, ya designaba personal para ayudar a las organizaciones indígenas de otros departamentos del país, además se difundía la cartilla del CRIC y la Carta Campesina de la ANUC. De la primera no se conocen ejemplares, tal vez, por la represión de la época, pero en torno de estos medios de comunicación se realizaba un trabajo político importante, que seguramente llevó al relacionamiento con otras regiones.

Un año después, en 1974, nació  el periódico Unidad Indígena, como una decisión tomada en la Asamblea Indígena del III congreso de la Asociación Nacional de Usuarios Campesinos, ANUC, en Bogotá, en agosto de 1974. El nombre y el carácter nacional que debía imprimirle a este periódico se deciden entre las delegaciones indígenas de todo el país. Cuenta Jesús María Pérez que “en el III Congreso la comisión indígena se formó espontáneamente, debido al alto número de delegaciones de todo el país” (Nuestra vida ha sido nuestra lucha. Resistencia y Memoria en el Cauca indígena. Centro de Memoria Histórica. 2012).

Para ese año, el equipo de trabajo del reciente periódico Unidad Indígena del CRIC, luego de la Organización Nacional,  estaba conformado por un comité editorial entre personas no indígena e indígenas muy comprometidos y se dividían la edición por zonas, entre ellas, la de llano, que ya existía, pensada para escribir sobre la situación que vivían los indígenas y colonos pobres de los departamentos de Arauca, Casanare, Meta y Vichada. Cuya problemática se había caracterizado como la presión de los colonos por sus tierras, el avance del naciente narcotráfico y las misiones religiosas.

Esta división por zonas pasaba necesariamente por el relacionamiento político con las regiones distintas a la caucana, en la que al menos un miembro del comité editorial, debía tener dicha relación, que le servía,  además, de escribir el artículo  para realizar las entregas.

Aunque muy distintas las situaciones que se vivían en el Cauca y otros departamentos como el Meta, Vichada y Arauca, el inicio de la organización UNUMA estaba fuertemente influenciada de las posiciones defendidas por el CRIC. 

No obstante, la situación era muy distinta, y en varios  aspectos no se estableció con claridad una respuesta acertada a las características de la región. Por ejemplo; la recuperación de tierras de resguardo, que en el Cauca inició bajo la bandera directa de Quintín Lame, es decir, la recuperación de tierras de resguardo que poseían títulos coloniales y con esto, parte fundamental de la lucha era la defensa de la ley 89 de 1890. Aunque rápidamente en el mismo Cauca la lucha se tornara, por la defensa de las tierras de resguardo, así fueran, los recién constituidos a través del INCORA.

En el llano el proceso inició con la delimitación de tierras de reserva y la constitución de los resguardos tuvo la intervención directa de los funcionarios del INCORA, que llevaban a cabo con religiosidad lo consignado en la Ley 135 de 1961, en una especie de reparación por la época de la violencia. Muchos de estos funcionarios estaban comprometidos en la defensa de las tierras indígenas, pero no con la convicción que fue característica del trabajo solidario de quienes acompañaron el nacimiento del CRIC.

Otra diferencia importante es que en el Cauca, el inicio de la lucha indígena surge con la participación de campesinos pobres, pues el indígena en su condición de explotado terrazguero y aparcero, tenía férrea identidad con el campesinado. En el llano no, la ocupación en estos territorios era ocasional y condicionada por las bonanzas de extracción, la característica de los colonos con alguna posesión es que no tenían el deseo de asentamiento permanente y por tanto, poca o ninguna identidad regional habrían logrado. Pero por el otro lado, entre los llaneros, al indígena siempre se le vio a menos, por decir lo mejor, pues fue tratado siempre como irracional, bajo el término peyorativo de guahibo. 

Siendo así las cosas, el UNUMA aparece en 1971, aunque de esto no exista registro alguno, muchos, incluyendo a líderes indígenas, le han atribuido la fundación de la organización a personas no indígenas como Luis Antonio Pérez, estas son solo conjeturas, que se aclararan hasta que la misma organización emprenda el trabajo de reconstruir su propia memoria.

Luis Antonio Pérez, se vinculó con las comunidades de indígenas de Puerto Gaitán en 1971, vinculo que se hizo de forma contratada con la prefectura de Villavicencio, para ser profesor de primaria. Inició esta etapa en Mabriel, trabajó en la preparación de enfermeros indígenas, impulsó programas económicos y estableció la base de una gramática unificada. En 1982, fue nombrado asesor general del programa educativo y coordinador del área de educación en la zona Planas.

También trabajó de la mano con la organización el padre Ignacio González, el cual si marca una diferencia con la participación no indígena en el Cauca, pues tengamos presente, que  la recuperación de tierras liderada por el CRIC, afectaba directamente los intereses de terrateniente y entre ellos la iglesia. Este cura hacia parte de la prefectura apostólica de Villavicencio.

En el llano no trabajó la comunidad claretiana, solidaria de la lucha indígena, como mal lo afirmaran en las conclusiones del I Congreso Indígena UNUMA, cuando dicen “En la creación del UNUMA tuvieron una marcada influencia activistas sociales de izquierda y los padres claretianos”. A mi modo de ver, dio para aceptar sin mayor crítica la participación de la iglesia al interior de la organización indígena, con consecuencias negativas para las comunidades, no solo por la aculturación, sino directamente, sobre la autodeterminación como pueblos.

El padre Ignacio González y Luis Antonio Pérez trabajaron impulsando proyectos. Estos proyectos fueron orientados a resolver las necesidades inmediatas de la población, poniendo en un segundo plano la defensa de las tierras del resguardo UNUMA.

De 1972 a 1976, la organización UNUMA trabaja por la supervivencia física, cultural y social de las comunidades, en dos aspectos: uno, los proyectos que hacen parte del área de educación, salud y producción y dos, la lucha por la defensa de las tierras del resguardo indígena UNUMA. A partir del año 1976, salieron de las comunidades los promotores no indígenas, incluyendo a Luis Antonio Pérez, a causa de señalamientos y hostilidad de los colonos ricos de la región, cuando regresan, continúan con los proyectos a los cuales buscan financiación.

Siendo esta la situación, el I Congreso Indígena UNUMA establece una plataforma de trabajo de seis puntos cardinales así; 1) defensa de la tierra 2) tareas que buscan defender la tierra 3) fortalecimiento de la organización 4) Apoyo con otros sectores como el campesino 5) respeto por la autoridad de los capitanes indígenas 6) Solidaridad con otras organizaciones indígenas. Que en esencia recoge mucho de los planteamientos del CRIC.

En el congreso de Saburra, de 1980, los puntos  que tienen que ver con la producción o el  fortalecimiento del programa económico  del UNUMA, se entienden de una forma bien distinta, pues ese tipo de proyectos estaban siendo gestionados, directamente desde la Prefectura Apostólica de Villavicencio, pero a nombre de la organización.

Después de la cooperativa, los proyectos de tipo productivo y educativo, entran en abierta disputa entre el cura Ignacio González y Luis Antonio Pérez. Situación que es visible en las conclusiones que se aprueban en el II Congreso de la organización, en Saburra en 1980, resumido según los cuatro campos de trabajo así:

1º           Defensa de nuestro derecho a poseer la tierra comunitariamente, base sobre la cual se afirma nuestro acervo cultural.
2ª           Fortalecimiento del programa económico UNUMA, adaptándolo en lo posible a nuestras formas de producción e intercambio cultural.
3º           En el campo educativo, propende porque la educación que se les dé a nuestros hijos, parta fundamentalmente de nuestra forma de vivir.
4º           En el campo de la salud, propende por la formación de enfermeros Sikuani según la medicina occidental, que a la vez se prepara con médicos de nuestra tradición.

A mi modo de ver se estaba reclamando autonomía desde la propia organización. Y no era por capricho, cuando en 1982 la recién constituida ONIC, resalta en sus conclusiones que el proyecto educativo del UNUMA era una experiencia de educación propia similar a la del CRIC, caía en una tremenda equivocación.

El programa educativo de 1982, se desarrolló en las treinta comunidades del resguardo UNUMA y buscó cofinanciamiento del gobierno Suizo, a través de SUISSAID, para la construcción de un internado indígena en Puerto Gaitán. Cosa que se hizo y se logró,  con las nefastas consecuencias en cuanto a la aculturación, pues las comunidades de indígenas, veían como sus hijos les fueron casi que arrebatados, para la enseñanza del idioma español y una educación pobre y de baja calidad. A la muerte de Luis Antonio Pérez en 1985, la ONIC acude en apoyo a la organización UNUMA y asume la coordinación del área de educación.

En 1980, CEBEMO aprueba un rubro de capital para el proyecto Fortalecimiento de las comunidades indígenas organizadas en UNUMA. El proyecto planteaba recoger lo que se venía trabajando desde 1971. Una vez aprobada la financiación, el padre González, decidió gestionar los recursos en su totalidad al programa de desarrollo económico, pues “el fortalecimiento de tal programa, ayuda positivamente al desarrollo de los demás”.  Pero el proyecto económico no era la defensa del resguardo UNUMA, ni su ampliación, eran las empresas agro industriales.

Para el año 1982, la organización indígena UNUMA parece como filial de la ONIC, para representar a los indígenas de los departamentos: Meta, Vichada, Arauca y Casanare. Siendo el programa de trabajo el siguiente:

1º           Defensa de la autonomía indígena
2º           Defensa de la historia, cultura y tradiciones indígenas
3 º          Defensa de los territorios que han sido usurpados.
4º           Impulso de las organizaciones económicas comunitarias
5º           Educación bilingüe y bicultural
6º           Recuperación e impulso de la medicina tradicional
7ª           Defensa de la ley 89 de 1890
8º           Solidaridad con las luchas de los oprimidos y explotados.

En conclusión, se requiere siempre de una lectura muy interna de parte de los líderes indígenas que tenga en cuenta las características propias de la región, a mi modo de ver en Canalipe,  estaba muy en claro, cuando afirmaban: “que tradicionalmente han sido los capitanes la máxima autoridad de nuestras comunidades y esta autoridad debe ser mayor. Las comunidades nos comprometemos a obedecer y respetar más a nuestros capitanes, pues esa es la base de nuestra organización Unuma”, cosa que en adelante difícilmente  encontraremos. Cosa que entre otras, explica porque el estado de indefensión en el que se encuentran los resguardos de la orinoquia colombiana tiene que ver, claro, con factores externos como el conflicto en la región, pero también con la respuesta poco contundente y bien sostenida desde la autonomía de las organizaciones y con la aprobación de sus mayores.    

Bueno, eso fue todo. Si te gustó lo que leíste y quieres hacer un apunte, no dudes en escribirlo. Recuerda que si estás en otro país o ciudad y requieres documentación de tipo histórica, mi contacto está iniciando la entrada, ahí me ubicas. Hasta la vista.


El mercado. (Cuento)